La dureza extrema del rally Dakar podría suponer que es una prueba solo para hombres, pero esa afirmación nada tiene que ver con la realidad. En esta edición 2018, que transita sus primeras etapas sobre suelo peruano, se anotaron 14 mujeres, de las cuales 13 atravesaron la rampa de largada en Lima, aunque el lunes se produjo el abandono de la argentina Alicia Reina por el incendio de su vehículo. Muchos se preguntan si esta cifra podría incrementarse con la ayuda de la organización, pero eso es poco probable que suceda. “Desde los orígenes del Dakar hay más interés de los hombres por competir que de las chicas”, afirmó Etienne Lavigne, director de la carrera.
“Hay años con más mujeres en competencia y otros que no, pero no por eso vamos a cambiar el formato del Dakar. La realidad también es que en esta disciplina hay menos pilotos mujeres que en otros deportes”, analizó. En ese sentido, la cifra de participación femenina en el Dakar se ha mantenido en los últimos años, lo que es mucho decir ya que en otras especialidades la intervención de mujeres se cuenta con los dedos de una mano.
No corre ninguna en la Fórmula 1, tampoco en el WRC ni en la Fórmula E, solo por mencionar algunas categorías de relevancia fiscalizadas por la Federación Internacional del Automóvil. Mientras que en Estados Unidos, Danica Patrick fue la única que logró trascender con buenos resultados en IndyCar y Nascar, serie de la que se retiró a fines del año pasado.
En cambio, hay muchas chicas en categorías menores o promocionales, aunque les cuesta dar el salto a una división mayor. Pero la participación de las mujeres en el Dakar no queda solo en una anécdota. En 2001, la alemana Jutta Kleinschmidt inscribió su nombre en la lista de ganadores absolutos al imponerse con un Mitsubishi entre los autos; mientras que en 2015 la motociclista española Laia Sanz llegó novena, y logró el mejor resultado para una mujer en las dos ruedas.
La actual piloto del equipo oficial KTM precisamente aportó su visión sobre el tema. “Cada vez hay más mujeres que se dedican al mundo del motor, pero el cambio no se hace de un día para otro. Necesitamos tiempo”, dijo Sanz. En cuatriciclos, la avanzada la lleva la checa Olga Rouckova, debutante absoluta con un Yamaha. “No pienso que el Dakar sea una carrera de hombres, pero sí pienso que desde sus orígenes ha sido dominada por hombres y que eso continúa en la actualidad”, le dijo a la agencia dpa la española Cristina Gutiérrez, que participa por segunda vez de la competencia en la categoría autos.
“Lo cierto también es que cada vez somos más mujeres y las que corremos lo estamos haciendo bien. Una de ellas, sin dudas es Laia (Sanz). Está luchando por estar en el top ten de las motos sin ningún problema. Espero que de aquí a algunos años seamos más mujeres”, añadió Gutiérrez.
“Si el Dakar no fuese para las mujeres, no las dejarían competir, ni tendrían un premio para la mejor clasificada”, agregó el español Nani Roma. “Pienso que es una gran suerte que ellas se animen a correr en esta competencia, pese a que es muy exigente. Y no lo digo porque esté mi esposa compitiendo, sino porque son capaces de lograr buenos resultados como lo demostró Laia (Sanz) en una especialidad en la que se necesita mucha destreza y fuerza”, agregó Roma, que desde hace unos años comparte los campamentos con su esposa Rosa Romero, que corre en motos.
Roma habló antes del inicio de la tercera etapa (Pisco-San Juan de Marcona), en la que sufrió un accidente que le ocasionó un traumatismo cervical que lo dejó fuera de carrera.
Con solo hacer una recorrida por los campamentos dakarianos, es fácil darse cuenta que la presencia femenina no está suscrita a los participantes ya que varias mujeres periodistas y otras que integran el staff de la organización y de varios equipos. Es que en el Dakar, ellas también tienen su lugar.