Para Alejandro Szwarcman, uno de los tres jinetes de la puesta, el foco está centrado en Goyo Alvarez, porque es un músico peruano, y la puesta se llama –precisamente– “Proyecto Cuzco”. El guitarrista es para el poeta, cantor y tanguero argentino un “representante simbólico” de la matriz que comparten las músicas peruanas y andinoargentinas. Pero el noble arrojo de Szwarcman estaría mostrando solo una de las aristas del evento que ambos (más el músico Buby González) mostrarán este miércoles en el Centro Cultural Tasso. La clave de la otra arista está en el subtítulo: “De la zamacueca al tango”.
Por lo tanto, hay que recurrir al testimonio de Alvarez para tener una idea más acabada de qué va. “Queremos expresar artísticamente un camino de exploración. Por ejemplo, de qué manera el huayno, como manifestación de la música andina, se ha ido mezclando tanto con los elementos de la música española como con los ritmos que traían los primeros esclavos africanos. La zamacueca, la zamba, la cueca, la marinera, la marinera puneña, la marinera cuzqueña y otras tantas especies musicales son el resultado de esa interesante mixtura que fue adecuándose a cada región”, se explaya él, y cierra la idea de lo que se materializará en el concierto que se desarrollará en el local ubicado en Defensa al 1500, frente al Parque Lezama.
O casi, porque ahora es González (argentino y bonaerense) el que da su impresión. “Lo que intentamos es un proyecto de búsqueda y a su vez de afirmación de una identidad musical que llega hasta la actualidad, desde una raíz muy poderosa. Tenemos a un cuzqueño de pura cepa y a un tanguero de ley, a eso le sumamos uno con sangre santiagueña y ahí armamos el combo”, aporta el Buby, cuyos ancestros, en efecto, llegan hasta Santiago del Estero y cuya actividad profesional aquilata un ecléctico disco solista (Flor y semilla) más toques junto a Laura Ros, el Mono Izarrualde y Bruno Arias, entre más.
“El proyecto nació hace algún tiempo– sigue él—, pero se viene gestando desde la coincidencia, la admiración y el respeto para con Szwarcman por un lado, y desde la hermandad musical que tenemos con Goyo desde hace muchos años. La intención es compartir lo que tenemos para expresar”.
Szwarcman, en tanto, aporta más rigurosidad respecto del origen del trío. “La idea de subir a un escenario juntos la veníamos amasando desde hacía un año, cuando los tres coincidimos en un espacio cultural de Córdoba capital. Pasó que pudimos encontrarnos en un denominador común haciendo un recorrido desde el Perú hasta el Río de la Plata, en el que verificamos que la musicología oficial, orientada y financiada por la oligarquía azucarera tucumana, por lo menos desde las décadas del ‘20 y ‘30 del siglo XX, ha intentado ocultar todos los ingredientes originarios y africanos que tienen nuestros folclores”.
–¿Ejemplo?
Alejandro Szwarcman: –Bueno, el censo de 1914 en su nota preliminar declara con cínico orgullo que “no quedan rastros de razas inferiores entre la población argentina.” Por suerte, la persistencia de determinas células rítmicas y melódicas, tanto en el folclore rural como en el urbano, nos dan suficientes elementos como para sospechar que en ellas sobrevive mucho de lo que ellos llamaban peyorativamente “razas inferiores”.
Goyo Alvarez: –Y en este sentido, la zamacueca es como un punto de partida, una matriz, una unidad de síntesis de muchas de nuestras especies folclóricas gestadas a través de esa mixtura entre la América precolombina, España y África. Y el tango, porque desde la perspectiva del Río de la Plata, para mí es la expresión artística más sofisticada de la Argentina.
A.S.: –Sin pretensiones académicas, queremos proponer un viaje en el que podamos verificar que en el Perú colonial de la zamacueca y de la marinera fueron incubándose los distintos elementos de nuestra música nacional, y que con las distintas migraciones internas fueron germinando un cancionero de zambas, chacareras, cuecas, gatos y otras especies musicales.
El trío piensa resolver la arriesgada alquimia a través de un repertorio tradicional (revisitado) más obras compuestas por Szwarcman y González. Entre ellas, un tango llamado “El sainete del diablo”; un huayno de nombre “En las alas de la lanza” y “Chacarera de esperanza”.
“Los tres somos amigos y nos estimamos mutuamente. Bastó con poner en palabras la idea y enseguida nos dimos cuenta de que podíamos compartir un escenario con una propuesta artística concreta”, añade el tanguero de San Cristóbal, autor de la emblemática “Pompeya no olvida”, y poeta que le dio letra a Rubén Juárez, José Ángel Trelles, Caracol y Noelia Moncada, entre muchos otros. “Además, con Alejandro y Buby coincimos mucho en lo que tiene que ver con lo ideológico, eso sin contar la admiración que profeso por ambos y la amistad que compartimos los tres. Eso creo que también facilitó la idea del proyecto”, sostiene, en tanto, el líder del Goyo Alvarez Trío, que desde hace catorce años acompaña a Jaime Torres, nada menos.