Una acordada del Tribunal Oral Federal 1 de Jujuy causó la primera sorpresa y marcó el tono de un debate con sentidos en disputa. La resolución dispuso un acceso restringido a del público a la sala por “orden de llegada”. No había lugares asegurados para nadie. Alrededor de las 8 de la mañana se conoció la segunda sorpresa: los hombres de la Policía Federal apostados en la puerta de entrada de la enorme casona advirtieron que sólo había 24 lugares disponibles. Primero entraron familiares de los acusados y luego medios de comunicación. Al cabo de los primeros ingresos, la escena mostró lo que la acordada en realidad estaba ocultando: afuera quedó esperando el público masivo de las organizaciones sociales.

La sala de audiencias es la misma que se utiliza para los juicios de lesa humanidad. Capacidad de unas 60 personas sentadas, con sillas ajustadas. “No va a hacerse lugar al pedido porque este Tribunal ya ha resuelto la acordada”, respondió el presidente del TOF, Héctor Juárez Almaraz cuando la defensa pidió más lugares para garantizar la publicidad del debate. L abogada de Milagro Sala Elizabeth Gómez Alcorta arremetió. “Esta acordada habla de un número de ingresos limitado a la ‘disponibilidad’ de la sala. No habla de asientos”, dijo y miró las pocas sillas dispuestas en una sala plagada de espacios vacíos. Y luego de observar que un tercio de la sala estuvo ocupada curiosamente con un computadoras arrumbadas sobre escritorios, pidió “sacar esos bártulos”. Los jueces sólo se comprometieron a hacer más lugar para la semana próxima, a partir de una intervención que, esta vez, en la misma línea, concedió el fiscal Domingo Batule.