El primer aniversario de Donald Trump como presidente de Estados Unidos se vio ensombrecido por una derrota en el Senado al no poder aprobar un nuevo presupuesto y evitar así el “shutdown”, el cierre del gobierno federal en sus funciones no esenciales.

El presupuesto de 2017 expiró el 30 de septiembre. Desde entonces, hubo que aprobar tres prórrogas para que el gobierno federal pudiera seguir

funcionando ante la incapacidad de republicanos y demócratas de llegar a un acuerdo para aprobar el nuevo. El Senado tenía plazo hasta la medianoche del viernes para aprobar un nuevo proyecto de extensión del presupuesto, pero el Partido Republicano no consiguió los 60 votos necesarios para adoptar la medida.

Los demócratas condicionaron hace ya meses su respaldo para aprobar el presupuesto a que se dé una solución legislativa para los “dreamers” (soñadores). Son casi 700.000 jóvenes indocumentados (80 por ciento de ellos, mexicanos) que fueron llevados de niños a Estados Unidos por sus padres y que se encuentran en la cuerda floja desde que, en septiembre, Trump canceló DACA, el programa con el que Obama los protegió de la deportación y les otorgó permisos temporales de trabajo. En noviembre de este año hay elecciones legislativas de medio término y los demócratas tienen un gran voto hispano. 

Ayer, en una serie de encendidos tuits, Trump arremetió contra los demócratas en tanto “están más preocupados por los Inmigrantes Ilegales que por nuestros grandes Militares o la Seguridad en nuestra peligrosa Frontera Sur”. El magnate es el primer presidente de la historia estadounidense en sufrir un cierre del gobierno cuando su partido controla ambas cámaras en el Congreso. 

El “shutdown” implica  un cierre de amplios sectores de la administración ante la imposibilidad de funcionar por falta de financiación. La mayor parte del gobierno federal, incluida la mayoría de sus trabajadores civiles, se financia a través de un presupuesto anual que debe ser aprobado por el Congreso. Cuando el gobierno federal se queda sin fondos porque el Congreso no aprueba esas cuentas, envía a casa a los empleados no esenciales al no poder pagar sus salarios.

Los primeros efectos se sentirán a partir de mañana. Los trabajadores de la administración federal que se consideran esenciales siguen trabajando, aunque no cobran por ello. El gobierno se compromete a pagarles una vez el Congreso apruebe un nuevo presupuesto. Son los que ocupan puestos necesarios para la seguridad nacional, como los militares y los agentes de fronteras. En la administración pública se mantendrán las operaciones de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso. Los museos nacionales mantendrán sus puertas cerradas. También el zoológico de la capital, Washington DC, la Biblioteca del Congreso y los Archivos Nacionales.

El último “shutdown” se produjo en 2013 bajo la presidencia del demócrata Barack Obama. Durante 16 días, la administración federal estuvo cerrada. Aquella vez, lo propició el Tea Party, el ala más conservadora del Partido Republicano, a causa del Obamacare.