Buddy Day, mitológico empresario que trajera a Buenos Aires figuras como Josephine Baker, Edith Piaf, Marlene Dietrich, a quien entrevisté en mis inicios (circa 1975), entonces dueño del Teatro Liceo, me recibió en su despacho con aquella gentileza y elegancia que lo distinguieron para siempre. Rodeado de infinidad de cuadros con fotos de otras celebridades que había producido en Buenos Aires o en Bim Bam Bum, la legendaria casa de espectáculos de Santiago de Chile, de la que también fuera propietario. Además de las fantásticas estrellas antes nombradas descubrí la imagen de una morocha deslumbrante que me llamó poderosamente la atención. “No, no es Zaima Beleño. Es Divina Valeria, la única travesti realmente cantora de excepción”, me comentó Buddy Day al señalársela.
Pocos años después, exactamente en 1973, cuando recalé en Río de Janeiro rumbo a Salvador de Bahía, el punto de encuentro obligado para todo el trolaje internacional, además de la playa seminudista Pier, era Galería Alaska. Me estremecí porque desde lejos vi llegar a Sofía Loren. Pregunté a la legendaria Cupido; una travesti lesbiana, especie de marinerito de Querelle, si estaba soñando. Claro que sí, me respondió Cupido. Ella es una cantora del show “La noche de los Leopardos”. Me acerqué atraído por tanto charme y simpatía. Divina Valeria hablaba perfecto portuñol y la acompañé hasta los camarines. En el corto trayecto hizo un chiste que después escuché en algunos de sus shows: “Yo soy Sofía hasta la cintura y debajo del ombligo hasta mis pies, Carlo Ponti”, coronado por el estallido de nuestras carcajadas.
Volveré a reencontrarla, durante su fugaz visita a Buenos Aires el próximo 20 de diciembre. Sus shows son únicos porque además de cantar, cuenta sus viajes por los lugares más recónditos del planeta durante los años dorados en los que se impregnó con el glamur de sublimes estrellas como Judy Garland, Lola Flores, Edith Piaf y Susana Rinaldi. Además de quien fuera su gran amiga: Maysa Matarazzo. Hace exactamente 52 años que Valeria canta. Fue pionera en el arte del transformismo cantado, “y la primera en llegar a Europa -relata Valeria desde Montevideo-. Actué en un espacio mítico: Le Carrosuell de París, templo del travestismo artístico mundial. Infinidad de teatros y espacios lgbt además de La Capilla de Santa Madelaine en París. Muy poco antes ya había debutado en el Teatro Rival de Brasil (1964) justo cuando comenzaba la dictadura y por eso quizás mi versión de ‘Soy lo prohibido’ siempre es como un exorcismo, un hit y casi como una plegaria.”
En su show en Buenos Aires la acompañarán Alejandro Sarkissian en piano y Tony Pinhiero en percusión, que viajan especialmente desde Montevideo para esta gala. Valeria hará canciones de Gonzaguinha: “Comenzaría todo otra vez”, “Influencia “ de Carlos Lira, “Onde anda vocé” de Vinicus de Moraes, “Emociones” de Roberto Carlos, “Los Ejecutivos” de María Elena Walsh, y dos tangos: “Mi ciudad y mi gente” de Eladia Blázquez y “Rondando tu esquina” de Charlo y Cadícamo. Ya te estamos esperando, Divina. Bienvenida, pues. ¡Desde ya nuestras seguras ovaciones!l
Martes a las 21, Boris Club de Jazz, Gorriti 5568