La voz entrecortada, los ojos vidriosos, la mirada perdida. Haciendo un enorme esfuerzo para subir tres pequeños escalones y sentarse frente a los micrófonos. Así dejó Rafael Nadal el Abierto de tenis de Australia, un torneo del que el español se despidió ayer con una enorme preocupación tras abandonar lesionado su encuentro de cuartos de final ante el croata Marin Cilic. El número uno del mundo dijo basta cuando perdía por 3-6, 6-3, 6-7 (5), 6-2 y 2-0 ante Cilic. Una lesión en el sector superior del muslo derecho, del cual no hay aún diagnóstico, obligó a Nadal a abandonar el partido después de casi cuatro horas de intensa batalla en la pista Rod Laver, un escenario que se está convirtiendo en maldito para el español.
Cilic, que celebró ayer apenas su segunda victoria en siete enfrentamientos sobre Nadal, se medirá en una inesperada semifinal al británico Kyle Edmund, que derrotó antes al búlgaro Grigor Dimitrov, tercero del mundo, por 6-4, 3-6, 6-3 y 6-4. El que gane disputará su primera final en el Grand Slam australiano.
Los otros dos semifinalistas de un torneo marcado por las sorpresas se definían en la madrugada de hoy, con los cruces entre el suizo Roger Federer con al checo Tomas Berdych y el surcoreano Hyeon Chung frente al estadounidense Tennys Sandgren.
“Es duro de aceptar”, dijo frustrado Nadal tras un encuentro que parecía tener encaminado después de ganar un vibrante tie-break en el tercer set. “Especialmente después del difícil diciembre que he tenido, de no poder jugar en Abu Dabi y Brisbane, de haber trabajado mucho para estar aquí”.
Nadal afrontaba ante el sexto del ranking mundial su primera prueba de fuego en Australia, un torneo al que llegó con lo justo físicamente debido a la sobrecarga que desde fines del año pasado arrastra en el tendón de la rodilla derecha.
El español, con más corazón que tenis, logró colocarse con ventaja de dos a sets uno, pero de repente sintió un dolor en la pierna derecha y todo se derrumbó. “Empecé a sentir cansado el músculo en el tercer set, pero pude seguir jugando con normalidad. Pero en el cuarto set hubo un movimiento, creo que un drop, en el que sentí algo”.
Nadal pidió la asistencia médica en ese cuarto set, aunque pronto quedó en claro que ya no podría seguir. Intentó continuar, pero tras dos juegos en la quinta manga arrojó la toalla y se retiró. “Me ha pasado algo que me ha dejado inhabilitado. La pierna se me ha quedado bloqueada. Ojalá que no sea algo muy grave”, dijo cubriéndose el rostro con las manos. “No me podía mover. Y si no me puedo mover, no voy a ganar. No soy una persona a la que le guste retirarse, pero llegado este punto...”, continuó el español en la rueda de prensa. “Es difícil saber qué es exactamente ahora. Me voy a hacer el test”, añadió Nadal, que no obstante se mantendrá en lo más alto del ranking pase lo que pase en lo que queda de torneo.
El finalista del año pasado, de esta manera, sumó un nuevo traspié en un torneo en el que acumula muchos malos recuerdos. Ganó el título en 2009, pero en 2012 perdió ante el serbio Novak Djokovic una final que tuvo en sus manos y que duró casi seis horas. También se retiró por problemas físicos ante el británico Andy Murray en 2010 y perdió lesionado con el chileno Fernando González en 2007 y con el español David Ferrer en 2011.
En 2013, convaleciente de otra lesión, ni siquiera pudo jugar, mientras que en 2014 perdió la final ante el suizo Stan Wawrinka mermado por un bloqueo en la espalda. Un año después, en 2015, perdió en cuartos ante Tomas Berdych con evidentes limitaciones físicas.
Cilic, campeón del US Open 2014, tendrá ahora una buena oportunidad ante Edmund, un jugador que por primera vez se encuentra en semifinales de un Grand Slam. Número 49 del ranking mundial, Edmund nunca había superado los octavos de final en un grande y hasta este año apenas había ganado un encuentro en Australia. “Es una sensación increíble. Estoy muy feliz, aunque uno está tan metido que no lo disfruta”, señaló el británico tras su victoria sobre Dimitrov, el vigente campeón del Masters.