El “Orloj” de la torre de Praga es una de las maravillas de la ingeniería del renacimiento temprano y uno de los relojes públicos más antiguos del mundo todavía en servicio. Hasta agosto, este patrimonio literalmente único va a estar desactivado porque necesita una restauración profunda a manos de Petr Skala, el maestro relojero de la municipalidad local. Curiosamente, Skala piensa revertir modernizaciones como el agregado de piezas de metal en el mecanismo: el Reloj Astronómico de Praga va a volver a tener engranajes de madera, como los originales de 1410.
Skala es escultor y relojero, y desde 2009 se encarga de la famosa pieza de su ciudad. El reloj tiene dos diales y un grupo escultórico que representa las virtudes cardinales y los pecados capitales, un memento mori que en el siglo 15 se asociaba fuertemente a eso de medir el tiempo. El reloj es de una complejidad mareante, porque al mismo tiempo marca la hora en el viejo sistema bohemio -el día arranca a las 6 de la tarde-, en el horario europeo actual, en el sistema babilonio -el día arranca al amanecer- y en el sistema lunar/estelar, donde la hora la marca el movimiento aparente de las estrellas. También marca el día, la semana y el mes del año. El segundo dial es simplemente un astrolabio, marcando las posiciones relativas del sol, la luna y las principales constelaciones.
El reloj está en la torre sur del viejo municipio, en la Ciudad Vieja, y en más de seis siglos vio buena parte de la historia checa. La última vez que fue dañado seriamente fue en 1945, cuando soldados alemanes lo ametrallaron antes de retirarse de la ciudad. Recuperar el aparato tomó tres años. La restauración actual consiste en una puesta en valor del entorno escultórico, un trabajo para recuperar los colores y texturas de los diales, removiendo pinturas y tratamientos modernos, y la peculiar reversión de las intervenciones en el mecanismo. El relojero Skala explica que la interacción de maderas, metales nuevos y aceros nuevos es problemática y que el sistema puede funcionar mejor volviendo al diseño y materiales originales. “Basta crear una cantidad de repuestos importante en madera dura, para futuras reparaciones”, explica.
La ingeniería interna del Orloj es tan compleja que los registros municipales de Praga indican que entre 1490 y 1560 estuvo setenta años sin funcionar porque no se conseguía un relojero que lo entendiera. De hecho, muchos lo consideraban una de las maquinarias más complejas de la época.