A propósito del escrache sufrido por el psicoanalista y licenciado en Filosofía y docente de la Universidad Nacional de Rosario, Juan Bautista Ritvo, Rosario/12 mantuvo una conversación con él sobre política, feminismo, y sobre las reivindicaciones feministas de la época que sustituyen las banderas de una izquierda alicaída.
‑-Luego del Encuentro de Mujeres que se realizó en Rosario, publicaste una nota en Facebook titulada "El Congreso de Mujeres y la confusión", donde decís que convendría comenzar a hablar sin temor a infringir los límites de la llamada corrección política. La pregunta es ¿Cuál era tu posición sobre lo femenino, en ese momento, para que se haya generado lo que ocurrió? ¿Qué fue lo que disgustó que produjo hasta un escrache con pancartas alusivas a tu persona?
--Creo que hay diversas clases de feminismo. Este feminismo que hay ahora, ligado a cierta agresividad, creo que es producto de cierta confusión pero que también es producto de la época. Gran parte de la combatividad de los sectores explotados se ha eclipsado, no sé por qué, pero se ha eclipsado evidentemente, y su lugar lo han venido a ocupar las mujeres con reivindicaciones, toman las banderas que el proletariado mismo ha dejado caer o sea vienen a ocupar un lugar de sustitución. Eso en primer lugar, lo cual eso en sí mismo no es criticable, es algo descriptible, propio de nuestra época.
‑-Diste algún concepto de la femineidad que provocó toda esta cuestión...
--Lo que decía es preliminar, el problema comienza con la lucha entre el hombre explotador y la mujer explotada, es allí donde comienza una gran confusión porque en realidad hay una relación social entre el hombre y la mujer que es previa a la discriminación de hombres y mujeres. Hacer al hombre responsable de ciertas relaciones sociales que lo exceden es incurrir en una confusión que realmente es lamentable. Es decir, hay reivindicaciones femeninas que son absolutamente legítimas, pero terminan enfrentándose al hombre, ese es el punto y en realidad a un hombre que en realidad no existe, porque ese macho terrible ya no existe, el hombre está en absoluta decadencia, y en todo caso aquellos que asumen y se creen ese macho terrible son débiles mentales que pueden terminar por matar a las mujeres, cosa que está ocurriendo e incrementa la debilidad de los débiles mentales que se vuelven cada vez peor.
Eso por un lado, pero además yo me apoyaba en desarrollos que he hecho en artículos y en libros míos, claro el Facebook es medio chismoso y cuando aparece algo allí, produce un efecto que nunca ha producido la lectura.
-‑¿Cómo ves la intervención en medios como Facebook, al que usás como tribuna?
--Sí, lo uso como tribuna para mostrar que se puede usar al medio de un modo distinto al habitual. Porque Facebook habitualmente es un medio chismoso, por ejemplo vos sacas una fotografía y hay quinientos "me gusta" y publicas un texto teórico y hay veinte "me gusta". Es evidente que la gente tiene una preferencia muy marcada por cosas elementales, pintorescas, agradables que no cuestionan nada de nada, como poner un osito, un nieto.
-‑Además se escribe generalmente para un grupo, como si fueran escritos tipo contraseña...
--Exactamente. Donde está en juego la contraseña y una reducción del lenguaje, no hay un apostar a un lenguaje que pueda abarcar algo más que al grupo de referencia, pero yo creo que esos no son límites del medio en sí mismo, son límites de la cultura. Es por ejemplo mi rechazo completo a los que consideran que internet está destruyendo a la cultura, es un disparate, internet es una herramienta valiosísima.
-‑Respecto al escrache y las pancartas en el momento que tenías que intervenir en una mesa en el Congreso de Psicoanálisis, ¿qué decís?
--Sí, me acusaban de femicida y de misógino, las dos cosas.
--La pregunta es por esa metodología del escrache y su uso actual.
--Esa es una práctica, la descalificación, que ha adoptado cada vez más el movimiento estudiantil con la complicidad de los docentes. Hay una degradación universitaria porque yo creo que los docentes, por lo menos en el área de Humanidades, se han entregado demagógicamente a aceptar cualquier consigna, reclamo, del modo más estúpido posible. Los estudiantes en vez de exigir una mejor calidad teórica o científica reclaman facilidades para rendir las materias de manera que pareciera que el objetivo final fuese ir a retirar el diploma por Secretaría y punto, sin cursado. Se los he dicho directamente a los alumnos. Además, hay un uso abusivo de consignas de izquierda que son fáciles de levantar en esta época porque no tienen ninguna aplicación. Yo quisiera decir aparte y también que hay una confusión entre el plano político y el plano erótico inconsciente, y esto es insistente. Por ejemplo, en el plano político reclamar la igualdad de género me parece perfecto, quizás porque permite suprimir arbitrariedades; pero en el plano erótico reclamar la igualdad produce el movimiento que se está gestando en este momento, de que los hombres se retiran y las mujeres avanzan fálicamente y donde finalmente hay un solo sexo, el fálico.
-‑Además no hay encuentro. ¿No hay en esa actitud un rechazo de lo femenino, un rechazo de aquello mismo que se pretende defender?
--Exactamente, lo suscribo. Pero porque ignoran la diferencia entre los planos: el plano político es muy distinto al plano erótico inconsciente.
-‑En uno de tus escritos de Facebook vos destacabas esa diferencia...
--Y ahí se produjo un escándalo porque no quieren ninguna diferencia, porque se ha configurado una especie de masa donde entra todo, se simplifica todo, entonces los hombres del lado del patriarcalismo hay que hacerlos abdicar, las mujeres con sus principios tienen que triunfar. El tema es que en ese caos hay algo que se pierde que es lo yo llamo una cuestión de método: no se sabe de qué hablan cuando hablan de masculino o femenino. Un psicoanalista sabe de qué habla cuando habla de masculino y/o femenino, desde Freud y Lacan que ha profundizado y rectificado incluso. Cuando hablan de femenino y de masculino parecieran tener una certeza de que hay una esencia positiva de género, cosa que un psicoanalista no puede suscribir, entonces se vuelven fanáticas.
-‑¿Sufriste consecuencias del escrache?
--No, no me afectó, fue tan torpe. Aunque sí me provocó indignación, no por mí. No pueden estar escrachando a alguien que discrepa. Se olvidaron de que los escraches eran para los torturadores y los genocidas. Se ha generalizado el escrache como decir "no me gusta, lo escracho".
*Psicoanalista y Coordinador de Psicología en Rosario 12.