El empleo que más crece es el precario. Un informe publicado ayer por el Indec confirmó que la incipiente reactivación económica registrada durante los primeros nueve meses de 2017 fue acompañada por un deterioro en las condiciones laborales. Entre enero y septiembre se registró un alza del 1,9 por ciento en los puestos de trabajo frente al mismo período del año anterior. La recuperación no fue impulsada por una dinámica virtuosa de creación de puestos asalariados registrados, que apenas aumentaron 0,9 por ciento, sino por una expansión de empleos informales y posiciones para cuentapropistas, donde se registraron aumentos del 2,2 y 4,1 por ciento, respectivamente.
De acuerdo al informe de la Cuenta de Generación de Ingreso y Mano de Obra del Indec, en el tercer trimestre del año pasado existían 20,5 millones de puestos de trabajo. La cantidad de puestos no coincide con la cantidad de personas ocupadas en tanto una persona que se declara como ocupada puede desempeñarse en más de un puesto de trabajo, es decir, realizar actividades secundarias. Sobre ese total, los puestos de trabajo asalariados alcanzaron los 15,5 millones y los puestos de trabajo no asalariados totalizaron 4,9 millones. El total de trabajos asalariados no registrados marcó así un incremento de 192 mil puestos adicionales en un año: el 2,2 por ciento.
Como sostienen desde el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo de la Universidad de San Martín, “la reactivación económica verificada en los últimos meses luego de la fase recesiva de 2016 no tiene un correlato sustantivo en la creación de empleo registrado por tiempo indeterminado en el sector privado. En cambio, crecen las contrataciones que implican mayor inestabilidad y derechos más acotados como los monotributistas y el personal eventual”. Los datos desagregados del informe no permiten realizar comparaciones ya que durante 2016 ofrecía otra presentación.
Estimaciones de la Fundación Germán Abdala revelan que el crecimiento se concentró en aquellos sectores con salarios entre 10 y 25 por ciento debajo de la media de la economía. Por su parte, la mayor destrucción de empleo se concentra en los asalariados que se encuentran entre 10 y 25 por ciento por encima del promedio, como la industria, la minería o las actividades inmobiliarias.