Cada día se van multiplicando las situaciones de escarnio a los luchadores sociales. Todas las instancias del Estado se articulan para eso. Es la perversa lógica del capital: sudor y látigo.
En efecto, el sistema judicial le escamotea la asistencia médica indispensable y urgente al Lonko Mapuche Facundo Jones Huala, prisionero en una cárcel patagónica.
En Salta, al luchador proletario clasista Armando Jaime le es quitada por el PAMI la atención sanitaria que precisa por su padecimiento de un cáncer terminal.
La incursión de agentes estatales artillados en el Hospital Posadas de Morón es una infame muestra de los operativos de represión en marcha.
En tanto permanecen encarcelados militantes de las protestas de diciembre de 2017. Sombrío panorama que requiere de auto organización y solidaridad para la resistencia.