La remontada de los salarios frente a la inflación que prometió en agosto pasado el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no se concretó. El funcionario anticipó en agosto pasado una “goleada” para los ingresos laborales. Los datos hasta noviembre muestran una recuperación de 2,3 por ciento frente al mismo período del año anterior. La tímida mejora es, sin embargo, insuficiente para revertir la retracción experimentada durante el primer año de la gestión de Cambiemos, cuando los ingresos de los trabajadores registrados cayeron 5,3 por ciento. Las estimaciones del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) de la UMET arrojan que la capacidad de compra de los salarios en noviembre fue 4,2 por ciento inferior a la observada en el momento previo al recambio presidencial. A lo largo de los últimos veinticinco meses los trabajadores perdieron así una suma equivalente a 1,44 salarios. Para recomponer el poder adquisitivo cedido en ese lapso, un asalariado que gana 20.000 debería recibir un bono de 28.800 pesos por única vez.
“El aumento de los salarios le va a ganar por goleada a la inflación”, pronosticó el 2 de agosto pasado el titular del Palacio de Hacienda. Durante una entrevista con radio Mitre, Dujovne recurrió a las estadísticas oficiales para anticipar una vigorosa mejora en los ingresos de los trabajadores durante 2017. “Los números del Indec de mayo dicen que los salarios promedio crecen 29,9 por ciento interanual. En ese momento, la inflación era 24 por ciento. Es decir que teníamos un crecimiento del salario real de casi 6 por ciento. En junio ese número va a ser 8 por ciento”, afirmó el funcionario cuya imprecisa aritmética exageraba la mejora. La estimación del economista surgía de la resta entre la suba interanual de los salarios nominales y la tasa de inflación anualizada: 29,9 por ciento menos 24 por ciento. O sea, un incremento de 5,9 puntos porcentuales que representaban una suba del poder adquisitivo de 4,8 por ciento en mayo contra el mismo mes de 2016.
Pero con el paso de los meses la recuperación perdió fuerza. Con las mismas fuentes utilizadas por el funcionario, los salarios arrojaban en octubre una mejora interanual de 4,5 por ciento y en los primeros diez meses registraban una suba promedio de 4,1 por ciento frente al mismo período del año anterior. El desempeño salarial no llegó a una goleada como prometió Dujovne pero ofreció un impulso para la tímida reactivación económica observada en 2017. Sin embargo, la mejora estadística en el nivel de actividad no fue acompañada por un proceso de creación de empleo que permitiera recomponer los puestos perdidos durante la recesión.
Desde el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (Cetyd) de la Unsam explicaron a este diario que “el crecimiento del salario debe ser adecuadamente contextualizado considerando que el año con que se compara es 2016, cuando la capacidad de compra de las remuneraciones se había reducido sensiblemente como resultado de la aceleración inflacionaria. En efecto, durante ese año el poder adquisitivo del salario medio se contrajo en algo más de un 6 por ciento, siendo la mayor reducción de la remuneración real promedio de los últimos 14 años”. La escalada de 2,4 por ciento en diciembre en el Indice de Precios de los Trabajadores elaborado por el IET-UMET (ver aparte) permite estimar que al finalizar el año pasado el salario real formal era 4,2 por ciento inferior al mes previo al recambio presidencial. De acuerdo a esas cifras, el promedio de la caída salarial mensual desde noviembre de 2015 está en 5,8 por ciento.