La primera ministra británica, Theresa May, quien completó ayer la reorganización de su gabinete, destituyó al secretario de Comercio Internacional Mark Garnier, quien se vio envuelto en un escándalo por acusaciones de acoso sexual el año pasado.
El ministro tory, padre de tres, quien de todas forma mantiene su banca en la cámara de los comunes, se enfrentó a una investigación después de que su ex secretaria, Caroline Edmondson, declarara a un diario británico que el funcionario le había dado dinero para comprar dos vibradores en un sex shop y también se había referido a su persona con un lenguaje inapropiado. En otra ocasión, se alega que le dijo: “No irás a ninguna parte, tetas dulces”.
Edmondson afirmó que Garnier le dijo que uno de los juguetes sexuales era para su esposa y el otro para una asistente femenina en su circunscripción de West Midlands. Garnier admitió que los incidentes tuvieron lugar, y dijo en el periódico del domingo: “No voy a ser deshonesto. Tendré que aceptar la trompada en la mandíbula”.
Garnier, además, expresó ayer en una publicación de Twitter que estaba “muy triste” por haber perdido su trabajo, pero que estaba “deseoso de apoyar a la primera ministra desde los escaños”. El funcionario admitió los hechos pero negó que el incidente ocurrido en 2010 constituyese acoso sexual, argumentando que los juguetes sexuales se compraron después de un almuerzo navideño y que la “tienda de vibradores estaba muy divertida”. Dijo que su comentario hacia la secretaria fue parte de “una conversación divertida” sobre el programa de televisión Gavin And Stacey. Luego una comisión de investigación determinó que el político conservador no infringió las normas y lo absolvió de su comportamiento.
El funcionario es parte de una renovación que inició ayer la primera ministra británica en diversas secretarías de Estado y cargos intermedios del Gobierno. No obstante, May dejó en sus puestos a los ministros más importantes del Ejecutivo, entre ellos los titulares de Economía, Philip Hammond, de Exteriores, Boris Johnson, y David Davis, principal negociador del Brexit.
Según un portavoz oficial, la líder conservadora tiene como objetivo “formar el equipo adecuado para afrontar los retos que afronta el país, ya sea respecto la vivienda, los estándares educativos o el sistema nacional de salud”. Según la prensa británica, con estos cambios May también busca evitar la desestabilización de un gobierno dividido sobre el tipo de acuerdo que el Reino Unido debería tener con Bruselas cuando se reanude este mes la segunda fase de negociaciones.
La renovación de parte de su gabinete fue duramente criticada por el líder laborista Jeremy Corbyn, quien acusó a May de utilizar la reorganización para “esquivar los problemas reales” en un ejercicio de “relaciones públicas sin sentido y mediocre”. Corbyn consideró que “la gente está muriendo por las decisiones de este gobierno”.