No quiero ser un artista
No me gusta cepillarme los dientes
No me gusta ducharme
No se qué hacer con un enorme espacio vacío
José Leonilson, anotación inédita en una libreta, 1992
Empty man (Hombre vacío) es la muestra que hasta febrero de 2018 tiene lugar en la Americas Society de New York celebrando por primera vez en esa ciudad la obra de José Leonilson, uno de los artistas contemporáneos brasileños más celebres, que murió a los 36 años. Corría 1993 cuando el sida le arrebató la vida pero desde que esta enfermedad por entonces tan mortal como misteriosa se plantó en los cuerpos que iban cayendo abatidos en los 80, Leonilson adecuó el discurso político de la epidemia hacia una reflexión metafísica. Creó una poética de símbolos y motivos, trazando en términos personales la odisea de lo que entonces se consideraba una plaga que aterrorizaba, generaba confusión, impotencia y exclusión entre sus coetáneos, muchos de los cuales, como él, murieron por su causa.
La exposición pone en consideración del público un conjunto de obras de los últimos tres años de su vida y presenta la trayectoria de su mundo interior de atrás hacia adelante. Quien mira puede recapitular los inicios de José Leonilson a través de un lenguaje experimental lleno de osadía. “La subjetividad descarnada y el lenguaje auto referencial del trabajo de José Leonilson construyeron un mito artístico duradero que trascendió la construcción de una mera crónica de la epidemia del sida”, dice la directora de artes visuales y curadora en jefe de Americas Society, la venezolana Gabriela Rangel. “Su obra plástica amplió el lenguaje de la pintura para descentrarse y deslastrarse de nociones de género, invitando al espectador a compartir el ámbito de su intimidad transgresora”.
“Pescador de Palabras”, una de sus primeras obras, forma parte de esta muestra y parece una alusión a su propia persona como estudioso del lenguaje. A la manera de un coleccionista, José Leonilson reunió palabras, letras de canciones y aforismos, a menudo combinando lenguajes, rompiendo las reglas gramaticales y experimentando con los sonidos. Su voz habla desde sus pinturas y bordados, revelando el humor irónico y el pathos estoico de sus últimos años.
La muestra neoyorkina presenta más de 50 obras, incluyendo dibujos, pinturas y bordados, así como documentos de instituciones tanto públicas como privadas de Brasil y los Estados Unidos. Con acento en la producción del artista entre mediados de los años ochenta hasta su muerte, la exhibición hace énfasis en la creación de su lenguaje idiosincrático que combinó con textos íntimos y un léxico iconográfico distintivo. Leonilson hizo de su muerte una epopeya tanática un acto político y poético, mientras iba tachando sus días, consolidó una obra conjetural que nombra, visualiza y narra aquello que por entonces, y como siempre que aparece la muerte, parece borrado, invisible, alienado.