River venció anoche a Central por 4-3 y se coronó campeón de la Copa Argentina, conquistando el trofeo más cotizado de este segundo semestre en el fútbol argentino. Con esta victoria se quedó también con el último cupo para representar a nuestro país en la edición 2017 de la Copa Libertadores.  

Para imponer sus planteos, ambos equipos debieron acomodarse a un terreno en muy mal estado. Costaba dominar la pelota y darle un destino cierto era una lotería. Por esta cicunstancia tomaron relevancia las jugadas de pelota parada. Así, a los 7 minutos, Central produjo su primera llegada, cuando Ruben conectó el corner enviado desde la derecha, mientras Teo Gutiérrez era abrazado por Ponzio, en un penal que Loustau no vio. River respondió con un contragolpe que quebró el partido: luego de una serie de pases rápidos, D’Alessandro la metió para el pique de Fernández, que encaró hacia Sosa, pero antes de llegar fue derribado por Musto. Penal, que Alario cambió por gol y puso el 1-0.

Los de Gallardo tomaron el control, sobre todo por el buen trabajo de sus volantes, que ganaban en la presión y cortaban los circuitos que procuraba armar Lo Celso. Pero como buen juego de imponderables, el fútbol regaló otra sorpresa. Iban 25 minutos. Luego de otro rechazo por un corner, Montoya la puso profunda, Musto fue a buscarla habilitado ante un Batalla que salió desarmado y no pudo retener la pelota. El de Central aprovechó la falla y la caída del arquero y puso el 1-1.

Tres minutos después, Central pasó a ganar. Culminando una contra rápida, Teo se fue a la banda izquierda, cuando recibió la pelota cambió el paso y metió el centro de derecha. A la espalda de Martínez Quarta, Ruben la controló con la zurda y de derecha sometió a Batalla.

No le duró la alegría al Canalla. Las grietas en su última línea hicieron que perdiera rápido la diferencia. Y sucedió por otro penal. Esta vez no tan claro, porque es cierto que Gissi lo agarró a Alario al borde del área grande, pero no pareció que esto no permitiera maniobrar al nueve millonario. Loustau consideró que fue penal. Y otra vez Alario lo cambió por gol para señalar el 2-2, en un primer tiempo electrizante, con un River que basó sus chances en las flaquezas de la defensa rosarina y un Central que sacó provecho de las inseguridades de Batalla.

En el complemento, ambos mantuvieron la intensidad, pero los pelotazos se imponían, y eso facilitaba las tareas defensivas de ambos. Insinuaba un poco más Central, porque sacaba contragolpes más profundos. Y en uno de esos movió la pelota de derecha a izquierda, Teo cruzó el zurdazo que Batalla no retuvo y ese rebote dio en Ruben y se transformó en el 3-2.

Metió mano Gallardo. Sacó al inexpresivo Pity y al cansado D’Alessandro. Pareció un pase de magia porque en los cuatro minutos siguientes consiguió el definitivo 4-3. Primero a través de Alario, que conectó de derecha tras una serie de rebotes, y luego por intermedio del ingresado Alonso.

Coudet quiso hacer reaccionar a sus once. Puso a Herrera y a Camacho. Pero no tuvo la suerte del Muñeco. Porque Ruben se hizo echar por un codazo, y con diez, Central no pudo pelear más y resignó por tercera vez consecutiva la Copa Argentina, a manos de un River que la consiguió por primera vez.