El juez federal Sergio Torres procesó con prisión preventiva al policía Dante Barisone, quien al comando de una moto de la Federal pasó por encima de un cartonero durante la represión del 18 de diciembre y luego se esmeró en frustrar su identificación, en tanto procesó pero dejó en libertad a Alfredo Luna, el policía de la Ciudad filmado mientras gaseaba y le pegaba a un jubilado que presenciaba la movilización contra la poda de jubilaciones. En la misma resolución, el juez procesó sin prisión preventiva a los manifestantes César Arakaki y Dimas Ponce por formar parte del grupo que provocó las lesiones al policía Brian Escobar, aunque los liberó porque no está probado que fueran ellos los causantes. El Partido Obrero celebró las liberaciones como “una innegable conquista popular”, calificó la resolución como un ataque a la movilización y al derecho a la protesta, y pidió el desprocesamiento de sus militantes por la “completa ausencia de pruebas”. Torres le encomendó a la policía de la Ciudad que identifique a los agresores de Escobar y del periodista Julio Bazán, de Todo Noticias. Vale recordar que permanecen impunes tanto los responsables políticos como los autores directos de las heridas con balas de goma contra 21 trabajadores de prensa durante el mismo operativo de Gendarmería y las policías Federal y porteña, en el marco de un movilización de 300 mil personas para rechazar la reforma previsional que trataba el Congreso. 

Dante Barisone, del Grupo de Operaciones Motorizadas de la Policía Federal, atropelló y quemó con el caño de escape de su moto al cartonero Alejandro Rosado, que terminó con lesiones en el pecho y la pierna. La escena, filmada por varios testigos desde distingos ángulos, fue reconstruida por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), que remitió al juez una investigación preliminar. Torres procesó a Barisone como autor de “lesiones graves, agravadas por abuso de su función como miembro integrante de las fuerzas de seguridad”. Dispuso que siga detenido porque también se probó que intentó entorpecer su propia identificación cuando le envió mensajes a otro policía, el que iba detrás suyo en la moto, para que no lo delatara en el expediente.

Alfredo Luna, también identificado gracias a filmaciones de particulares, fue el policía de la Ciudad que “deliberadamente arrojó gas pimienta en reiteradas oportunidades y luego golpeó con su tonfa por la espalda a Juan José Puchet, quien no se encontraba llevando a cabo ningún accionar ilícito”, remarcó Torres. “La actitud desarrollada por Luna de ninguna forma se encuentra comprendida dentro de las facultades preventivas ni represivas que posee la fuerza policial, tratándose en consecuencia dicho suceso de un claro abuso funcional”, agregó. Lo procesó por abuso de autoridad y lo dejó en libertad.

En el caso de los dos militantes, Torres los consideró autores de “lesiones en agresión, intimidación pública y atentado contra la autoridad, agravado por haber sido cometido a mano armada y por una reunión de más de tres personas”. Los procesó por esos delitos aunque admitió que no está probado que sean los autores de las lesiones de Escobar. El PO celebró las liberaciones aunque repudió que Arakaki y Ponce fueran “imputados y encerrados” durante 26 y 15 días respectivamente pese a “la completa ausencia de pruebas”. Calificó el fallo como “un grave ataque a la movilización popular”, advirtió que el juez Torres “saca conclusiones inspiradas en declaraciones de funcionarios del gobierno” y que “de una manera muy peligrosa lanza una condena general la movilización como tal y, en consecuencia, a las organizaciones políticas, sociales y sindicatos que participaron en ella”. También repudió que el juez “absuelve al Estado y al aparato de represión y sólo procesa a dos policías por supuestos ‘excesos’”.