Ante la falta de intervención del Estado municipal de Mar del Plata en la prevención de posibles derrumbes en los acantilados de las playas de esa ciudad, vecinos nucleados en la Asamblea por los Espacios Públicos realizarán hoy una jornada de concientización sobre el tema para turistas y marplatenses. “Vamos a señalizar con carteles los espacios de playa en la zona sur de la ciudad, donde la situación es tan grave como lo que ocurre en el norte”, donde el 8 de enero falleció Emma, una nena de 2 años y ocho meses, al quedar sepultada debajo de un derrumbe de arena y piedras que se produjo en las playas de Camet. Cecilia Zampini, integrante de la asamblea y presidenta de la Asociación de Fomento de Los Acantilados, explicó a PáginaI12 que colocarán carteles que dicen “peligro de derrumbe” a lo largo de nueve kilómetros, en la zona sur de Mar del Plata.
Por su parte, la concejal Marina Santoro, de Unidad Ciudadana, recordó a este diario que el 1º de marzo del año pasado presentó en el Concejo Deliberante local un proyecto de ordenanza para la señalización de una zona de playas públicas y privadas a lo largo de 20 kilómetros, desde Miramar hasta Mar Chiquita, para “alertar a turistas y vecinos sobre los desplazamientos que se producen en las zonas de acantilados que hay tanto en el sur como en el norte de Mar del Plata”. Ese proyecto “fue cajoneado por el bloque oficialista” que responde al intendente de General Pueyrredón, Carlos Arroyo.
En ese momento, la iniciativa obedeció al hecho de que en febrero de 2017 se había producido un derrumbe en el balneario de Tamarindo, en las playas del sur, y una niña de 6 años quedó debajo de la arena, aunque por suerte pudo ser rescatada con vida. Ante la nueva situación ocurrida en enero de este año en Camet, “el proyecto llegó finalmente a la Comisión de Obras Públicas, pero todavía no fue tratado” porque no comenzó la actividad de los cuerpos legislativos. La concejal Santoro precisó que la propuesta se basa “en un trabajo realizado por el Conicet que advierte que los desprendimientos son sistemáticos porque se producen por los vientos o por las lluvias y no se pueden prevenir”. Por lo demás, “se trata de una propuesta que no requiere grandes inversiones porque se trata de una señalización y no de un costoso enrejado como se hace en otros países”.
Cecilia Zampini, que forma parte de entidades vecinales que desde hace décadas vienen luchando por la apertura –y la seguridad de las playas públicas– resaltó que en los últimos tiempos “muchos emprendimientos privados en la zona sur han sido abandonados y eso significa la acumulación de bloques de mampostería colgando y piedras sueltas en la zona de Los Acantilados, lo que constituye un riesgo muy grave para las personas que suelen reunirse en esos lugares para disfrutar de las playas”.
Como dato complementario, puntualizó que “como consecuencia del abandono de esos balnearios privados, en los mismos lugares se han instalado puestos de venta de comidas que no cuentan con el permiso municipal, lo que significa un riesgo porque no se realizan allí los controles de bromatología que marcan las normas vigentes”. Resaltó que ante la ausencia del Estado y el avance del sector privado “desde la Sociedad de Fomento nos hemos encargado de construir baños públicos que tienen que funcionar con generadores de electricidad aportados por los vecinos, porque el municipio no nos autoriza el uso de la red eléctrica”.
Zampini sostuvo que tienen conocimiento de que la Dirección de Defensa Civil del municipio, produjo un “informe lapidario” sobre las situaciones de riesgo inminente por los desprendimientos en las zonas de los acantilados, tanto en el sur como en el norte de Mar del Plata. A pesar de la comprobación fehaciente del problema “por el momento no hay ninguna tarea de control ni de ordenamiento, de manera que somos nosotros, los vecinos, los que vamos a salir a señalizar las zonas de riesgo” porque “desde hace muchos años no hemos recibido respuesta del Estado municipal y mucho menos de las actuales autoridades”. Por esas razones, hoy, durante toda la tarde, los vecinos recorrerán las playas del sur de la ciudad para informar a los veraneantes sobre la situación y advertir con carteles que dicen: “Peligro, zona de derrumbes”.