Bajo el título de "Los pobres, la Iglesia y el Papa", un grupo de sacerdotes católicos que se autotitula "Equipo de Sacerdotes de Villas de Capital y Provincia", emitió hoy un documento en el que recuerda que "el Papa Francisco siempre nos ha alentado a trabajar a favor de los más pobres" y subraya que "sabemos que en nuestro mundo hoy su palabra es interpeladora y para algunos molesta". El texto, que lleva la firma de una treintena de sacerdotes, incluidos los dos recientes obispos Gustavo Carrara (Buenos Aires) y Jorge García Cueva (Lomas de Zamora), reafirma que "la vida con los pobres es una opción a la que fuertemente nos invita el Evangelio de Jesús". El documento se inscribe en la misma línea argumentativa de la declaración emitida ayer por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal titulada "Francisco, el Papa de todos".
"Para nosotros -dicen- su ejemplo (del Papa) y su palabra son una invitación renovada a estar al servicio de los más pobres y no de nosotros mismos". Y recuerdan una afirmación del propio Francisco en la exhortación apostólica "Evangelii gaudium": “¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia.”
Dicen los curas que "las reflexiones que se hacen sobre los pobres y las organizaciones que intentan organizar comunidades y superar la pobreza deben hacerse desde el conocimiento, la cercanía, el amor a los pobres, pero sobre todo, desde una profunda conciencia de igualdad". Porque, agregan, "si no esas reflexiones contribuyen a levantar muros y a cavar grietas". Y se afirma que "los muros y las grietas, que son el signo de nuestro tiempo comienzan en la mirada de creerse distinto, de no reconocerse iguales, hermanos".
Los sacerdotes católicos justifican su pronunciamiento diciendo que "con cierta perplejidad en este último tiempo leemos o escuchamos que la Iglesia en general, y en especial el Papa, no quieren que los pobres dejen de ser pobres, porque de esta manera se perdería lugar de influencia".
Tras señalar que "somos curas que vivimos y/o trabajamos en villas y/o barrios populares" y "agradecidos de que los pobres nos hayan hecho un lugar entre ellos". Aseguran que "nuestra opción comienza en el trabajo y las obras" y que por lo tanto la opción por los pobres "no se trata solo de dar de comer a un pobre, sino de considerarlo digno de participar en nuestra mesa". Y en tal sentido, afirman, "la vida con los pobres nos ha permitido valorar la cultura popular latinoamericana; cultura que opta por la vida y la libertad". Por eso, agregan, "los vecinos y vecinas de nuestros barrios tienen el anhelo de que su familia viva bien" y, a modo de ejemplo, "por eso han pasado de la chapa y la madera a los ladrillos y la loza, para así darles un futuro mejor a sus hijos y nietos".
Argumentan que "el Evangelio de Jesús es concreto y la cultura popular también" y por ese motivo "no solo hemos levantado capillas, sino también escuelas, jardines comunitarios, clubes, centros barriales para la atención de personas con problemáticas de adicción, centros de formación profesional, oficinas de empleo, cooperativas de trabajo, etc. Y esto se ha podido hacer con la colaboración de muchos otros y de distintas maneras, buscando derribar muros y tender puentes para una real integración urbana".
"Hoy se habla de integración social y urbana y esto hay que entenderlo a nuestro parecer bajo la categoría de encuentro", sigue el texto de los curas villeros. "Esto es reconocer al pueblo, que vive en nuestros barrios, como sujeto colectivo con su cultura, su lenguaje, su modo de razonar, su ritmo, sus símbolos". Y sostienen que "esto no es populismo, es sencillamente respetar al otro como otro". Porque "en este encuentro los barrios pobres recibirán mucho, pero debemos reconocer que ellos ya aportan mucho".
En otra parte del documento se afirma que "históricamente hemos pedido la presencia inteligente del Estado en los barrios populares y hemos facilitado en lo que hemos podido su estar ahí. De hecho hay dependencias del Estado que están junto a nuestras capillas" porque "es el Estado el que tiene en sus manos las mejores herramientas para esta integración social y urbana, que nuestros vecinos anhelan" y "uno de los caminos concretos es la generación de trabajo para los sectores populares". Señalan los sacerdotes católicos que "donde el Estado no está inteligentemente presente, aparecen las organizaciones criminales que principalmente afectan la vida concreta de los vecinos de nuestros barrios".