El sector de las empresas recuperadas crece mientras se achica. Esta es una conclusión –aparentemente– contradictoria que se desprende de la última encuesta sectorial organizada por el programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. El aumento en la cantidad de empresas recuperadas es una respuesta de parte de los trabajadores al cierre de fábricas ante la baja de las ventas, suba de costos y apertura de importaciones. Al mismo tiempo, esos mismos factores, es decir, el deterioro del mercado interno, los sucesivos tarifazos y el ingreso de competencia externa, generaron un fuerte deterioro en la situación económica de las empresas recuperadas, con caída de la producción e interrupción en algunos casos, bajas nominales de los retiros monetarios de los asociados y reducción del nivel de empleo. Además, los trabajadores de las empresas recuperadas fueron blanco de la represión policial.
“Las cooperativas tienen impacto directo de la política económica del Gobierno ante la caída del consumo y la apertura de importaciones (que configura un panorama muy parecido a los ‘90) y el abaratamiento del tipo de cambio que encarece la producción nacional. Esto se conjuga con los brutales tarifazos que multiplican los costos de la producción y vuelven casi imposible enfrentar las nuevas condiciones macroeconómicas”, es el diagnóstico del antropólogo Andrés Ruggeri, director del programa Facultad Abierta.
El informe se basa en una encuesta realizada a finales del año pasado sobre un universo de 73 empresas recuperadas. De ese total, el 80 por ciento registra bajas de producción frente al año previo y el 12 por ciento está directamente sin producción. El informe advierte el impacto sobre los textiles, cerámica, metalúrgicas, curtiembre, gráficas y cristalería. El giro en las condiciones económicas fue particularmente nocivo para el sector de las recuperadas porque se trata de empresas que por lo general se dedican a la producción de bienes para el mercado interno y que suelen arrastrar retrasos tecnológicos. En este estado de las cosas, no hay políticas de Estado para fortalecer al sector.
La caída de la producción tiene consecuencia inmediata sobre los retiros de dinero de los asociados. En un 42 por ciento de las recuperadas encuestadas hubo una reducción nominal de los ingresos de los trabajadores, el 32 por ciento no tuvo cambios y hubo subas en el 15 por ciento de los casos. De cualquiera de las formas, los trabajadores de recuperadas perdieron poder adquisitivo.
En cuanto al empleo, “de los casi 16 mil trabajadores a principios de 2016 hay una disminución neta de 500 puestos de trabajo, a pesar de existir nuevas recuperadas. De hecho, hay 1400 empleos menos comparando solo las existentes hasta 2015. Desde la asunción del macrismo se recuperaron 24 empresas. En esa lista están, entre otras, la textil Atlantis (ex Lavadero Montanati, en Villa Marteli), gráfica El Registro (ex Gráfica Pellerano, en Quilmes), alimentos Galleti (en Santa Fe), la textil Globito Team (ex Línea Globito, ubicada en el barrio de La Paternal), Laboratorios Proin (en el partido de San Martín), Luis Jeannot Sueyro (ex Sanatorio Agos, Gualeguaychú) y la química Rubenico (en el partido de San Martín).
El documento de Facultad Abierta advierte sobre las situaciones de desalojo y represión policial que se verificaron a lo largo de los últimos dos años. Menciona los casos de represión en Pepsico, Artes Gráficas Rioplatense, MAM (Neuquén), el despliegue policial en la textil Globito. “El caso más flagrante de persecución y represión se dio en Acoplados del Oeste, ex Petinari. Tras el veto de la gobernadora María Eugenia Vidal a la ley de expropiación (votada incluso por su propio partido), fueron violentamente desalojados por un gigantesco operativo de 600 policías. Los trabajadores están sometidos a todo tipo de presiones, desde amenazas explícitas hasta un insólito allanamiento en las casas de cuatro de los cinco integrantes del consejo de la cooperativa en horario nocturno”, describe el informe. trabajo.