La foto que une a Quinterno con Disney es icónica por lo que transmite: el reconocimiento del dibujante y animador más importante del mundo hacia su par argentino que presumiblemente también lo era dentro del ámbito hispanoamericano. La imagen –tomada en 1944, Los Angeles– es clara: Disney, los brazos en jarra, observa a su colega con evidente admiración (o jugando esa admiración para la cámara) mientras Quinterno, sonrisa de punta a punta, simplemente se deja admirar. Uno de elegante sport, más canchero; y el otro más formal, aunque con cierta estampa tanguera que lo hace distinguir. “Hay que tener en cuenta que Quinterno llega con Patoruzú a los diarios yanquis en los años 40”, informa Sapia. “Pero a diferencia de Salinas, que unos años después les vende un vaquero como Cisco Kid, Quinterno accede con un personaje de indudable carácter argentino”. Amigos por muchos años, Quinterno solía alojar a Disney cuando visitaba el país y lo mismo al revés. Un vínculo que empezó cuando el argentino estrenó el corto Upa en apuros (1942) y el estadounidense reconoció la dedicación y talento que sabía tener en sus inicios.
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