Vestir al mundo de violeta para demostrar que las mujeres, trans, lesbianas, travestis, pueden pararlo así como lo mueven día a día. Esa es una de las consignas de la Internacional Feminista recién lanzada, que a dos meses del Paro de Mujeres del 8 de marzo convoca a realizar asambleas en cada territorio para que el grito global se trame en un cuerpo a cuerpo donde cada una sea parte de una colectiva y todas las voces puedan decir lo suyo. Mientras la alfombra roja se vistió de negro para decir que el tiempo del machismo ha terminado también en el centro del mundo, distintas iniciativas se van tejiendo en toda Latinoamérica, y en todo el planeta, para que el 8 de marzo sea un hito histórico, aún más grande que el año pasado. “Nos juntamos con nuestras compañeras en cada lugar de trabajo, con las vecinas, con las amigas, con las organizaciones y los sindicatos, con las estudiantes, las docentes y las trabajadoras de la economía informal. Nos multiplicamos en reunión y producimos un tiempo de asamblea desde ahora. Produzcamos registro de esas reuniones para dar cuenta de que es un tiempo de ebullición y de trama común. Que lo que se dice y elabora en un lado, nutre y alienta a otras”, dice el documento que puede leerse completo en la página de la red social Facebook La Internacional Feminista. Porque el paro se arma en las asambleas, y la virtualidad es sólo una herramienta. 

Otra articulación internacional, el Paro Internacional de Mujeres (PIM), tuvo su primera reunión en los primeros días de enero. “En un contexto latinoamericano y mundial adverso para la adquisición y el ejercicio de derechos de las mujeres, se llevó a cabo la primera reunión internacional de coordinación del IWS / PIM Paro Internacional de las Mujeres. En el encuentro bilingüe participaron Bolivia, Perú, México, Argentina, Brasil, Ecuador, Grecia, EE.UU., Portugal, Italia, España, Escocia, Irlanda, Inglaterra, Polonia y se siguen sumando países”, cuentan desde PIM. 

Todo en Asambleas

Según se va armando el paro, que es cuerpo a cuerpo queda cada vez más claro. En cada lugar del mundo donde se convoca comenzaron las reuniones, las asambleas, las articulaciones. En algunos países, como Uruguay o Brasil, las activistas prefieren esperar a que esos encuentros avancen para tener un panorama mejor. En Barcelona, el miércoles fue la segunda reunión, en Madrid están organizándolo desde el año pasado, en Buenos Aires, será en la última semana de enero, como en Rosario. Neuquén, Chaco, Córdoba ya comenzaron sus procesos asamblearios. El 2 de febrero será la primera asamblea Ni Una Menos en Buenos Aires, pero antes se hará una en la villa 21-24. “El 8 de marzo del año pasado dejó una fuerza internacional dispersa pero al mismo tiempo muy entusiasta, y se fueron creando muchos grupos, colectivos, asociaciones, redes, entonces lo que fuimos notando en algunos encuentros internacionales como el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (Eflac), de Montevideo o el encuentro Ella, en Colombia y en otros encuentros feministas, se fueron produciendo instancias de reunión entre personas que habíamos activado el 8 de marzo. Esos encuentros cara a cara, cuerpo a cuerpo, pudiendo discutir, pensar juntas, estar en estado de asamblea, de reunión, fue afianzando una red internacional que nos deja en una posición mucho más interesante para pensar el paro de 2018, pensar la estrategia frente a ese paro, que respecto del año anterior”, contó María Pía López, de Ni Una Menos Argentina, quien considera que “por lo menos América Latina empieza a preparar este paro con una densidad de experiencias, de reconocimientos mutuos que excede con mucho a la virtualidad y eso me parece que implica un salto fundamental para el movimiento feminista”. 

En la asamblea sobre violencias, en el Eflac, “se discutieron acciones vinculadas al paro del 8 de marzo, ahí salió que se apele al color violeta para ese día y por otro lado se trabajó sobre la idea de generar acciones previas que vayan generando conciencia, activismo, y produciendo sentidos en relación a por qué paramos”. Entre las acciones que enumera López está el boicot a la industria farmacéutica, como una forma de “tramar un conjunto de sentidos que tienen que ver con la vida más en general, no sólo con el trabajo, sino también con el modo que somos objetos de distintos moldes, distintas presiones, distintas normas que nos vuelven productivas y a la vez disciplinadas”.

Sobre la Internacional Feminista, surgió del Ella, que se hizo en diciembre, en Colombia. “Se decidió trabajar sobre el desarrollo de una articulación internacional de comunicación para realizar campañas en conjunto, articular estrategias para todo el mundo, y que es fundamental para el desarrollo de nuestra comunicación en relación al paro de 8 de marzo”. Eso se plasmó en un encuentro virtual. “Todas las que integramos ese proyecto de articulación internacional sabemos que eso tiene que estar asociado a un trabajo muy real, material, concreto, en cada uno de los territorios y que entonces se articulará con asambleas presenciales en cada una de las regiones y ciudades donde haya colectivos que vayan a participar del paro porque la idea es que los sentidos del paro se vayan creando en esas instancias de elaboración colectiva muy materiales, muy cara a cara, que son las asambleas”. López puntualizó: “La experiencia que ya tuvimos en Argentina, amerita reiterarla, iniciar este proceso fundamental de construir desde la heterogeneidad y la diferencia una intervención política común feminista”, consideró López.

Desde Feministas de Abya Yala se suman a esa propuesta. “Estamos largando el proceso de asamblea en todos los lugares, estamos dándole el empuje. Terminando enero vamos a tener una mirada más clara, este año va a haber que darle mucha fuerza a la convocatoria territorial, porque si no se va a terminar haciendo muy superestructural, en las redes”, contó Claudia Korol.

 

Sindicatos y algo más

En la Argentina, la presencia de centrales sindicales fue una novedad del 2017, y se repetirá en 2018, en un momento de asedio y persecución a lxs trabajadorxs organizadxs. Claro que el año pasado, la CGT hizo un paro justo el día anterior. Y el propio Juan Carlos Schmid, triunviro de esa central, admitió que se les escapa la tortuga -también- con el movimiento de mujeres. “Yo hablé con las compañeras de Ni una menos, vinieron acá y me cuestionaban que habíamos largado la movilización del 7 de marzo en medio de su convocatoria al paro del 8M, pero no tenía que ver con eso, no era para opacarlas a ellas, sino que los tiempos fueron coincidiendo. Pero les dijimos que haríamos la mención convocando a la marcha de mujeres y que se confluya el 8 de marzo. Es un tema pendiente en el que también estamos lentos, decididamente lentos”, admitió el secretario general de Dragado y Balizamiento en una entrevista en la revista Crisis. Tienen una nueva oportunidad. 

Sí adhirieron en 2017 las dos CTA (Central de los Trabajadores Argentinos). “Nosotras participamos activamente del paro anterior, fue un proceso que nos generó un debate político muy importante, no sin diferencias pero fue muy enriquecedor y fue una experiencia significativa porque logró instalar la agenda de trabajo en lo que tiene que ver con los derechos de las mujeres”, expresó Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores. “Ahora se ha agudizado esta situación. No queremos desligarnos de este contexto, donde se toma como ejemplo a un sindicalista que se puede poner preso para decir que eso es el sindicalismo, y justificar la criminalización, la persecución y sobre todo la pérdida de derechos laborales”, agregó. 

Desde la CTA Autónoma, y como dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado, Silvia León adelantó que este lunes habrá una reunión, y allí irán “resolviendo como central un llamamiento para en este marco de despidos y de ajuste y de ataque del gobierno nacional y de los gobiernos provinciales y municipales. Queremos realizar una importantísima jornada para el 8 de marzo. En la reunión estaremos resolviendo las características, seguramente será una jornada nacional con movilizaciones, con paros en los lugares que se pueda, porque los paros hay que construirlos en la medida en que compañeros y compañeras puedan realizarlos”. Para León es importante que “más que nunca sea una jornada nacional de lucha en la calle por la defensa de las trabajadoras, la reincorporación de trabajadores y trabajadoras despedidos, aperturas de paritarias y desprocesamiento de los dirigentes y dirigentes presos, además de los que venimos planteando  que es la legalización y despenalización del aborto, fin de la violencia hacia las mujeres y por políticas del estado para prevenir y erradicar la violencia”. Será una urdimbre colectiva: “En base a lo que resolvamos el lunes con las compañeras de la central, vamos a ir convocando y construyendo el paro”.

León recordó que el martes realizaron una protesta frente al Ministerio de Defensa, donde se desmanteló el área de Políticas de género. “Los despidos afectan a la clase trabajadora en su conjunto, y si bien no tenemos la nómina de este año todavía, habíamos hecho la cuenta el año pasado y las despedidas eran mayoritariamente mujeres. Están desmantelando las secretarías y los departamentos de género, este gobierno no solamente ataca los derechos de la población más vulnerable, sino que dentro de esto, la mayor vulnerabilidad la tenemos las mujeres. Por eso decimos que los despidos tienen cara de mujer y lanzamos la campaña nacional que se llama: los despidos tienen rostro”.

La medida de fuerza se trabajará con otras centrales sindicales de América Latina, siempre teniendo en cuenta que no se convoca sólo a las trabajadoras sindicalizadas. “Ponemos en cuestión el concepto de trabajo mismo, no sólo es el trabajo remunerado, sino una gran cantidad de trabajo que hacen las mujeres que no es remunerado e impacta en el mercado laboral”, expresó Díaz. 

Desde Feministas de Abya Yala, Korol subrayó que “uno de los temas es poner en debate el trabajo doméstico, ahí somos trabajadoras, ahí hay un núcleo, también la idea de trabajo precarizado sobre todo en los sectores populares, territoriales, es muy generalizado y mucho de eso no está, la gran parte del trabajo doméstico, el trabajo precario, no está organizado sindicalmente, hay una parte que también hay que poner”. La convocatoria de Abya yala es “armar asambleas grandes o pequeñas en cada territorio y comunicarlas. Discutir qué significa en ese lugar hacer el paro. Qué queremos decir en el paro”. La declaración recuerda que “esta autoconvocatoria es fundamental  para dar continuidad a la lucha antipatriarcal, anticapitalista, anticolonial, en todo el continente y en el mundo”, y asegura que “como Feministas del Abya Yala haremos todo lo posible para que muchas de nuestras compañeras puedan estar presentes con sus voces, desde los feminismos indígenas, comunitarios, negros, campesinos, villeros, populares”.

Marea Violeta

Si el manifiesto comunista de 1848 comenzaba “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, el manifiesto feminista de 2018 podría hablar de la carnadura de una fuerza que recorre el mundo, viaja desde Nueva York a Venezuela, desde Italia hacia Perú, desde México a España y tiene sus expresiones, también en la Europa del Este, ya que de manera simultánea a la iniciativa argentina, la otra propuesta fuerte se gestó desde Polonia. “Una de las grandes preocupaciones para este 8M es la seguridad de quienes participan en todos los niveles, la necesidad de preservarnos en un marco global donde la protesta social es criminalizada enviando un mensaje al imaginario de que subordinarse es la mejor manera de no meterse en problemas. Esta falta de garantías empeora si quienes se manifiestan son mujeres”, es parte de los resultados de la primera reunión del PIM, que tuvo un espacio para la coyuntura de cada país, especialmente de México, Argentina, Perú y Guatemala.

Desde la Internacional Feminista recogen lo producido en instancias presenciales. “En varios encuentros de América latina y el Caribe se propuso unificarnos el 8M con el color violeta, que identifica al feminismo para hacer visible esta marea y potenciar con esta gestualidad común las horas efectivas de huelga. Sabemos que ya están en marcha coordinaciones internacionales diversas. Tenemos el desafío de converger en la medida común del paro que se expande con las alianzas insólitas. Construimos estas coordinaciones en las redes sociales y cuerpo a cuerpo, en asamblea y en la calle. Faltan dos meses para el 8M. Este no es un tiempo regresivo, es el tiempo para la insumisión”, arengan. Y describen las sujetas de la convocatoria: “Somos lesbianas, travestis, trans, gordas, trabajadoras sexuales, mujeres en situación de prostitución, pobres, indígenas, viejas, jóvenes, adolescentes, locas, con VIH, desocupadas, presas políticas, criminalizadas, negras, migrantes, refugiadas, madres, con diversidad funcional, amas de casa, empleadas domésticas, cuidadoras, campesinas y urbanas, de las periferias y en las fronteras”.

Elena Apilánez Piniella es independiente y “transhumante incombustible”, como le gusta definirse, reside desde septiembre de 2017 en Barcelona, después de haber pasado casi 25 años en América Latina. El año pasado activó en La Paz, Bolivia, el 8M. “En Barcelona ya comenzaron las tareas. Hay una articulación estatal que aglutina a diversas ciudades y territorios del Estado español formada desde hace unos pocos meses. En Barcelona hay un grupo articulador donde nos hemos sumado varias colectivas, asociaciones, grupos y mujeres feministas autónomas e independientes de filiaciones partidarias, institucionales o sindicales (como es mi caso)”, relató en una conversación transoceánica. “Los ejes de la convocatoria todavía no están totalmente definidos ni determinados ya que son varias las cuestiones que nos llaman a la indignación y la rabia. Seguramente esto lo tendremos listo después del Encuentro Estatal que se desarrollará el 13 y 14 de enero en Zaragoza”. En Barcelona se hizo la segunda reunión el miércoles pasado. A la primera fueron 22 personas de diversas colectivas y grupos. Mientras tanto, “se están desarrollando asambleas y reuniones en las ciudades y los territorios para avanzar en la organización y en las discusiones sobre los contenidos fuerza de la huelga y sobre cómo extender la misma a la mayor cantidad de mujeres posible”. ¿Qué incluye ese espectro? “Las sindicalizadas, las no sindicalizadas, las estudiantes, las jóvenes, las migrantes, todas las mujeres diversas”, enumera lo que se habló en el primer encuentro. 

Desde Venezuela, Mariana García Sojo, vocera de la Red de Información por el Aborto Seguro (RIAS), apunta que “el paro del 17 fue un logro mayor del feminismo argentino que resonó de manera importante en la región. En Venezuela, se concentró en la denuncia de la violencia obstétrica dada la situación nacional en esta área. Poco después el gobierno nacional lanzó el Plan Nacional de Parto Humanizado”.  Pero además, “el paro permitió aglutinar las voces de muchas compañeras que venimos trabajando en distintas áreas del feminismo junto con las de mujeres que no necesariamente son militantes, ni del feminismo ni en general, lo cual nos ha permitido enriquecer nuestros espacios de lucha y ampliar su alcance”.

Sobre el próximo 8M, “hasta este momento no hemos logrado definir con claridad en qué consistirán las acciones concretas del paro para este año, aunque esperamos dar continuidad e incluso ampliar la participación a partir de la agenda que posicionamos el año pasado. Desde el 2017 venimos empujando un espacio de articulación amplio donde quepan todas las expresiones del feminismo chavista venezolano”. Allí, hoy la lucha es contra la “guerra económica” hacia su país. “Es un término acuñado por el chavismo para denunciar el carácter inducido de la crisis que atraviesa Venezuela a partir de 2012 aproximadamente. Esta emergencia económica y política está progresivamente cegando la posibilidad de las y los venezolanos de acceder a la vida digna que busca garantizar el marco legal y el conjunto de políticas redistributivas de la renta petrolera puestos en marcha durante estas dos décadas de proceso bolivariano. Esta situación afecta con particular saña a las mujeres quienes sostienen con su trabajo no reconocido las dinámicas familiares y comunitarias que son el corazón del proceso bolivariano”. Cuenta que “la falta de anticonceptivos, la espiral hiperinflacionaria, la escasez de alimentos y medicamentos básicos, en fin; todos los trastornos que caracterizan este momento en Venezuela se han traducido para nuestras mujeres en más horas y esfuerzos de trabajo invisibles socialmente, tan solo para garantizar la materialidad mínima necesaria en la reproducción social de la vida. Este recrudecimiento del orden capitalista y patriarcal sigue sin recibir una respuesta concreta del gobierno nacional”. La activista venezolana cuenta que los reclamos en su país alertan sobre “algunas victorias pendientes para las mujeres venezolanas, como la legalización del aborto gratuito y seguro; una educación sexual de calidad; y el acceso masivo a métodos anticonceptivos que nos ayuden a ejercer la soberanía sobre nuestros cuerpos”. 

En Paraguay, las reuniones semanales en la plaza de las Mujeres (ex plaza Italia) de Asunción se retomarán pronto, y allí se comenzará a organizar el paro del 8M. El año pasado, la articulación de unas 75 organizaciones que convocó a la movilización logró un hito: 10.000 personas movilizadas para decir: “Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”. Mónica Encina Gaona, de Lesvos Paraguay, contó que “para la organización previa del 8M 2017 nos encontrábamos y hacíamos plenarias en una plaza de Asunción donde íbamos convergiendo varias organizaciones sociales, también partidos políticos y sindicatos de varias instituciones, inclusive del estado. Las enfermeras pararon, nosotras hicimos una marcha y tuvimos una convocatoria de 10 mil mujeres por las calles de Asunción, algo histórico que no venía sucediendo un 8 de marzo. Leímos el manifiesto que redactamos entre todas las organizaciones y nos seguimos convocando, luego del 8M, para seguir trabajando como una articulación de organizaciones que trabajan el eje feminista, nos volvimos a convocar a las plazas una vez a la semana y como llegaba la fecha del Día Internacional contra la Violencia hacia las mujeres, decidimos hacer una marcha”. 

En Italia, Nen Una di Meno también hará su convocatoria. Mientras en Nueva York, desde el International Women Strike se está armando una convocatoria plural, de la que participa Ni Una Menos Nueva York. “Las mujeres hispanas llegamos a los Estados Unidos a volver a ser doble o triplemente maltratadas y a hacer los peores trabajos que las mujeres norteamericanas jamás van a tomar”, expresó Mirka Hermoza Iaznik, que llegó desde Perú en 1999 y después de sufrir violencia de género se sumó al movimiento feminista. “Fue un éxito la movilización del 8M del año pasado. Tuvimos entre 6 y 7 mil personas. También se amplió la convocatoria, aparecieron mujeres de Filipinas, Palestina, aparecen mujeres de todas partes que empiezan a venir a la reunión, ahí empezamos a organizar el International Women Strike, se empezó a convocar”, sintetizó. La histórica marcha de las mujeres del 21 de enero del año pasado dialogó con esta medida. “Hay una diferencia entre lo que se llama feminismo blanco y lo que propone la IWS, que no es sólo para el feminismo neoliberal de mujeres blancas. Estamos pidiendo feminismo para el otro 99 por ciento: la mujer de color, para la madre, para la lesbiana, para la travesti, que sea más inclusivo e interseccional. Queremos estar todas conectadas globalmente”. 

Subvertir el orden

Es que el feminismo viene a cuestionar el orden económico global. “Va a ser una oportunidad fuerte para que las mujeres volvamos a enlazarnos en este fuerte reclamo de que no hay posibilidad de igualdad y de no discriminación en el marco de un modelo de exclusión y fundamentalmente inhumano. Esta concentración de la riqueza en el sistema financiero, donde se pierde la escala de lo que nos pasa a las personas en nuestros territorios, nuestros ambientes, y en nuestro propio territorio que es nuestro cuerpo, cada vez son peores las condiciones de vida”, apuntó Estela Díaz. 

En esa línea, María Pía López puntualizó cómo lo vienen trabajando desde Ni Una Menos Buenos Aires. “Estuvimos complejizando el modo de tratar la violencia en relación fundamentalmente a la trama de la desigualdad social y económica. Nosotras llegamos al paro del 8 de marzo anterior con una cantidad de argumentos pero fundamentalmente tenían que ver con cómo el género atraviesa la desigualdad social y económica. Este año estamos llegando incluso con un pliegue más de las discusiones, que fueron amasadas durante todo el año, fundamentalmente en las asambleas del El Bolsón (en septiembre pasado) y de Jujuy (en diciembre), es tratar de construir una perspectiva feminista sobre todas las cuestiones, no solamente sobre aquellas que podemos enunciar como una desigualdad proveniente de género, sino también con respecto a cuestiones que nos atañen: la cuestión de la tierra, de la naturaleza, de la economía en general, de la represión y de la policía, no sólo aquellos índices que hacen a la desigualdad de género, sino todas aquellas que nos afectan en tanto integrantes de los sectores populares. Son sentidos que es necesario tener en cuenta para pensar la violencia”. Desde su acción sindical, Díaz lo sintetizó con contundencia: “Así como tenemos la voracidad inabarcable del neoliberalismo, también hay una riqueza del movimiento de mujeres” para construir otro mundo.