“¿La imaginación al poder? (Re) tomar la palabra” es el lema de la segunda edición de La Noche de las Ideas, un encuentro global que cada enero impulsa el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia en más de cincuenta países en simultáneo, que empezará hoy en el Viejo Hotel Ostende y continuará mañana en el mismo lugar, y el viernes y sábado en el Museo MAR de Mar del Plata. Más de veinte intelectuales, artistas, científicos, poetas, escritores franceses y argentinos, entre los que se destacan Eric Sadin, Judith Revel, Muriel Ubeda-Saillard, Thierry Grillet, Carlos Bernatek, Mariana Enriquez, Eduardo Jozami, Leopoldo Kulesz, Lucas Martin, Alejandro Dagfal, Diego Golombek, Iván Petrella y Alejandro Katz, entre otros, reflexionarán sobre las relaciones entre poder e imaginación, en el año en que se conmemoran los 50 años de la revuelta estudiantil del Mayo Francés. La propuesta –organizada por el Instituto Francés y la Embajada de Francia– incluye charlas, mesas redondas, lecturas de textos, proyecciones de películas, narraciones, espectáculos musicales y actividades para niños, en las que participarán la compañía performática francesa La Cellule, Nicola Constantino, Ana María Bovo, Esteban Feune de Colombi, Brian Chambouleyron y Keren Benoliel, escritora y editora francesa de literatura infantil y juvenil, creadora de la tortuga Lupita.
Thierry Grillet, director creativo de la Biblioteca Nacional de Francia, tenía 11 años en 1968. “Es llamativo comprobar que muchos de los que fueron las ‘cabezas’ del movimiento, eligieron, diez años después de los acontecimientos, dedicarse a la literatura. Es decir, dejar el área exclusiva de la lucha política y lo real por la ficción y el sueño”, plantea Grillet a PáginaI12. “Muy significativamente, el primer libro escrito por Olivier Rolin, una figura de la Izquierda Proletaria, fue de ciencia ficción. Otros, como Daniel Rondeau, uno de los primeros ‘asentados’ –revolucionario que decide entrar en una fábrica para movilizar a los obreros– se apropiaron también de la obra de la imaginación, como para encontrar consuelo por no haber podido ‘cambiar la vida’. La imaginación es entonces más la marca de la impotencia, que un poder. ¿Acaso este proceso del poder que sugiere el slogan ‘la imaginación al poder’ inspiró a la generación de los que tenían 10 años en el 68? Mi generación fue calificada como ‘generación ufa’ (‘Génération Bof’) por Le Nouvel Observateur. Ocurre que esta generación del desencanto abandonó manifiestamente el sueño político, la utopía. Los años ‘80, para ser algo esquemático, fueron más bien los de la diversión y el goce, antes de que el sida les pusiera freno.”
¿En qué aspectos el Mayo Francés propuso otra manera de escribir el mundo? “El movimiento del ‘68 hizo emerger grupos –inmigrantes, homosexuales– que tomaron conciencia de que eran un colectivo y podían tener peso en la historia. Así, el ‘68 dio voz a las reivindicaciones de las minorías y contribuyó para escribir otros capítulos de la historia –explica Grillet–. En un plano más prosaico, los afiches del ‘68 implementaron una estética del mensaje en la calle que rompe por su fuerza gráfica brutal con el lenguaje de la marca o el de la publicidad, otras manifestaciones de lo impreso y lo escrito en la ciudad”.
La filósofa francesa Judith Revel, que cumplía 2 años cuando empezó el Mayo Francés y es la autora de El vocabulario de Foucault, analizará las potencias políticas de la imaginación. La frase “la imaginación al poder” se basó en el ideal surrealista. Como declaraba André Breton, la imaginación era lo único que le permitía conocer lo que se podía llegar a ser. “Recurrir a la imaginación fue siempre una solución frente a los callejones sin salida de la realidad –afirma Revel–. Por eso fue descalificada por la política: se hacía valer el orden de lo que está contra los poderes de la imaginación, denunciando en conjunto el irrealismo, la fantasía culpable, la irresponsabilidad de los que se atrevían a pensar de otro modo, un mundo distinto. Sin embargo, la cuestión hoy es diferente: el tema de la imaginación se transformó él mismo, en algunos casos, en un elemento del discurso neoliberal: el pragmatismo quiere incluir la innovación, el ataque sistemático contra lo adquirido socialmente se autojustifica en nombre de la imaginación de un mundo nuevo, al que a veces da el nombre de ‘revolución’, la orden gerencial de creatividad es permanente. Se debe sacar de allí a la imaginación, arraigándola nuevamente en la vida de los hombres y mujeres para que sea, no un motor de utopía, sino un principio de constitución del común aquí y ahora.”
Si un legado podría ser pensado como “productor de preguntas”, ¿qué preguntas formula el Mayo Francés a cincuenta años de la revuelta estudiantil? “Las cuestiones planteadas son al menos tres para mí: ¿qué nuevas formas de subjetividad pueden emerger hoy y qué efectos de composición social y política pueden caracterizarlas?; ¿cuáles son las nuevas prácticas políticas susceptibles de ser integradas al repertorio de las acciones colectivas posibles?; y finalmente, ¿cuáles son hoy las condiciones de posibilidad de lo que Michel de Certeau llamaba ‘la toma de palabra’? Con estas preguntas, me viene enseguida a la mente la extraordinaria fuerza del movimiento Ni Una Menos: nueva subjetividad, nuevas prácticas, fuerza de una palabra que vale para las mujeres, por supuesto, pero también para todo lo subordinado –social, por color, por género–, en un mundo donde la violencia de los sometimientos es mayor que en cualquier otra época.”