La Unión Europea volverá a la carga para imponer restricciones a sus compras de biodiesel nacional. La noticia se conoce tiempo después de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) diera la razón a la Argentina en su disputa con los europeos por el mismo tema y que Estados Unidos confirmara la fuerte suba de aranceles para ese producto. Si Europa avanza en el freno, el escenario comercial se complicaría aún más en un momento en el que es record el déficit que surge entre las importaciones y las exportaciones. Ajeno a estos movimientos de política comercial, el Gobierno se muestra firme en su intención de continuar con la apertura e incluso con voluntad de cerrar el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la UE bajo el discurso de que "el mundo nos espera con los brazos abiertos".
El próximo miércoles, la Comisión Europea dará a conocer si abre o no una nueva investigación sobre el grado de subsidios que reciben los exportadores argentinos de biodiesel. Desde Bruselas, fuentes europeas sostuvieron que la Comisión, que supervisa la política comercial en el bloque de 28 países, estaría decidida a iniciar la investigación. Esa instancia es el paso inicial para imponer suba de aranceles externos.
Con la apertura de la investigación, la Comisión envía una señal a la industria de biodiesel europea, que vuelve a la carga para proteger su cuota de mercado. La industria europea hizo una copia de la presentación que escribió la industria norteamericana ante la Secretaria de Comercio de los Estados Unidos, que terminó en una fuerte suba de aranceles. Denuncian al Estado argentino por una serie de medidas como los créditos del Banco Nación para compras de plantas y equipamiento, subsidios de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Santiago del Estero y derechos diferenciales de exportación. Desde Carbio, la cámara que agrupa a los fabricantes de biodiesel, advierten que la investigación demoraría unos nueve meses. "Desde ya, es una pésima noticia para la industria argentina", dicen.
El biodiesel es uno de los ejes de la disputa comercial entre la Argentina y la Unión Europea. En 2012, Argentina vendió al mercado europeo aproximadamente 1.385.000 toneladas de biodiesel, el 90 por ciento del total nacional de despachos al exterior. Sin embargo, desde 2013 la relación se complicó a partir de la aplicación de aranceles antidumping por parte de la UE. La medida implicó un virtual cierre del mercado europeo para la Argentina, que entonces redirigió esas ventas a los Estados Unidos.
El caso llegó a la OMC, que en marzo de 2016 falló a favor de la Argentina. A continuación, la UE aprobó la readecuación de los aranceles y el Gobierno nacional anunció la restitución de ese mercado. Desde el año pasado, España, Holanda y Malta adquirieron biodiesel argentino por unas 560 mil toneladas. Las empresas del sector esperaban aumentar las exportaciones al bloque europeo en 2018, aunque ahora queda esa intención está en jaque con la investigación europea. El nuevo proceso administrativo no entra en contradicción con el fallo de la OMC porque no apunta al dumping empresarial (como el caso anterior) sino a medidas del Estado argentino. Según pudo averiguar este diario, hay una delegación de la Cancillería instalada en Bruselas que está trabajando en este tema.
Más allá del argumento del dumping o los subsidios, hay otras razones que explican el comportamiento del bloque en contra del biodiesel local. A partir de regulaciones en el viejo continente para impulsar a los combustibles renovables, la industria de ese sector creció en un 45 por ciento a lo largo de los últimos ocho años. Sin embargo, los problemas de competitividad hacen que la utilización de la capacidad instalada ronde el 60 por ciento. El desplazamiento de la Argentina de ese mercado mejoró las perspectivas para los industriales europeos, aunque el fallo de la OMC y el posterior retorno del biodiesel nacional volvieron a afectar a la producción europea. Como señal ante la presión de los productores, la Comisión Europea abrirá una nueva investigación contra la Argentina.
La novedad que se conoce desde Bruselas junto a las últimas noticias en materia de política comercial y negociaciones internacionales marcan que no hay medida de desregulación como señal hacia los mercados, chiste futbolero o discurso encendido en contra del populismo que sirva para que los países industrializados entreguen empleo propio para favorecer la producción argentina. Los países duchos en estos temas sensibles para el desarrollo económico ponen buena cara pero no siguen los cantos de sirenas.