En Juntos para siempre (1989), la primera película de ficción que pensó el sida desde el sentimiento de fuerza comunitaria, uno de los protagonistas usa una remera de Act up con una foto de dos hombres besándose y la frase “Lee mis labios”, la respuesta política a una frase de Bush. En el afiche oficial de la película esa imagen fue borrada de la remera del personaje, quedando blanca lisa, un rasgo que muestra la potencia subversiva de Act up a fines de los 80. La película se estrenó el mismo año que se fundó Act up París, quienes prolongaron la misma forma de desobediencia civil propia del colectivo de EE.UU., con respuestas muy radicales y justicieras a políticas estatales y privadas de desidia, silencio y genocidio lento. Juntos para siempre aún debe ser el relato más valiente sobre el sida que se haya hecho desde adentro del movimiento de lucha: su director Norman René murió a causa de esa enfermedad siete años después.
Robin Campillo con 120 pulsaciones por minuto retrata la épica íntima del Act up París de la que fue parte, para seguir indagando con el cine al sida con un sentido comunitario, ampliando el panorama de aquella otra película, narrando también desde una mirada interior un movimiento de lucha contra la estigmatización, la invisibilidad y la desidia asesina institucional, poniendo el acento francés en la creación como forma de disidencia. La importancia de la película de Campillo también reside en el retrato más tardío de la lucha en los 90, en un registro crítico que tiene vigencia, ampliando la mirada ante los nuevos tratamientos, incluyendo a mujeres luchadoras, exigiendo estudios de las drogas en interacción con hormonas desde la comunidad trans, pensando una acción que borre las barreras entre teoría y práctica en sincronía con el revolucionario movimiento queer. Y narrando con intensidad que la intimidad y la diversión son tan políticas como el sufrimiento y la ira, y que la muerte no detiene la insurrección si amaste, batallaste, lloraste, bailaste y soñaste con una comunidad que supo el valor político de tus sentimientos.