“Acá estamos, esperando noticias”, es el comentario inicial del suboficial retirado de la Armada Jorge Villarreal, padre del teniente Fernando Villarreal, durante su contacto telefónico con PáginaI12. “Los familiares que están en Mar del Plata están decepcionados y eso es lógico por la angustia que los está llevando a esa situación”. Aunque recalca que él y su familia comparten “esa misma angustia, tratamos de seguir confiando, de mantener las esperanzas”. La familia es de Punta Alta, pero ahora están en Córdoba, en Santa Rosa de Calamuchita. “Venimos huyendo del mar, porque en estos momentos el mar nos llena de angustia”. Dice que recibió la recomendación de un profesional de la salud y por eso viajó a Córdoba, que es su provincia natal.
“Nosotros tratamos de mantener nuestra fuerza, nuestra esperanza y por eso siempre tratamos de ser optimistas”. Admite igual que el ánimo “tiene altibajos, como es lógico ante una situación como esta, de incertidumbre, de expectativas, de mucho dolor. Todos pasamos por el mismo dolor, pero tenemos distintas formas de elaborarlo, de tratar de soportarlo”. Villarreal padre cuenta que su hijo Fernando tiene 38 años, es teniente de navío y jefe de Operaciones del submarino, está casado con Lucía y tiene una hija, Martina, de 3 años. “Nos tenemos que contener entre todos, sobre todo después de cada información diaria, sin resultados positivos, pero igual seguimos teniendo fe y confianza en la Armada”.
En ese sentido, afirma que “la información y el trato general ha mejorado desde la asunción del nuevo jefe de la fuerza”, el almirante José Luis Villán, quien desde el 19 de diciembre reemplazó en el cargo a Marcelo Eduardo Srur, que pasó a retiro obligatorio por decisión del presidente Mauricio Macri. Villarreal padre, que cumplió varios destinos dentro de la Armada, recuerda que su hijo está como tripulante del submarino ARA San Juan desde hace seis años. María Rosa, la madre de Fernando, dice que cuando su hijo se embarcaba ella le pedía que no le adelantara la fecha para no sufrir por anticipado. “Cuando me dijo que iba a ser submarinista, casi me muero”, cuenta ella en la charla previa al diálogo con su esposo, mientras él iba manejando. Todos se tuvieron que acostumbrar y no les quedó “más remedio” que aceptar la decisión.
María Rosa estaba acostumbrada a compartir a su familia con el mar, porque su marido se embarcaba, pero en naves de superficie. La última comunicación con Fernando la tuvieron cuando los llamó desde Ushuaia, antes de que el submarino zarpara rumbo a Mar del Plata.
En cada travesía submarina, la costumbre familiar era ir de Punta Alta a la Base Naval marplatense, para esperar su regreso a tierra. La familia vivió un tiempo en Ushuaia, donde Fernando terminó la escuela primaria. Los padres recuerdan que Fernando viajó en la Fragata Libertad, que es hincha de River, que se formó en la Escuela Naval de Puerto Santiago. Jorge Villarreal cierra diciendo que “a pesar de la angustia, tenemos fe, esperamos con toda la esperanza y además sabemos muy bien que Fernando es feliz en el submarino porque eso es lo que él eligió como profesión. Nosotros lo vamos a seguir esperando en Mar del Plata, como hicimos siempre”.