Las fuerzas gubernamentales sirias y los rebeldes reanudaron ayer los combates en la ciudad de Alepo tras colapsar un acuerdo de cese del fuego y evacuación de civiles y combatientes.

La oposición siria acusa a las fuerzas del régimen de haber atacado para acabar con el pacto que habían alcanzado el martes Rusia –que apoya a Bashar al Assad– y Turquía –aliada de los rebeldes–. “Vemos que el régimen y algunos grupos están tratando de impedir la tregua”, aseguró en Ankara el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu.

Moscú, en tanto, confirmó los nuevos combates, pero acusó a los rebeldes. Fueron ellos los que abrieron fuego contra los vehículos que habían llegado para evacuarlos. El intento por romper el cerco fue repelido y el Ejército reanudó su avance sobre el enclave, aseguró la agencia Tass, que cita a personal militar ruso sobre el terreno.

Bassam Mustapha, del principal grupo rebelde, Nur al Din al Zinki, acusó al régimen de Bashar al Assad y sus aliados de “continuar con la masacre de Alepo”.

La reanudación de la violencia acabó con un plan para evacuar a los rebeldes y a los civiles que aún permanecen en la zona este. El acuerdo llegó poco después del revuelo causado, a nivel internacional, por las atrocidades que habrían sido cometidas contra los civiles en los barrios reconquistados por el ejército.

El portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Rupert Colville, dio cuenta el martes de “informaciones de que las fuerzas progubernamentales mataron a, al menos, 82 civiles, incluyendo 11 mujeres y 13 niños” en estos barrios.

El ejército sirio y las fuerzas extranjeras que lo apoyan, combatientes iraníes y del Hezbolá libanés, controlan más del 90 por ciento del este de Alepo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). En cuatro semanas, la operación militar en Alepo ha costado la vida a más de 463 civiles en el este de Alepo, según el OSDH, mientras que 130 civiles han fallecido en el oeste de la ciudad. El conflicto en Siria ha dejado, desde marzo de 2011, más de 310.000 muertos y forzado a más de la mitad de la población del país a abandonar sus hogares.

El arreglo del conflicto sirio depende de la voluntad del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el presidente sirio, Bashar al Assad, en una entrevista emitida ayer por la televisión rusa.

“Durante la campaña electoral de Trump sus declaraciones sobre la lucha contra el terrorismo y la injerencia en otros países para derrocar gobiernos... fueron muy claras y esto está muy bien. Sin embargo, todo depende de su voluntad de continuar el avance en esa dirección”, señaló. Y agregó que no está claro si podrá hacerlo porque “todos saben lo fuertes que son los grupos de presión en Estados Unidos...pero Trump puede convertirse en nuestro aliado natural”, subrayó.