Después de dos años fallidos, el Gobierno desechó su discurso de campaña electoral y admitió que bajar la inflación es un proceso largo. “De estos niveles de inflación crónicos se desciende a lo largo de mucho tiempo y con mucho esfuerzo. Al principio hubo que resolver el tipo de cambio y en el segundo año el problema de las tarifas, que viene asociado al déficit fiscal”, evaluó el titular del Indec, Jorge Todesca. “Sabíamos y reconocimos hace algunos meses que no íbamos a poder cumplir con la pauta que se había planteado a principios de año”, señaló el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. En tanto, el economista y el ex secretario de Financiamiento de Carlos Menem, Miguel Kiguel, alineado ideológicamente con el Gobierno, consideró que “la Argentina tardará entre 4 y 10 años en bajar la inflación a un dígito”.
Cambiemos ancló su campaña electoral en materia económica a la baja de la inflación. El presidente, Mauricio Macri, dijo en reiteradas ocasiones que la inflación no sería un problema en su gobierno y repitió innumerables veces que entre sus prioridades estaba una reducción veloz de la inflación. Un año antes de las elecciones de 2015, por ejemplo, Macri prometió que la inflación en su primer año de gestión no superaría el 12 por ciento.
En 2016, la inflación oficial fue de 41 por ciento y el jueves el Indec dio a conocer que la suba de precios el año pasado cerró en el 24,8 por ciento. En dos años, el alza acumulada es del 76 por ciento, 24 puntos arriba de la estimación oficial del Banco Central para el período. Con este nivel de divergencia, el Gobierno ahora explica que se trata de una inflación distinta que en la gestión anterior porque está motorizada por la “corrección cambiaria” y la suba de tarifas de los servicios públicos.
“Todos coincidimos en que es un número alto. La política económica procura tener la inflación más baja posible pero se han tomado medidas para estabilizar la economía y el sector fiscal que tienen costos en materia de inflación. Sería fácil bajar más la inflación con una receta de ajuste y no crecimiento pero no es el enfoque del Gobierno. Llevamos trece años de inflación alta. Se dice que es la misma inflación que con el Gobierno anterior, pero antes las tarifas estaban congeladas. Para llegar a un dígito hace falta mucho tiempo y mucho esfuerzo”, declaró Todesca.
El economista Miguel Kiguel, de Econviews, consideró que “tardará entre 4 y 10 años bajar la inflación a un dígito. Hay aumentos de tarifas del 300 y 400 por ciento y nos esperan alzas en el transporte. No hay que ser impaciente, hay que ser constante. El 24,8 por ciento de inflación en 2017 es un número que sorprendió por lo alto”. “Sabíamos y reconocimos hace algunos meses que no íbamos a poder cumplir con la pauta que se había planteado a principios de año”, dijo el ministro del Interior, Rogelio Frigerio y aclaró que “el Presidente es el que fija los objetivos de política macroeconómica, incluida la meta inflacionaria, pero las políticas para alcanzar esa meta son decisión del Banco Central”. “Ahora tenemos que ocuparnos de cumplir la nueva pauta de 2018”, pidió Frigerio.
La meta inflacionaria para este año quedó en el 15 por ciento, aunque los economistas incluso afines al oficialismo pronostican un 20 por ciento. “Lo que te marca –la inflación registrada por el Indec– es que la meta quedó muy lejos del dato real y te deja una inflación alta y un primer trimestre caliente”, analizó el economista Rodrigo Alvarez, de Analytica.
Héctor Polino, de Consumidores Libres, dijo que “esto es producto de todos los aumentos que autorizó el Gobierno, en los combustibles, en los peajes, en el gas natural y en el transporte. Creemos que en 2018 el proceso inflacionario será alto, estará muy por arriba de lo previsto por el Poder Ejecutivo. No hay controles sobre las 28 grandes empresas que producen el 80 por ciento de los productos de la canasta básica”.
Desde hace varios años, Argentina está ubicada segunda cómoda en el ranking de inflación de América latina, superada por Venezuela. Ahora en el tercer puesto se ubicó México, con un 6,8 por ciento de suba de precios. La diferencia con respecto a años previos es que el poder adquisitivo del salario del sector privado formal en el país se redujo durante la gestión de Cambiemos alrededor de un 4 por ciento y las perspectivas para 2018 no son positivas.