El actor británico Colin Firth aseguró al diario inglés The Guardian que “no volvería a trabajar” con el cineasta Woody Allen. De este modo, se suma a la lista de figuras de la industria cinematográfica que reaccionaron en apoyo Dylan Farrow, la hija adoptiva presuntamente abusada sexualmente por el director. El rechazo de Firth, quien trabajó con Allen en Magia a la luz de la luna (2014), llega dos días después de que la hija de Woody Allen y Mia Farrow brindara una entrevista televisiva en la que reiteró las denuncias por el abuso sexual sufrido en 1992, cuando era una niña de 7 años. En la misma, opinó que quienes trabajen con el director deben “reconocer su complicidad en perpetuar la cultura del silencio”. El actor se une así a colegas como Mira Sorvino, Rachel Brosnahan, Greta Gerwig, Rebecca Hall y Timothée Chalamet, quienes han manifestado que se arrepienten de haber colaborado en el pasado con Allen.

Tanto Firth como Timothée Chalamet y Rebecca Hall dijeron que donarán sus salarios por la participación en A Rainy Day in New York,   película de Allen que llegará a los cines este año, a organizaciones que ayudan a mujeres víctimas de abuso. El año pasado, Firth criticó públicamente a Harvey Weinstein, con quien trabajó en la película El discurso del Rey, y dijo que era “un hombre aterrador”, al tiempo que se pronunció a favor de las mujeres que levantaron la voz en su contra. 

En este contexto de constantes revelaciones de acoso sexual que salpican a Hollywood, la escritora Susan Braudy narró cómo el actor Michael Douglas, para quien trabajó a finales de la década de 1980, la acosó sexualmente hasta el punto de humillarla. Braudy explicó que, cuando dirigía la oficina de Nueva York de la productora de Douglas, el protagonista de Wall Street (1987) comenzó a acosarla con comentarios lascivos sobre su vida sexual y su cuerpo. Con el tiempo, el acoso empeoró hasta un día en el que vio “cómo el actor se metía las dos manos en sus pantalones desabrochados”. “Me di cuenta horrorizada de que se estaba frotando sus partes íntimas. En segundos, su voz se quebró y me pareció que había tenido un orgasmo”, relató. “No dije nada. Estaba sorprendida que no me hubiese descompuesto aunque estaba humillada. Me di cuenta que él pensaba que podía hacer lo que quisiese porque era mucho más poderoso que yo”, agregó Braudy. El actor, de 73 años, desmintió a principios de mes las  acusaciones y negó que la boicoteara profesionalmente o que la acosara. “Es una completa mentira, una falsificación, no hay nada de verdad en eso”, aseguró el intérprete, que en 2000, en plena separación de su esposa Diandra Luker, declaró padecer “satiriasis”, adicción al sexo. 

Tras los escándalos de acoso sexual, Hollywood vive inmerso en una enorme polémica que ya afectó a artistas como Kevin Spacey, Dustin Hoffman, Brett Ratner, John Lasseter, Louis C.K. o Bryan Singer.