En pocas horas, y luego de aparecido el artículo sobre la premiación de Agustín Laje Arrigoni en Las 12(https://www.pagina12.com.ar/ 7688-el-discurso-del-odio), sus seguidores –que tienen poco y nada que envidiarle a los de una secta– reaccionaron con tanta rapidez como virulencia contra una de las integrantes más reconocidas del colectivo Ni Una Menos-Córdoba, Laura Leonelli Morey, quien dio a conocer el petitorio que se envió a la Bolsa de Comercio para que revise su elección.

Así, desde el muro de Facebook de Laje –muchos de ellos con nombres ficticios– repitieron el insulto “feminazi” que utiliza su líder (un término que se acuñó en España), y fueron escalando en descalificaciones e improperios como “femimachos abortistas heterofóbicas” o “femiyihadistas”; hasta el ramplón “zurdos/as cagones”. Todo esto matizado por la arenga de una pertinaz seguidora que, en media docena de posteos y a modo de estribillo, pegó una captura del muro de Leonelli Morey y llamó a “regalarle un comentario” a quien, según ella, “es la promotora de esta berretada” tal como nombró la petición.

En esos mensajes en racimo, Laje Arrigoni fue ensalzado como alguien que “es reconocido en el mundo entero” por sus “argumentos irrefutables, científicos” y “encima nunca le faltó el respeto a nadie” (sic). Se desprendió así que para sus seguidores (des)calificar a una persona o a una agrupación como “nazi”, tal como escribió y repite el galardonado, no constituye un insulto o un agravio.

En cuanto a Laje, autor del libelo que ataca a las mujeres que están luchando contra los femicidios, optó por la estrategia de “agradecer” al diario la “reproducción” de parte de “un artículo mío sin refutarlo en absoluto”. Una aseveración que no es real, ya que su brulote es justamente el motivo central en cuestión. Pero sus adeptos asimilan la falacia, la apoyan y luego la repiten hasta el hartazgo. El “joven sobresaliente” erige así su propia “fama” de “irrefutable” e infalible; y se victimiza repitiendo el latinismo “ad hominem” (cuando se ataca a la persona y no a sus ideas por falta de argumentos). Y su claque lo imita y reproduce “ad nauseam”, paladeando el uso aunque más no sea de una frase, del idioma de Virgilio.

La banalización del nazismo

“No se puede ni empezar a discutir con alguien que trivializa el nazismo –opinó el periodista y escritor Alexis Oliva, autor de Todo lo que el poder odia, una biografía de Viviana Avendaño–. Calificar a una persona o a un colectivo de personas como nazi, implica faltarle el respeto. Y con ellos, a las víctimas del Holocausto, a millones de muertos. No estoy de acuerdo en que el término nazi se use desde ningún sector. Y llamar “feminazi” a una agrupación de mujeres que está luchando por la vida, para que no las maten, es un agravio”.

En diálogo con Las 12, Oliva afirmó que “más allá de que el discurso de estas personas sea minoritario, ya que creo que la sociedad argentina está asumiendo como un derecho y un camino lo que está haciendo Ni Una Menos; lo que ellos expresan no es para minimizar. Pienso que mientras haya más adeptos a ese líder retrógrado, habrá que redoblar el trabajo a nivel conciencia en las escuelas y en los barrios y en las instituciones. Muchos de estos personajes son docentes. Así lo admiten en las redes sociales. Están militando y tratando de instalar un contramovimiento a Ni Una Menos; además de apoyar lo hecho por el Terrorismo de Estado durante la última dictadura”.

Sobre ese último tópico, Laje ostenta en su currículum publicado un curso de “Terrorismo y Contraterrorismo en la National Defense University, en Washington, Estados Unidos; al que asistió becado por la CIA; al igual que su compañero y coautor del Libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural, Nicolás Márquez, un personaje oscuro sobre el que ya Horacio Verbitsky escribió en 2009 (www.pagina12.com.ar/ diario/elpais/subnotas/132503- 42713-2009-09-27.html).

“Habría que preguntarse quién lo financia –arrancó Juan Cruz Varela, periodista y autor del libro La ley de la revolución, biografía política de Gustavo Roca–. Laje presenta ese libro en colegios católicos secundarios, y allí se enuncian supuestas verdades, por no decir otra cosa, que van en contra de principios legales y morales. Laje es en todo caso la expresión más violenta, más brutal de la Córdoba conservadora y monacal. Pero no en términos puros, en lo que expresaba Sarmiento, sino lo más violento de la derecha. En él está presente de forma constante el aval al Terrorismo de Estado, además de lo de las “feminazis”, como las califica. Para él, como para quienes lo sostienen y siguen, cualquier término de igualdad de derechos es una amenaza. En su caso llama la atención su juventud (27 años), pero no está solo. Hay hombres doctos, grandes, como los de la Academia del Plata (www.revistamatices.com.ar/academia-del-plata-los- cruzados-de-cordoba/), que condenan la Reforma Universitaria de 1918 y defienden a Astiz o a Menéndez, y a los cuales “expresa”.

–¿Creés que el contexto político actual, con un presidente que sostuvo que a las mujeres les gusta que les elogien el trasero, entre otras cosas, habilitó a premiarlo?

–Puede ser. En un contexto donde desde la Presidencia, y desde la democracia que no se cuestiona, Macri dice eso, legitima. Un presidente que se permite dudar de la cifra de desaparecidos... La diferencia entonces entre uno y otro, son los modos. Creo que se puede establecer un paralelismo entre dos derechas. Hace quince años, por ejemplo, Aldo Rico sostenía la más brutal. A la otra, la más elegante, (Ricardo) López Murphy. Creo que Laje fortalece el núcleo duro.

Para Pate Palero, de la red PAR (Periodistas Argentinas en Red por una comunicación no sexista), el ataque hacia Ni Una Menos y a sus miembros tiene una “respuesta política neoliberal que lee todo desde una parcialidad, desde el individualismo, no como fruto del patriarcado”.

Palero observa que “esta violencia responde a la negación, a la resistencia a que el feminismo cambie la sociedad en todos los ámbitos. Reaccionan saliendo desde la institucionalidad, la formalidad democrática, pero tienen un contenido sumamente violento. Tergiversan la información todo el tiempo. Dicen que se dan las cifras de las mujeres asesinadas pero no de los hombres asesinados, cuando eso no es cierto. Todas las cifras se conocen. Lo distintivo es que el discurso de Laje tiene ahora donde anidar: estamos viviendo en un país en el que hasta se relativizan los tratados, pactos y doctrinas internacionales. Milagro Sala sigue presa ilegalmente a pesar del pedido de liberación por parte de la ONU. Ese mensaje que envía el Estado se reproduce y llega en todas sus vertientes. Deslegitima lo legal.

La escritora y periodista Ana Mariani, autora de La Perla, historias y testimonios de un campo de concentración, en coautoría con Alejo Gómez Jacobo; desaprobó los ataques por las redes sociales: “Soy prudente con quienes no coinciden conmigo y puedo sentarme a conversar con quienes piensan diferente. Pero para eso debe existir un común respeto por la verdad. Nunca me sentaría a conversar con quienes por estos días han atacado de manera agraviante al colectivo Ni Una Menos. Y eso va más allá de la defensa que quieran hacer de uno de los jóvenes sobresalientes elegidos por la Bolsa de Comercio de Córdoba”. 

Según Mariani, quien ha cubierto los juicios por delitos de lesa humanidad en Córdoba, “con ese acoso han reactualizado actitudes que nos retrotraen a épocas a las que no quisiéramos volver. Quiero creer que somos muchos más los que no queremos repetir la violencia y el odio que nos llevó a vivir la tragedia más grande de nuestra historia. Y si de algo estoy segura, es de que si se ataca a una sola mujer de ese colectivo que trabaja en defensa de la vida y la libertad; nos están atacando a todas las mujeres. Que no quepan dudas”.