El duelo con el rival eterno, en cualquier liga del mundo, suele dejar secuelas negativas cuando el final es con derrota. Por más que se eliga desviar la atención hacia otro foco cercano, en este caso la final de un torneo que otroga la chance de jugar el certamen internacional más importante del continente, no queda inmediatamente en el olvido ya que continúan sobrevolando aquellas imágenes por varios días. El golpe que River sufrió el domingo último no fue uno más, y no podía olvidarse de lo que le tocó padecer en su propio estadio, por más que luego obtuviera otro título para su cosecha. Con toda esa carga emotiva tuvo que afrontar el equipo el encuentro de anoche en Córdoba.
Pero sin duda, entre los protagonistas que tuvieron que presenciar el festejo de los jugadores de Boca en el estadio Monumental, hubo uno que quedó marcado de manera diferente: Augusto Batalla. El joven arquero cometió un error frente a Tevez, y el equipo empezó en ese momento a perder el Superclásico.
Con este tipo de situaciones, los entrenadores suelen respaldar al jugador ratificándolo para el siguiente compromiso, en una señal clara de que continúan confiando en sus condiciones. Por lo que vio anoche ante Central, el arquero no pudo superar esa acción ante Boca, y jugó condicionado la final de la Copa Argentina. Su nerviosismo lo terminó envolviendo de interrogantes, y quedó demostrado en cada una de sus intervenciones. Lo que le había tocado vivir ante un experimentado como Tevez también lo llevó en su cabeza hacia Córdoba.
Batalla tuvo incidencia en dos de los goles de Central: en el de Musto cuando no pudo retener la pelota luego de un envío desde el sector derecho, y en el segundo de Ruben otorgando un rebote donde la pelota terminó chocando con el goleador.
La descarga que tuvo el juvenil cuando River comenzó a revertir el resultado, después del tercer gol de Alario y luego del tanto del uruguayo Alonso, casi al borde de las lágrimas, evidenciaron que lo que estaba atravesando él era distinto a lo de los demás.
¿Hizo bien Marcelo Gallardo en sostener al chico para este partido decisivo? ¿Era mejor apartarlo para que su particular momento psicológico no terminara afectando al resto del plantel? Las respuestas quedarán para todos los criterios posibles y, seguramente, con la nueva Copa en sus vitrinas, los análisis no serán tan rigurosos. River estuvo muy cerca de sufrir un nuevo traspié en apenas cuatro días, por obra de un joven que tendrá mucho tiempo más para reivindicarse.