Hugo Moyano se rodeó del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, para inaugurar el Sanatorio Antártida que ya había sido inaugurado en 2009. En aquel año lo hizo acompañado del entonces ministro de Salud, Juan Manzur. En ambos casos, el titular del gremio de Camioneros era, por lo menos, simpatizante del gobierno de turno. En todo caso, el acto de ayer le sirvió al sindicalista para refrescar su vínculo con la administración de Mauricio Macri que se había enturbiado en estos últimos meses. Para que no quedaran dudas el ministro Triaca transmitió el saludo del Presidente: “Sigamos adelante en este camino que le resuelve los problemas a muchos argentinos”, dijo. Toda una señal de amistad que se expresa en momentos en que el gobierno de Cambiemos retrocede en las encuestas tras el ajuste a los jubilados pero que parece no desechar su idea de debilitar al sindicalismo.
En los días previos se había especulado sobre la posible presencia de Macri e incluso de la gobernadora María Eugenia Vidal en la (re) inauguración pero Moyano intentó despejar dudas: “Quiero aclarar que el Presidente y la gobernadora no estaban invitados. Entonces, no digan que yo quiero quedar bien con sultano o mengano. La intención era inaugurar el 15 de diciembre y habían sido invitados, pero esa inauguración se canceló y no se los volvió a invitar. Sabíamos que estaban ocupados”. Lo que no dijo el dirigente sindical es que aquella suspensión se produjo un día después de la violenta represión de Gendarmería a los que protestaban contra la reforma previsional en las inmediaciones del Congreso. El otro detalle es que el camionero definió a las vacaciones de Macri como estar ocupado.
No contento con ello Moyano agregó que “no le suma nada a él (Macri) ni a nosotros tampoco, así que es lo mismo. Nunca anduve detrás de ningún gobierno”, dijo Moyano dejando en el olvido su cercanía con el gobierno de Néstor Kirchner y la primera parte de la gestión de Cristina Kirchner. A los funcionarios de Cambiemos no les agradó mucho esta última frase pero tal vez no se lo reprocharon porque el acto coincidía con el cumpleaños 74 del líder gremial.
Triaca cuidó sus declaraciones pero de todas formas construyó una frase que bien puede ser considerada un anticipo de lo que se viene. Primero dijo que es preciso “salir de las discusiones en la que muchas veces nos entrampamos para pensar en aquellos que necesitan oportunidades para poder crecer”. Luego indicó que “ese desafío implica que muchos nos tengamos que poner las barbas en remojo y plantearnos cómo nos vamos a arremangar y sacar adelante a la Argentina, y lo tenemos que hacer todos juntos”. La referencia a la discusión entrampada bien puede ser la reforma laboral y el recurso del refrán puede relacionarse con la intención del macrismo de impulsar proyectos para limitar las reelecciones en los sindicatos y, sobre todo, imponer las declaraciones juradas a los secretarios generales.
Pero Triaca no olvidó la tregua y aseguró que el Gobierno y los gremios tienen “el desafío” de generar más puestos de trabajo en la Argentina. En tanto Moyano, alineado al espíritu del encuentro, se despegó de los gremialistas con problemas con la justicia al sostener que “no todos los sindicalistas son malos; hay buenos, malos y regulares”.
El acto se hizo con algunas ausencias importantes, como Luis Barrionuevo y, tal vez por una cuestión de conveniencia, Pablo Moyano. Tampoco estuvieron los triunviros Juan Carlos Schmid (de vacaciones) y Héctor Daer (distanciado). Los que sí concurrieron fueron el triunviro Carlos Acuña; el “independiente” José Luis Lingeri; Omar Maturano de La Fraternidad y el jefe del sindicato de Conductores de Taxis, José Ibarra, en representación de las 62 Organizaciones Peronistas.