La petrolera YPF informó ayer que no anunciará más los aumentos en sus combustibles, como corolario de la liberalización de precios para el sector dispuesta por el Gobierno, y adelantó que pretende institucionalizar una práctica existente: habrá valores diferenciados según barrio, pero también por horario y disponibilidad. Desde la compañía estatal justificaron los cambios en la necesidad de enfocar la actividad como un negocio de consumo masivo, como las cadenas de supermercados, e iniciar una guerra de precios. La intención es que puedan modificarse a cada hora y que sean distintos en cada estación de servicio, por lo cual dejarán de comunicar públicamente los aumentos de sus naftas, según confirmaron a este diario desde la compañía y el Ministerio de Energía. “No tiene ninguna ventaja y podría producir un corrimiento de la demanda de combustibles”, opinó Oscar Díaz, secretario de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos (Cecha).
Hasta el momento, los precios que manejaban las petroleras se encuadraban en el porcentaje que solía adoptar YPF, que detenta el 56,1 por ciento de las ventas globales de combustibles. La estatal, a su vez, aguardaba por el vía libre de Energía. Esto último ya no es requerido como consecuencia de que la cartera que conduce Juan José Aranguren dispuso una serie de medidas que dieron libertad total a las compañías de fijar los precios sobre la base de una fórmula que incluye movimientos en el tipo de cambio y en el precio internacional del crudo. Por ejemplo, el barril de petróleo Brent del Mar del Norte, de referencia para la producción de crudo en Argentina, llegó ayer 70,26 dólares, con una suba de 0,6 por ciento que lo ubicó en un nivel record desde diciembre de 2014.
En el nuevo escenario que se presenta para el sector, con valores del petróleo en alza, la petrolera estatal dejará de ser un caso testigo y un techo para los aumentos. Según dejó trascender la compañía, modificará el esquema de comercialización con una mirada más de negocio y menos de regulador. Por un lado, ya no anunciará los próximos cambios en los precios de sus combustibles. Por otro, esos precios serán diferentes según el barrio, el momento de la venta, la disponibilidad de combustible y la oferta y la demanda. La promesa, como en otras áreas en las que el Gobierno decidió eliminar los controles, es que esto hará que disminuyan los precios como consecuencia de una mayor competencia, pero los estacioneros alertan sobre maniobras especulativas que alentará la medida.
“Habría que preguntarle al que se le ocurrió esto, porque según el horario que puedas o no cargar es un disparate. El combustible es un producto que tiene un precio de mercado y todos en mayor o menor medida somos consumidores de combustible”, afirmó Díaz. En lo cotidiano, el directivo anticipó un corrimiento de la demanda hacia los destinos más baratos, algo que ya viene ocurriendo en diferentes ciudades. “Vamos hacia una estrategia nueva. Nada que ver con lo que se ve ahora”, aseguraron en YPF.