Pocas pero buenas: esa parece ser la premisa que signará a las ficciones argentinas en 2018. O, al menos, esa es la intención. Conscientes de que el mercado televisivo amplió sus fronteras más allá de las que geográficamente delimitan al país, los productores argentinos empiezan a pensar sus nuevas ficciones con lógica global. La primera muestra de que la época de oro de las series empezó a condicionar la producción local la da el hecho de que en la temporada que acaba de comenzar se producirá una fenómeno inédito para la TV argentina: se estrenarán segundas temporadas de dos ficciones. El nuevo modelo que exige la escala global y multiplataforma, en una conversión digital que redistribuye audiencias e ingresos publicitarios, tiende definitivamente a la producción de series más cortas y con la posibilidad de pensarlas en el tiempo, a través de temporadas. Una tendencia que, además, contará este año con la producción de una biopic –género tan de moda en el mercado internacional– sobre un personalidad artística que en vida y obra fue capaz de trascender fronteras afuera.
La ficción argentina quiere dar batalla. Con escasos presupuestos y una fuga de televidentes que lo afecta en su formato más tradicional, el género más importante de la pantalla chica local buscará en 2018 adecuarse a los actuales tiempos. Muy lejos del volumen de producción de ficción de otras épocas, cuando todos los canales abiertos tenían al menos una en su programación, la industria de mundos imaginarios debió reinventarse para no morirse añorando su atractivo en tiempos analógicos. ¿Es posible que las ficciones argentinas puedan garantizar el estándar de calidad que impuso la era digital, en la que cualquier televidente puede acceder a series de cualquier lugar del mundo? La máquina de fabricar chorizos quedó obsoleta.
Temporadas de caza (televidentes)
En medio de la crisis que golpea al género en la TV abierta, encontrar ficciones que respondan a las necesidades de la pantalla chica local y al mercado global es una tarea compleja. Es por eso que cada vez que esa simbiosis se plasme con una serie los productores buscarán sacarle el mayor rédito posible. Mientras en otra época a los éxitos se los estiraban cuanto se pudiera, beneficiando la rentabilidad pero afectando negativamente a la historia, los nuevos tiempos de “maratones trasnochados” y sobreabundancia de oferta impone el modelo de historias compactas, sin “tiempos muertos”, de temporadas cortas.
No es casualidad, entonces, que este año haya dos ficciones que tendrán continuidad. Una de ellas será Un gallo para Esculapio, que irá por su segunda temporada. La ficción dirigida y escrita por Bruno Stagnaro, que se ganó el apoyo de los televidentes asumiendo riesgos estéticos y narrativos, e iluminando otras historias y paisajes, centrará su historia en el periplo que comenzará Nelson (Peter Lanzani) para vengar la muerte de Chelo (Luis Brandoni) y tomar su liderazgo en la banda de piratas del asfalto. Ya sin Brandoni en el elenco, Luis Luque asumirá el rol de contrafigura de Lanzani, en una segunda temporada que contará con ocho episodios y que comenzará a grabarse recién a mitad de año. Nuevamente, Underground se asoció con Turner Broadcasting System en Latinoamérica, que estrenará la nueva temporada para la segunda mitad del año, mientras se espera que Telefe vuelva a ser al pantalla para la TV abierta y Cablevisión Flow la tenga disponible completa en su servicio on demand.
Un gallo para Esculapio no será la única ficción que tendrá continuidad en 2018. La otra que buscará refrendar sus créditos será El marginal, que en lugar de seguir con la historia de la primera temporada tendrá una precuela. La trama, escrita por Guillermo Salmerón, sucede años antes de la historia original, contando el ascenso de los hermanos Borges (Nicolás Furtado y Claudio Rissi) en la prisión San Onofre, narrando cómo se transforman en los poderosos del penal. En ese rewind surgirá un nuevo personaje, Patricio (Esteban Lamothe), un médico acusado de un crimen que supuestamente cometió, pero por el que se autoincriminó para salvar a su amante, que sufría violencia de género de parte de su marido. De clase alta, Patricio tendrá que adaptarse a los códigos tumberos para sobrevivir en una cárcel cuyos pabellones están controlados por la sanguinaria banda del “Sapo” (Roli Serrano). Dirigida por Adrián Caetano, El marginal 2 también será una producción de Underground de 8 episodios, que tendrá el mismo circuito multipantalla que la original: primero se verá en la TV Pública (se calcula para el segundo semestre, después del Mundial de Fútbol de Rusia), para luego pasar a formar parte del catálogo de Netflix.
“El desarrollo de las ficciones en temporadas forma parte del nuevo modelo televisivo”, afirma a PáginaI12 Pablo Culell, productor de Underground junto a Sebastián Ortega. “Hoy, las compañías internacionales, tanto productores como canales y plataformas, necesitan de las series porque generan fans, suscriptores y audiencia. Hay algo que está pasando con las ficciones: ante el incremento de los costos, empiezan a rendir a partir de la segunda temporada. En la primera, por lo general, uno invierte, ve el resultado, y es recién en las siguientes temporadas donde se empiezan a generar ganancias, porque hay más espectadores, suscriptores o anunciantes. Depende las pantallas y el tipo de producción, si es una serie coproducida por tres o cuatro inversores, si tiene distribución múltiple por TV, premium, on demand, cable, streaming... La sumatoria de pantallas y productores son los que hoy permiten que la ficción continúe y esté a la altura de las preferencias del público en todo el mundo. No es una moda, sino una necesidad. Más allá de eso, en países como el nuestro la tira diaria va a seguir existiendo porque tiene un fuerte arraigo cultural y porque la relación costo-beneficio para una TV abierta que sigue viviendo de los anunciantes necesita de la multiplicidad de capítulos para financiarse”.
La conjunción de la situación económica y la dinámica de un mercado audiovisual que está reconstruyendo el perfil del televidente/ usuario/ suscriptor audiovisual parece encontrar en la producción en temporada de series una posible salida para la ficción argentina. No es descabellado pensar, entonces, que alguna otra serie argentina –en coproducción internacional– se sume también a este nuevo modelo con la realización de su segunda temporada. El jardín de bronce, por ejemplo, la ficción de HBO realizada por Pol-Ka, está basada en una saga de novelas escritas por Gustavo Malajovich y protagonizada por Fabián Danubio (Joaquín Furriel lo interpretó en la primera temporada en la cadena de TV paga).
Una muchacha y una guitarra
El esquema de consumo digital y multipantalla, que cruza las fronteras geográficas, afectará de manera directa a las series. A la necesidad de condicionar el formato, se le suma también la búsqueda de historias que puedan atrapar a ciudadanos de cualquier lugar del mundo. La biopic –series basadas en la vida de personalidades reconocidas– es uno de los géneros que más se desarrolló en el cine y la TV de todo el mundo, ya que tiene la doble virtud de abordar historias apasionantes o polémicas que, además, son familiares para buena parte del público. Esa característica vuelven a la biopic un género tentador para los productores, que se escudan detrás del hombre o la mujer a ficcionalizar para disminuir riesgos. Es sabido: una biopic puede dividir aguas entre el público, la manera de abordar al protagonista puede enojar a fanáticos y conformar a otros tantos, pero nunca resultar indiferente a las grandes audiencias.
Tal vez ese coctel fue el que le dio el impulso a Telefe para que produzca Sandro de América, una miniserie serie basada en la misteriosa vida de Roberto Sánchez. Dirigida por Adrián Caetano (que también estará detrás de las cámaras en El marginal 2), la ficción llegará a fines de marzo a la pantalla de Telefe. Marco Antonio Caponi hará el papel del Roberto Sánchez adulto en sus años dorados, Agustín Sullivan lo interpretará en sus años de juventud junto a Los de Fuego, mientras que Antonio Grimau lo encarnará en sus últimos años, cuando la enfermedad empezó a condicionar al vida del Gitano. Coproducción internacional de Telefe con The Magic Eye, la serie contará con la actuación de Muriel Santa Ana, que interpretará a Olga, la esposa de Sandro.
“Es una ficción que va a tocar una fibra muy nuestra”, reconoce al actriz a PáginaI12. “Más allá de las clases sociales y las preferencias musicales, Sandro es uno de esos artistas populares que nos roza a todos. Tuvo una vida muy rara y celosa, muy misteriosa; es un personaje muy extraño, a la vez que fue muy popular. Sandro entendió algo de lo femenino, al cantarle a las mujeres desde el amor, por eso generó tanta devoción. Sandro se entregó al mundo femenino, a la sensibilidad femenina. Fue el más querido de los cantantes populares que tuvo este país. Podía parecerle ‘grasa’ a un sector de la sociedad, pero nunca se lo denostó. La mirada de Caetano va al melodrama directo, en un tono que va entre lo kitsch, lo grasa, lo amoroso y lo melancólico”.
El poder de la ficción
En la vereda de enfrente, El Trece comenzará a grabar a fin de mes El lobbista, que tiene como protagonistas a Rodrigo De la Serna, Darío Grandinetti, Julieta Nair Calvo, Leticia Brédice y Alberto Ajaka. Dirigida por Daniel Barone (El maestro) y escrita por Patricio Vega (Los simuladores), la serie contará la historia de un oscuro y entrador lobbista (De la Serna), que posee infinitas vinculaciones al mundo de los negocios, la política y la justicia argentina. Con El lobbista, El Trece vuelve a coproducir ficción junto a Pol-Ka, TNT y Cablevisión Flow, en el mismo esquema que ya transitó con La fragilidad de los cuerpos y El maestro. Este será el primer unitario de la alianza de coproducción, que en abril verá la luz en todas las pantallas involucradas. Además, Pol-ka también realizará una segunda serie para después del mundial, aunque aún no tiene definido ni tema ni mucho menos protagonistas.
En su rol de principal coproductor de las series argentina realizadas por Underground y Pol-ka, Turner empieza a ocupar cada vez más incidencia en el desarrollo de las historias locales. Tomás Yankelevich, VP General de Entretenimiento de la compañía, expresó en el lanzamiento de las producciones de 2018 que la intención de Turner es continuar pisado fuerte en la ficción. “Turner está dando pasos firmes para convertirse en la usina más grande de contenidos en la región”, afirmó. “Siguiendo una nueva tendencia en la industria, estamos convirtiendo a nuestros canales de TV paga en canales generalistas, más parecidos a lo que viene haciendo la televisión abierta”, subrayó, señalando que la era digital no solo afecta a la TV abierta sino también a la TV paga.
Las tiras del consumo local
No solo de series vivirá la tele argentina en 2018. La ficción diaria familiar, en horario central, no va a desaparecer de la pantalla, pero apenas será un privilegio de los canales líderes. Además, en esa clase de ciclos, la pretensión es que atraiga al público argentino, dadas las particularidades de la idiosincracia local. En esa lógica, sin embargo, tanto Telefe como El Trece apuestan a dos ficciones diarias que, a priori, parecerían responder a las preferencias de públicos distintos.
Desde mañana, a las 22, El Trece estrenará Simona. La ficción protagonizada por Angela Torres camina sobre los carriles de la comedia blanca, intentando atraer a las nuevas generaciones, para quienes la TV abierta (casi) nunca es una opción de entretenimiento. La telecomedia contará a su favor con la audiencia que le dejará Las estrellas, ya que fueron programadas en tándem en los primeros capítulos. Pero, claro, también con la presencia como protagonista de Juan Darthés, el actor que estuvo en el medio de la escena mediática, acusado por Calu Rivero de haberla acosado. ¿Cómo responderá la audiencia argentina ante una ficción protagonizada por un actor denunciado por acoso, en un momento en que el tema despierta sensibilidad en todo el mundo?
En Telefe, en tanto, la ficción central estará ocupada por 100 días para enamorarse, una comedia agridulce cuya trama hará foco en historias de gente de cuarenta y pico con los problemas lógicos de la edad. Protagonizada por Carla Peterson, Juan Minujín, Nancy Dupláa y Luciano Castro, la producción de Underground tiene fecha de inicio de sus grabaciones hacia fines de febrero, por lo que se especula que no estará al aire hasta abril, cuando la interminable pero rendidora El sultán finalice.
La historia escrita por Silvina Fredjkes y Alejandro Quesada –de 80 capítulos– contará la vida de dos amigas de la infancia, de dos clases económicas, culturales y sociales diferentes, que empiezan a darse cuenta que ya no son felices en sus matrimonios. Ambas se tomarán un impasse de 100 días con sus matrimonios para decidir qué hacer con sus vidas.
“Esta comedia –cuenta Culell– indaga en los matrimonios o parejas modernas. Ellas quieren patear el tablero y sentir que tienen una nueva oportunidad para ser más felices y empezar a cumplir con aquellos sueños postergados. En esa búsqueda, vuelven a la soltería. Por un lado, los personajes de Peterson y Minujín conforman una pareja exitosa de abogados, que tienen dos hijos, pero a la que la pasión se le fue apagando. Como siguen queriéndose, deciden poner un plazo de 100 días para ver qué pasa en ese tiempo, si pueden volver a estar juntos o la vida los separa definitivamente. Por su parte, Antonia (Dupláa) tiene un matrimonio apagado con Coco, un músico frustrado que anda a la deriva, por lo que ella mantiene la casa a pura lucha. Es una mina de barrio que la rema mucho y a la que en ese contexto se le aparece su gran novio de su adolescencia, Diego (Luciano Castro), un médico ginecólogo que siempre fue un soltero empedernido. Esa presencia repercute en su vida, al punto que le hace plantearse si quiere seguir con la vida que tiene o quiere tirarse a la pileta por ese amor del pasado”.
En medio de la fuga de audiencia, la escasez de presupuesto y el voraz consumo digital, la ficción argentina sigue buscando nuevos formatos. En tiempos de tanta competencia, los productores y programadores parecen ser conscientes de que a las historias interesantes hay que encontrarles además un nuevo modelo de acceso, distribución y comercialización que les permita escapar a la tiranía cada vez más frágil de vetustas planillas de rating locales. La ficción dejó definitivamente de ser el producto de la máquina de hacer chorizos.