El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó ayer que eligió al ex gobernador de Texas, Rick Perry, como secretario de Energía y aseguró que tendrá como tarea explotar los enormes recursos naturales del país.
La designación de Perry fue anticipada el martes por distintos medios y fue confirmada ayer en un comunicado oficial por el equipo de transición presidencial. “Rick Perry, como gobernador de Texas, creó un clima para los negocios que generó millones de nuevos empleos y un descenso en los precios de los productos energéticos”, destacó Trump en la nota oficial. “Mi administración se asegurará de que aprovechemos nuestros enormes recursos naturales para hacer que Estados Unidos tengan independencia energética y crear una nueva y vasta riqueza para nuestra nación”, agregó.
Perry, de 64 años, es el gobernador que más tiempo estuvo en el cargo (15 años) y fue uno de los rivales de Trump en las elecciones internas republicanas para la candidatura presidencial, pero se retiró prematuramente de la contienda ante el bajo apoyo que estaba teniendo en las encuestas. En un debate del 2011, sugirió eliminar el Departamento de Energía, del cual ahora se pondrá al frente. El comunicado oficial incluye comentarios de Perry en los que recuerda que cuando estaba al frente del gobierno de Texas, el mayor productor de hidrocarburos del país, desde diciembre del año 2000 hasta enero de 2015, supo que la energía es un recurso crítico para la economía y la seguridad de EE.UU.
Al mismo tiempo, la nota sostiene que Perry cumplirá con la misión de Trump de hacer a Estados Unidos independiente en materia energética, crear millones de empleos y proteger el medio ambiente. Sin embargo, Trump se mostró escéptico en numerosas ocasiones sobre los efectos del cambio climático y recientemente anunció que estudiará si Estados Unidos se retira del Acuerdo de París para luchar contra el cambio climático, acordado en diciembre del año pasado.
Poco amigo de políticas para la protección del medioambiente, Trump fijó como una de sus metas que Estados Unidos no dependa de las compras de petróleo externas. De acuerdo con los últimos datos del Departamento de Energía, el país tiene una producción de 8,70 millones de barriles diarios de petróleo y unas importaciones netas de crudo de 7,48 millones de barriles. Cerca del 48 por ciento de esas importaciones proceden de Canadá, y el resto de distintos países, encabezados por Arabia Saudí, Venezuela y México.
Los montos de crudo que se importan se fueron reduciendo en los últimos años según ha ido explotando EE.UU. yacimientos no tradicionales o “fracking”, muy criticada por grupos ecologistas. “En lugar de continuar con el actual camino para socavar y bloquear a los productores de combustibles fósiles, la Administración Trump fomentará la producción de estos recursos mediante el arrendamiento de yacimientos terrestres y marinos”, sostiene el programa del presidente electo.