Entonces la noche fue escrita y dirigida por Martín Flores Cárdenas, una de las incipientes figuras de la escena porteña. Formado con Mauricio Kartún, Alejandro Tantanián, Elvira Onetto y Laura Yusem, el dramaturgo llega a plena calle Corrientes tras haber transitado por el circuito off con diversas propuestas (Entonces bailemos o su propia versión de Otelo). “Martín fue el artífice de todo, presentó el proyecto al Paseo La Plaza y, pese a no tener escrito el final, se firmó el contrato”, cuenta Roth. En un circuito comercial que suele estar eclipsado por las obras de autores extranjeros, que Entonces la noche lleve una obra de un joven representante local es un buen augurio. “La Plaza tiene esa cualidad tan interesante de ampliar la mirada sobre lo artístico, yendo a buscar talento más allá de lo instaurado”, celebra la actriz. “Pasó con (Javier) Daulte y con (Daniel) Veronese en su momento. Esa mirada abarcativa no es tan cercana al circuito comercial y debería serlo. El circuito off en Buenos Aires funciona extraordinariamente bien y es necesario para la salud de nuestro teatro que se tiendan puentes entre ambos circuitos”.
–¿Qué le aporta Flores Cárdenas a la escena teatral comercial porteña?
D. F.: –Martín es de los mejores escritores y directores argentinos contempóraneos. Forma parte del grupo de los que a mí más me gustan, como Mariana Chaud, Romina Paula, Santiago Loza y Rafa Spregelburd, aunque él viene de hace más tiempo. Hay una movida de directores y autores argentinos nuevos que saben muy bien lo que quieren. Martín tiene una manera muy concreta de dirigir, que logra sacar de mí cosas a las que nunca había accedido, a nuevos registros. Cuando vas a ver sus obras, te vas dando cuenta que el trabajo con él va a hacer extremo. Es muy parejo, logra que todos los condimentos de la obra estén al mismo nivel de excelencia. Hay un lenguaje, un código, muy claro. Esa es una faceta que para mí caracteriza a los buenos directores: que tiene universos muy concretos. Los textos de Entonces la noche son muy complicados, largos y enrevesados. Es un autor muy lanzado.
C. R.: –Son textos de hermosa lectura, ¡pero agarrate Catalina cuando los tenés que decirlos! Desde la propuesta y la intención de pedirle trabajar con él, ya sabés a dónde te metés. Tengo la necesidad de abrir una nueva puerta y salir a jugar, busco explorar nuevos lenguajes. Y Martín tiene un universo maravilloso.
–¿No le tenía miedo a explorar nuevas facetas?
C. R.: –El actor que tiene miedo a lo nuevo no es actor. Puedo tener inquietud, intriga, expectativa por iniciar una experiencia distinta, pero el miedo es peligroso porque se conjuga con la parálisis. El miedo no abre nuevas experiencias sino que las obtura.
–Muchas veces ocurre que actrices reconocidas como ustedes son menos proclives a tomar nuevos caminos.
C. R.: –Salir de la zona de confort es la manera de crecer. De cualquier manera, nunca nada es una zona de confort.
D. F.: –Por supuesto que hubo momentos de todo el proceso de Entonces la noche en los que nos preguntamos “¿qué estamos haciendo acá? ¿Por qué no nos fuimos de vacaciones a Mar de Ajó? ¿Para que nos entusiasmamos tanto aquella noche?” (risas).