La Asociación Civil No Me Olvides organizó la II Feria del Libro Nacional y Popular del 12 al 16 de octubre en la ciudad de Santa Fe. El ex presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, presentó su libro Patria o Dólar. Cash aprovechó la oportunidad para conversar con Vanoli sobre el pasado, presente y futuro de la Argentina.
Un buen tramo de su libro Patria o Dólar analiza la etapa kirchnerista. Qué alcance hace de esa experiencia?
–El libro no pretende caer en una mirada nostálgica. La idea central fue repasar debilidades y fortalezas para ayudarnos a volver mejores. En ese marco, el texto aporta algunos insumos para contrarrestar una feroz ofensiva mediática que intenta desvirtuar la historia. El proceso de demonización del gobierno anterior no tiene que ver con los errores que cometimos, por ejemplo creo que faltó mayor planificación económica, o las inconductas reprochables de algún funcionario aislado. El ataque al kirchnerismo tiene un objetivo muy claro: la destrucción de las conquistas que logramos a partir del 2003. Lo que molesta es haber convertido a los más humildes en mandantes de las políticas públicas.
¿Qué evaluación hace de su gestión al frente de la CNV?
–El principio que orientó nuestra gestión fue la revalorización del sector público. La CNV defendió el interés de los ciudadanos e inversores minoritarios. En esa línea, reformamos la ley de mercados de capitales que venía de la época de Onganía. La legislación anterior impedía, por ejemplo, controlar y sancionar a los agentes de bolsa. El nuevo marco legal otorgó mayores facultades a la CNV. Un dato interesante es que esa modificación fue apoyada por legisladores oficialistas y opositores (Radicalismo, Socialismo, Coalición Cívica). La única fuerza que votó en contra fue el Pro. En nuestra gestión los controles se multiplicaron redefiniendo la relación entre sector público y privado. Las actuaciones de la CNV en las asambleas de Papel Prensa, o de la YPF recuperada, son botones de muestra de esa nueva orientación. Esa historia contrasta con lo que está sucediendo en la actualidad: un estado servil a las corporaciones con funcionarios transformados en mandantes del poder económico. La corrupción más grave para una comunidad es un Estado cooptado por las corporaciones.
La designación al frente del BCRA fue otro desafío
–El contexto era muy complejo por, entre otras cuestiones, las consecuencias económicas de la devaluación de enero de 2014 y el virtual bloqueo financiero del juez Griesa. Cuando la Presidenta CFK me ofreció la presidencia del BCRA, lo primero que advertí fue su firme decisión de no ceder a los buitres internos y externos. Por ejemplo, la Presidenta tenía en claro que no había que convalidar una devaluación abrupta porque eso perjudicada a las mayorías populares sin resolver otras problemáticas (competitividad, economías regionales). En otras palabras, la suba del tipo de cambio no tenía ningún sentido técnico o económico. Esa mirada se corroboró plenamente con lo que pasó post-diciembre de 2015. Lo cierto es que nosotros terminamos 2015 con una economía creciendo al 2,5 por ciento, bajando 11 puntos la tasa de inflación y frenando la corrida cambiaria.
¿Qué reflexión le merece la coyuntura económica?
–Lo primero que uno puede decir es que la recuperación económica actual es magra, desigual y focalizada en pocos sectores (agro concentrado, extractivo, financiero). El escenario actual es muy complejo y se están acumulando desequilibrios inmensos. La política económica actual representa, parafraseando a Raúl Alfonsín, el tercer neoliberalismo histórico. Es la continuidad de las políticas de Martínez de Hoz y la década del noventa. El rumbo actual reprimariza la economía y perjudica al aparato productivo, al empleo y los salarios. El modelo de país que propone la Alianza Cambiemos atrasa varias décadas y usa como pulmotor a la toma de deuda externa. En ese marco, el macrismo pretende modificar de raíz el acervo político-cultural-económico que se fue constituyendo, con avances y retrocesos, en la Argentina desde 1945. Por eso, el gobierno nacional trabaja en la implantación de ciertos valores (descreimiento, individualismo) que le faciliten la tarea de reducir derechos sociales.
¿Qué camino imagina para la reconstrucción de la oposición política?
–Es necesario reconstruir un espacio unificado de oposición que interpele a la sociedad. Esa unidad no tiene que ser un amontonamiento sino una construcción alrededor de un programa nacional y popular. Lo importante es consensuar algunas cuestiones centrales sin dividirnos por aspectos accesorios (evaluación del pasado, personalismos). Es necesario que volvamos mejor lo antes posible para liderar una agenda de desarrollo que transforme a la Argentina. La batalla cultural que tenemos que dar es muy asimétrica porque nos enfrentamos a la mayoría de los medios y el poder económico. El camino no es fácil pero siempre después de la noche, vino el amanecer