Los organismos de Derechos Humanos salieron rápidamente al cruce de las declaraciones del jefe de bancada del PRO, Nicolás Massot, quien abogó por un proceso de reconciliación entre las víctimas del terrorismo y los represores, similar al que vivió Sudáfrica ante el apartheid. Apenados porque creían que nunca más lo iban a tener que repetir, Abuelas de Plaza de Mayo, HIJOS y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas ratificaron que “tanto reconciliación como perdón son sinónimos de impunidad” y aseguraron que la búsqueda por la Memoria, la Verdad y la Justicia “sigue en pie”. Desde esas organizaciones detallaron las inconsistencias históricas y jurídicas que expuso el diputado de Cambiemos al comparar procesos tan disímiles como el argentino y el sudafricano, que se caracteriza por la ausencia de juicios contra los perpetradores de delitos de lesa humanidad.
“No se pueden cerrar procesos cuando nisiquiera se abrieron sus bocas. La parte del dónde, cómo y cuándo jamás la explicaron”, aseguró a Página/12 Graciela Lois, integrante de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Lois recordó que, a pesar de las múltiples oportunidades que tuvieron los represores de la última dictadura para hablar sobre sus crímenes, nunca dijeron nada durante los juicios ni tampoco aportaron detalles que pudieran orientar a los organismos a encontrar respuestas. “Somos pocos los que supimos dónde estuvo nuestro familiar y son muchos menos aquellos que pudieron recuperar los restos. No se puede hablar de reconciliación porque esa respuesta no nos llega”, agregó la militante de derechos humanos.
Massot afirmó en una entrevista con el diario Clarín que la mejor forma de “avanzar como sociedad” es replicando el modelo sudafricano del apartheid, es decir, recurriendo al “perdón”. “Creo que con los años 70 hay que hacer como en Sudáfrica y llamar a la reconciliación”, apuntó el jefe de bancada del macrismo, justo en momentos en que se multiplican los pedidos de prisión domiciliaria de represores, como el que formuló el genocida Miguel Etchecoltaz para poder cumplir sus múltiples condenas por delitos de lesa humanidad en su casa de Mar del Plata. La famila Massot acompañó y avaló la dictadura militar desde el diario La Nueva Provincia. Vicente Massot, ex director de ese periódico de Bahía Blanca y tío del jefe del bloque de diputados del PRO, es un abierto defensor del genocida fallecido Emilio Massera y de varios represores.
Desde HIJOS denunciaron que en definitiva los funcionarios “intentan desconocer que el pueblo lucha por Memoria, Verdad y Justicia” y destacaron que ” a diferencia del "joven" Massot, somos un pueblo que no tolera ver genocidas caminando por las calles ni a los partícipes civiles impunes”. “Si piden ‘reconciliación es porque asumen que son culpables. Como funcionario público, Massot debería exigir que su tío y otros rompan los pactos de silencio y digan dónde están los cuerpos de los desaparecidos y quiénes tienen a los nietos/as apropiados”, agregaron. La organización exigió el juicio y castigo a todos los genocidas, pero también a los partícipes civiles . “No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos”, concluyeron vía Twitter.
Alan Iud, abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, confirmó que las palabras de Massot no tienen asidero porque son inviables en términos legales. Tanto el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, como el Derecho Internacional y nuestra Corte Suprema de la Nación declararon que el indulto y la amnistía para crímenes de lesa humanidad “son inconstitucionales y violatorios del orden público internacional”. “La posibilidad de reconciliación como la plantean requerirá como mínimo el pedido de perdón de los perpetradores y su arrepentimiento pero nada de eso sucedió, y es imposible que haya un ‘perdón público” por las leyes internacionales, aseveró a este diario. Enfatizó que “nunca se puede hablar de esto como un tema del pasado” como pregona Massot porque “aún faltan encontrar a más de 300 nietos”.
Massot comparó dos procesos históricos, que además de disímiles, encarnan en sí misma una política diferenciada para el tratamiento de la justicia transicional (los mecanismos judiciales que se utilizan para afrontar situaciones de violaciones de derechos humanos o salidas democráticas). Uno, el argentino, se hizo en base al juzgamiento de los responsables del terrorismo de Estado y es único en el mundo. El sudafricano, por el contrario, partió de la base en la que muchos de los perpetradores de delitos contaran la verdad de lo sucedido para luego no recibir una sanción penal. “Compararlos tiene una intención política clara, porque en Sudáfrica hubo impunidad. Ellos hablaban pero no eran juzgados. Claramente en Argentina el sistema es otro. En Sudáfrica lo que hay en líneas generales es impunidad y en Argentina hay Justicia”, remarcó Iud, quien además denunció que el objetivo de fondo es “erosionar aún más las políticas por la Justicia, la Verdad y la Memoria”.
Los representantes de los partidos políticos también repudiaron las declaraciones de Massot. Agustín Rossi, jefe de bancada del Frente para la Victoria-PJ en la Cámara de Diputados, advirtió a este diario que cuando se enarbolan estos discursos se está queriendo poner “en pie de igualdad a los reprimidos con los represores”, aunque enfatizó que para su partido ”la única posibilidad de reconciliación es a partir de los juicios". “Reconciliarse con los que violaron, torturaron, robaron bebes, olvidarse de que en el mundo hay una cantidad de adultos apropiados ilegalmente por la dictadura que no conocen su identidad me traen a los peores momentos en la lucha por la vigencia por los derechos humanos”, indicó el diputado.
Rossi destacó que los dichos de Massot son el corolario que completan un círculo de reacciones que tienen que ver con “el retroceso de Derechos Humanos”. “Se ve en las domiciliarias a los represores, no hay que olvidarse que ellos hablaron del ‘curro de los derechos humanos' y banalizaron la cantidad de desaparecidos”, aseguró, y denunció que en definitiva atentan contra el paradigma de derechos humanos para instalar uno nuevo, “el de la derecha”.