Una nueva embestida oficial contra la cultura tiene lugar por estos días, esta vez en la ciudad de La Plata. La semana pasada, la gobernadora María Eugenia Vidal vetó una ley aprobada por la legislatura provincial que prorrogaba por tres años la expropiación de un edificio donde funciona, desde hace catorce años, el Centro Social y Cultural Olga Vázquez, uno de los más importantes de la zona. El proyecto había sido sancionado en la Cámara de Senadores el pasado 29 de noviembre y extendía la declaración de “utilidad pública” al inmueble de la calle 60 entre 10 y 11, aprobada por primera vez en 2007 y prorrogada en 2012. El veto de Vidal, que alegó fundamentalmente cuestiones económicas, pone en riesgo el trabajo de 150 trabajadores y trabajadores de la economía popular, ya que además de las actividades culturales, en “el Olga” funcionan cinco cooperativas de trabajo.
El centro cultural inició sus actividades en el año 2003, luego de que la escuela privada que funcionaba en el edificio se declarara en quiebra y dejara el lugar. Empezó como un espacio recuperado por movimientos sociales y políticos, que en 2006 se constituyeron como asociación civil y comenzaron a gestar el proyecto de expropiación que luego se convertiría en ley. Hoy conviven dos espacios políticos (el Frente Popular Darío Santillán corriente nacional y Patria Grande), un colectivo feminista, dos bibliotecas populares, una radio FM y cinco cooperativas: una textil, una de herrería, una cervecera, una de cocina y una imprenta, además de las actividades culturales que incluyen talleres y presentaciones de artistas en el auditorio del lugar.
En los considerandos del decreto firmado por Vidal figura que “el Presupuesto General no prevé partida específica para atender la erogación que origine el dictado de la norma”. También que el “Ministerio de Economía ha solicitado el rechazo de la presente iniciativa señalando que no surgen elementos de juicio que permitan estimar el gasto de la presente expropiación”. Frente a esto, los trabajadores responden, por un lado, que la prórroga es por tres años, por lo cual el primero de los argumentos podría resolverse con una asignación presupuestaria en los próximos dos y, por otro, que concretar la expropiación implica saldar las deudas que dejaron los antiguos dueños con los principales acreedores que son el Banco Provincia y Arba, entidades del propio estado provincial, por lo cual no habría necesidad de una erogación extraordinaria que comprometa los fondos de la provincia.
“Sabíamos por compañeros de Capital que lo que estaban viviendo con el Pro las expresiones genuinas de la cultura era terrible, así que preveíamos que algo así podía pasar. Lo que nos extraña es que tanto el intendente Julio Garro como el presidente del bloque de Senadores de Cambiemos, Roberto Costa, avalaron la iniciativa y se comprometieron a avanzar en la expropiación definitiva del Olga”, explica a PáginaI12 Sofía Urosevich, integrante de la asamblea, que cuenta que desde el veto de Vidal nadie de la gestión volvió a responderles un llamo o darles una explicación. “No sabemos si la gobernadora vetó un paquete de leyes, si tiene una animosidad particular porque somos un espacio cultural, social y político, o si está jugando su parte la especulación inmobiliaria, ya que el edificio donde funcionamos vale una fortuna porque es pulmón de manzana en el centro de la ciudad”, dispara.
Más allá de esperar una respuesta, los trabajadores volverán a la carga con el proyecto en la Legislatura, ya que pese a haber sido vetada la iniciativa continúa con estado parlamentario. “Si el proyecto no vuelve a aprobarse, volveríamos a la situación previa a 2007, cuando el inmueble estuvo a punto de ser rematado para saldar las deudas que dejaron los antiguos dueños. El remate implicaría el desalojo del lugar y la posibilidad de perder todo lo construido en estos años”, explicaron los trabajadores en un comunicado, algo desesperanzados por el hecho de que, desde su asunción, Vidal vetó cada ley de expropiación que le tocó promulgar.
“Nosotros decimos todo el tiempo que bancar al Olga es bancar otro mundo posible, porque nuestra construcción es a través de las cooperativas, de las asambleas como forma de organización, del feminismo como marco de nuestras actividades personales y políticas. Ese es el valor fundamental del espacio, eso es lo que está en juego”, cierra Urosevich.