En Trelew, corre serio peligro la vida de una mujer de 24 años con un embarazo de ocho semanas porque el jefe de Anestesia del Hospital Zonal de esa ciudad, del que depende el Centro Materno Infantil, se niega a dar su asistencia para la realización de un aborto no punible que es indispensable para la salud de la paciente. El caso se conoció a partir de la denuncia pública formulada por la doctora Stella Maris Manzano, especialista en tocoginecología y medicina legal, quien forma parte del plantel de profesionales del Hospital Zonal. Al margen de que se trata de un caso urgente cuya realización está resguardada por el Código Penal y todas las normas vigentes, Manzano recordó en diálogo con PáginaI12 que “los únicos que pueden objetar realizar la práctica son quienes la realizan, lo que es bastante obvio salvo para estos misóginos, dado que no pueden negarse enfermerxs, psicólogxs o anestesistxas a la hora de asistir a una mujer que tiene que hacerse un aborto o que ya se lo hizo”.
Manzano recordó que esa información la dio a conocer el año pasado, en una charla ante 200 profesionales de la salud de Trelew, un abogado del Programa de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de la Nación de manera tal que “nadie puede decir que desconoce como hay que actuar en un caso así”. Durante la charla telefónica, con audible malestar por la situación que está atravesando la joven de 24 años, la entrevistada dijo que no puede más que pensar que “el anestesista busca que torturemos a esta mujer embarazada, lo que es claramente ilegal”.
Stella Maris Manzano, con más treinta años de práctica profesional, veinte de ellos en Trelew, habla con indignación y hace un relato del caso, sin necesidad de preguntas. “La salud de la chica corre peligro y no podemos dejar de asistirla en forma legal, sin obligar a nadie a caer en las prácticas clandestinas, que todo el mundo sabe el riesgo que eso supone.” En 2014, entrevistada por PáginaI12, se había manifestado “orgullosa” de intervenir en abortos y resaltó que Chubut era la única provincia que había reglamentado la realización de las prácticas no punibles. Ahora expresó su malestar por este retroceso.
“Los profesionales de la salud no podemos vulnerar los derechos de terceras personas, porque es inconstitucional y porque pone en peligro la vida de esas personas; ¿en qué mundo vivimos, o es que las mujeres no somos seres humanos?”. Señaló que “no le pediría a ningún hombre que sea un héroe, que se arroje al mar para salvar a un niño que se ahoga, pero no pongan a la mujer en el rol de heroína obligándola a exponer su vida por una decisión que es inconcebible”.
Manzano señaló que hay “demasiada testosterona en el Hospital de Trelew”, de la que depende el centro en el que estuvo internada la joven de 24 años, a la que finalmente dieron de alta sin realizar la intervención que necesita. Luego de la negativa del jefe de anestesistas, la ginecóloga, que había atendido a la paciente, informó de manera verbal y por escrito al director del hospital. “La respuesta que me dio es que él no puede ponerle ‘la pistola en la cabeza’ al anestesista para obligarlo a intervenir, pero el anestesista sí le puede poner la pistola en la cabeza a una mujer que debe abortar”. Luego, el titular del hospital le sugirió que hablara con el directora del Area Programática y aunque a ella no le corresponde hacerlo, lo hizo, sin éxito, porque ni siquiera le contestó el llamado.
Las cosas se complicaron más porque el director asociado del Centro Materno Infantil le comunicó que “el anestesista lo llamó por teléfono y le dijo que ninguno de ellos (los anestesistas) daría más anestesia para abortos”. Luego pidió la intervención de la referente provincial de Salud Sexual y Reproductiva, sin avances “mientras una mujer seguía internada en ayunas, en espera desde las 8 de la mañana, una intervención que nunca se hizo”. Hoy, de acuerdo con la información que recibió, se realizaría una reunión entre autoridades provinciales de salud y el jefe de los anestesistas, para tratar de revertir la situación.
Manzano sostuvo que nunca supo que “los anestesistas se negaran a dar anestesia a asesinos o violadores”. Insistió en señalar su asombro al ver que profesionales de la salud “no tengan ningún problema moral en ponerse a jugar a la ruleta rusa con las mujeres, protegiendo a quienes obstaculizan su acceso a la salud” porque “la única persona con riesgo para su vida es una mujer, madre de tres hijos”.