Chile y Brasil, los dos referentes del gobierno argentino, no pasan por una situación económica y financiera digna de emular. En el caso del país trasandino, la calificación de su deuda soberana fue revisada a la baja debido a “una prolongada desaceleración de la economía que está contribuyendo a un deterioro rápido” de la solidez de sus títulos, según la calificadora Fitch, quien degradó a negativa la perspectiva de la nota chilena.
“La respuesta de la política económica contribuyó a proteger a la economía y mantener la credibilidad, pero no ha evitado un sustancial aumento del peso de la deuda pública desde los bajos niveles que apoyaron en 2011 el alza a la calificación “AA”, precisó la agencia de rating. El ministro de Hacienda chileno, Rodrigo Valdés, reconoció que el escenario se vuelve más complejo con un crecimiento económico bajo, de 1,6 por ciento este año y 2,0 el próximo, aunque se mostró confiado en que podrán seguir contando con financiamiento del mercado y buscó minimizar el impacto de que se ponga en revisión la nota de la deuda chilena.
En Brasil, el sector servicios se retrajo 5 por ciento en los diez primeros meses de 2016. En octubre la baja en esa actividad fue de 7,6 por ciento interanual, según datos oficiales, siendo la peor para ese mes y para la serie desde enero de 2012.