El rey Lebón intenta retirarse entre una maraña de saludos, abrazos y besos. Se lo ve bien, contento, con el mismo semblante de otro rey (León) que se ve envuelto en el mismo marco, pero al ingresar. El clima cálido, amiguero, que se vive en la sala de ensayo de Saavedra no podía ser otro si se tiene en cuenta el porqué. Y el porqué tiene nombre, apellido y pedestal: Luis Alberto Spinetta, el que reina entre los pares. “Antes de que empiecen a tocar los saludo a todos, muchachos. Los quiero mucho. Los amo”, se despide David Lebón y los destinatarios son todos los músicos que, como él, serán parte de “El marcapiel” (Solo quiero sentir la enseñanza que da tu amor), homenaje al Flaco que se llevará a cabo hoy a las 19 en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131). Un coro de voces inconexas le retribuyen el saludo: la de Lito Epumer, guitarrista del seminal Madre en años luz, de Jade; la de Sergio Verdinelli, el poderoso y dúctil baterista de los últimos años de Luis; la de Dylan Martí, que está porque tiene que estar; la del legendario Aníbal “La Vieja” Barrios; la del Mono Fontana –otro que reina entre los pares–, la de Rubén Goldín, que pondrá su voz en “Iris”, y la de Baltasar Comotto, aquel que el Flaco integró a su banda durante la presentación de Para los árboles, a principios de siglo. ¿Qué hacen?, toman mate en un break de ensayo. Y recuerdan cosas del universo Spinetta.
Estos siete, por cuestiones de espacio, organización y logística, no serán parte de una conversa colectiva breve, medio caótica pero muy emotiva con PáginaI12, de la que sí será parte otro grupito de pesos pesados: Javier Malosetti, director general de la movida; León Gieco, cuyos cruces con el vate de Arribeños se remontan a dos canciones (“La guitarra” y “8 de octubre”) y un disco maravilloso que se nutrió de su armónica: Privé. También se paran en círculo, rodeados por baterías, guitarras, monitores, pedales, bajos y teclados, Ricardo Mollo; Rodolfo García, que cuenta con el record de haber grabado en el primer disco del flaco (Almendra) y en el último Los Amigo; Dhani Ferrón (otro Amigo); Gustavo Spinetta, cuya batería es una de las que se escucha en Artaud y Claudio Cardone, tecladista cuyos climas embellecieron discos como Un mañana y Pan.
El que arranca es Malosetti: “Vamos a hacer algo que comenzó hace poco más de un año, en octubre de 2016, cuando el Konex festejó los diez años de su inauguración oficial”, dice el bajista y compositor, acerca del lugar que el Flaco había pisado dos años antes, en 2004, en un conmovedor show para tres mil personas. “Después del homenaje del año pasado quedamos medio manija para volverlo a hacer, entre otras cosas porque habíamos querido que estén Mollo y Gieco, pero no habían podido por giras y compromisos”. La intro del bajista de Don Lucero, Peluson of milk y Silver Sorgo (entre otras obras maestras), tal vez se relacione –o no– con dar respuestas a una polémica que anduvo circulando por las redes en los últimos días: la ausencia de mujeres en el homenaje. “Aquella vez fue de la partida Fabiana Cantilo, que esta vez está trabajando en el Uruguay”, aclara. “Los que sí estarán son Leo Sujatovich, Emilio del Guercio y el gran Machi Rufino”, informa el bajista, sobre algunos de los nombres que al momento de la nota no estaban en la sala.
Entre tal desfile de nombres fuertes de la música popular argentina, la banda base del homenaje –la que no se bajará nunca del escenario– estará integrada por Epumer, Verdinelli, Malosetti y el tándem Fontana-Cardone en las teclas. “Por supuesto que irán rotando músicos, algo que dependerá de los momentos y las canciones, porque se va a tomar un repertorio desde los principios de Almendra hasta el disco de Los Amigo”, explica uno de los tecladistas (Cardone), acerca de un set que no seguirá un orden cronológico. Sí tendrá un segmento específico signado por dos piezas que recreará ese tándem, acompañado por la voz grabada de Spinetta: “Fuga capella”, pieza cuya versión original carece de instrumentos, y “Hiedra al sol”, temazo de Un mañana. “Respecto de “Fuga...” con el Mono nos imaginamos qué hubiese tocado cada uno arriba de esa canción, y vamos tocando un montón de timbres como si hubiese teclados”, prevé Cardone, que arregló las cuerdas de “Iris”, y la totalidad musical de una de las últimas composiciones de Spinetta: “Canción del lugar”.
“Aproveché para hacer un collage de sonidos muy grande, que culmina con una risa del Flaco grabada, cuyo fin es recordarlo con alegría, porque el sentido del humor que tenía era extraordinario. Es un dolor muy fuerte de por vida no tenerlo físicamente, pero recordarlo con su risa es hermoso”, señala Cardone, que de paso revela algunas de las casi treinta canciones que se van a tocar: “A estos hombres tristes”, de Almendra; “Amarilla flor”, de Jade; “Durazno Sangrando”, de Invisible; “Es la medianoche”, del Luis solista. “Habrá de todo, porque el flaco era así. Cosas muy íntimas, muy al mango, otras más rockeras, otras más jazzeras... su búsqueda fue continua y homenajearlo bien significa contemplar todo lo que hizo. No sé, creo que los últimos discos, aunque hay muchas aristas dando vueltas, dan como un lindo resumen de todo lo que hizo en su larga vida musical.”
–Por lo dicho y visto, parece que aquello de “Bandas Eternas” que se le ocurrió al Flaco para titular su último gran concierto fue como un divino presagio: los homenajes son eternos.
Javier Malosetti: –Es que la música de Luis es eterna. Nosotros lo único que hacemos es subirnos un rato a caballito de ella, y también volver al mejor homenaje que le podemos hacer, y que es el que más le gustaría: poner los discos en casa. Pero también nos damos el gusto de tocarlos en vivo, con el aval de la familia y con dos plus extra: su cumpleaños y el Día Nacional del Músico, que se decidió en honor al día de su nacimiento. Es una fecha simbólica y significativa... una fiesta increíble.
Rodolfo García: –Nosotros ya hicimos varios homenajes con diferentes criterios. Hubo uno muy grande en el Centro Cultural Kirchner con la Orquesta Sinfónica, y otros más reducidos. Esta en particular, como dijo Javier, es la segunda vez que lo hacemos, y se da en una fecha especial porque Luis nació en enero y falleció en febrero, dos meses en los que en general la gente tiene la cabeza en otro lado, y nunca se pudo hacer, por eso mismo, una movida grande para su cumpleaños. Esta vez se dio, y eso es lo más importante: homenajearlo, celebrar su cumpleaños (cumpliría 68), y también el Día del Músico que, por la fecha en que cae, es como virtual, pasa medio inadvertida. Todo eso, más esta bendición de juntarnos los amigos con el Flaco como vector convocante. Es como una especie de hermandad signada por su espíritu.
–Y por una metodología de trabajo musical que también recuerda a los ensayos previos al show de Vélez.
Dhani Ferrón: –De hecho, hubo muchos temas que aquella vez se tocaron, que iban de acuerdo a las formaciones originales, y otros que quedaron fuera de la lista. Por otra parte, concuerdo con Rodo en que está buenísimo poder tocar la música de Luis, tanto como la de todos los grandes músicos argentinos. Yo apoyo fervientemente eso... tocarlos con los artistas en vida, y aún después, porque la música debe ser ejecutada, dado que se trata de perpetuar la obra del artista. Traigo esto porque se han dicho muchas cosas de los homenajes y sí, está bueno escuchar los discos en casa, pero también tocarlos. A mí me encantaría que hubiera homenajes todo el tiempo de Atahualpa Yupanqui, de Astor Piazzolla, de Mercedes Sosa, de León, de todos los artistas que marcaron la brecha cultural de este país. Yo defiendo eso a rajatabla.
León Gieco: –En mi caso no estuve en las Bandas Eternas, pero ahí Luis me dio el Oscar (León se refiere a las palabras que tuvo Luis para con su película Mundo Alas) y la verdad es que es mucho más importante su Oscar que el de la Academia, porque lo respeto desde que yo tenía 15 años. Cuando todavía estaba en mi pueblo, él ya tenía Almendra y con esas canciones crecí. Y así fue, hasta que un día me dijo ‘gracias a Rodolfo García estoy homenajeando a dos maestros... Yupanqui y vos’. Yo le había pasado el tema “La guitarra” para que Luis hiciera el homenaje a Yupanqui. Fue ese mismo día que me dijo ‘además tengo una melodía para pasarte y que vos le pongas la letra’. La primera vez que la escuché me causó gracia porque parecía Luis Almirante Brown (risas), pero a la segunda empecé a escribir sobre la resiliencia de “8 de Octubre”. Si vos analizás la letra de ese tema, te das cuenta que todo lo que se está haciendo tiene que ver con salvar vidas futuras en las rutas argentinas. La letra la compuse con algo más positivo que la muerte en sí. Es una canción de esperanza.
La participación de León en el tributo será junto a Goldín y Mollo precisamente en “8 de Octubre”, la canción que surgió como catarsis del dolor que había provocado en Spinetta y Gieco el accidente vial que se llevó la vida de nueve estudiantes y una docente del colegio Ecos, aquel trágico día de 2006. Gieco también cantará “Todas las hojas son del viento”, clásico de Artaud. “Hacemos hincapié en ‘8 de octubre’, porque la verdad es que fue una canción de muchas voces y muchos invitados, y además tendremos la presencia de los padres de los chicos y las chicas del colegio... va a ser un momento muy importante, porque fue la principal causa de Luis en sus últimos años”, explica Malosetti. “La importancia de esa canción, y su significado nos juntó a todos, cada uno por su lado”, se pliega Ricardo Mollo. “Yo tenía una vecina que perdió a su hija en ese hecho y me vino a ver cuando ponían un escenario en la calle Serrano, para que no se olvide lo ocurrido. Bueno, yo, por solidaridad de vecino y para que esas cosas no queden en el olvido, me sumé, hasta que un día Luis me llamó, me dijo que estaban haciendo una canción sobre el tema con León, y me preguntó si quería cantar y tocar la guitarra en ella. Por supuesto que sí, le dije, y me fui al estudio. A partir de ahí surgió una seguidilla de ochos de octubres que presentamos en distintos lugares... Obras, el Luna, en fin: eso creció para que la tragedia y los chicos no queden en el olvido”, evoca el violero de Divididos.
Vuelve León, en medio del apuro general de los músicos por respetar los horarios de ensayo, y de una charla medio bizarra, que parece en un vestuario, después de un partido de fútbol. “Aquella canción sirvió para acompañar la lucha de los padres, sí. Esa especie de resiliencia que decía, porque vos podés quedarte con el dolor toda la vida o con la idea de que quizá trabajando podés llegar a salvar muchos chicos de aquí en más. Eso fue lo que hicieron los padres, usaron la resiliencia para que la muerte de sus hijos no sea en vano, porque la muerte es una cosa seca, dura, fría... es la nada misma, puro dolor. Yo me prendí en la causa por Tomás, el hijo de Osqui Amante, que tenía un grupo llamado Vento con una de las víctimas. Ahí nos encontramos con Luis y con Mollo”. Gustavo Spinetta, en tanto, aporta lo suyo mientras alguien pide “redondear” la charla: “¿Qué quiero decir?, bueno, reflexionar un poco sobre lo que pasa con las leyes viales. Creo que nada de lo que persigue Conduciendo a Conciencia se está logrando. En efecto, la lucha es válida y sigue adelante, porque estamos en veremos con todo eso, así que es más que actual mostrar esos contenidos”. “Es bueno aclarar esto, porque somos muy lentos acá en Argentina”, retoma León. “Los padres de los chicos están trabajando hace muchos años, y es muy poca la bola que se le da. Igual, está bueno que vengan los padres al homenaje a explicar todo lo que hacen, que es mucho. Yo creo que la lucha es válida, y que si no se lucha es peor, por más que no la ganes”, finaliza el santafecino en, como se ve, uno de los puntos más fuertes de este nuevo tributo al primus inter pares de la música popular argentina.