De la necesidad surgen ideas, lo que explica que en temas de diseño sustentable muchos proyectos sean de los países más pobres. Africa sorprende con buenas ideas que nacen lamentablemente de la miseria más extrema, como el reciente Ocean Sole, un proyecto sustentable desde lo ambiental y social originario de Kenia.
“La mayoría de la gente piensa en las ojotas como la ropa de playa casual. Relajadas, coloridas y hasta sexys. Pero en algunos países, como el nuestro, las ojotas son el calzado de la gente pobre. De hecho, para más de tres millones de personas son el único par de zapatos que poseen” detalla Katie Carnelley desde el área de comunicación de la organización. Y continúa: “En los mercados emergentes de clima cálido, se fabrican miles de millones de ojotas baratas para abastecer a los pobres todos los días. Estas se desgastan durante años y después de muchas reparaciones, se descartan en vertederos que finalmente se filtran en los cursos de agua de nuestra tierra y luego en nuestros océanos. El mundo es consciente del problema plástico, pero lo que se avecina es el problema del ‘flip-flop’. La masa de ojotas desechadas se amontonan y bloquean las vías fluviales en busca de agua dulce y luego se dirigen a nuestros océanos, matando todo a su paso. Como ejemplo, sólo en Kenia, una fábrica usa plástico para fabricar más de 100.000 chanclas por día que terminan en basureros urbanos y finalmente hacen su camino al mar. Se estima que hasta siete mil millones de toneladas de desechos se arrojan al mar por año”, adelanta.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) con sede en Nairobi, se estima que un promedio de 13.000 piezas de plástico y materiales sintéticos flotan en cada kilómetro cuadrado de océano y que los impactos de esta contaminación generan un costo de más de $8 mil millones al año. Ocean Sole se ocupa de reciclar más de 50 toneladas al año de ojotas descartadas para convertirlas en piezas de arte y bellos juguete,generando conciencia y dando trabajo a mucha gente.
De tortugas marinas a mantarrayas
En 1999, inspirados en los juguetes que los niños fabricaban con las ojotas que encontraban en las playas, Julie Church, fundadora de Ocean Sole, alentó a sus madres a recolectar, lavar y cortar las chanclas desechadas para hacer productos más elaborados. Hoy la mecánica tiene etapas super cuidadas. Primero se juntan, se lavan y ensambla el material plástico y luego se diseñan los más maravillosos adornos, accesorio y juguetes.
Así tienen toda una línea dedicada a animales marinos como pulpos, delfines, tortugas, pingüinos, haciendo especial hincapié en los que están en vías de extinción. Otra colección inspirada en los safaris con leones, elefantes, monos y jirafas, entre otros. Y de animales del mundo. Además de pulseras, llaveros y todo tipo de adornos. Además de instalaciones más artísticas que realizan con diseñadores invitados.
“Hoy nuestros productos y nuestra misión se internacionalizaron, vendiéndose y exhibiéndose en Roma, Londres, Nueva York, París, Amsterdam, Singapur y Australia. Pasamos de tres empleados a más de cincuenta. Desde 2005, hemos impactado positivamente al limpiar más de mil toneladas de chanclas del océano y las vías fluviales en Kenia, proporcionar ingresos constantes a más de 150 kenianos de bajos ingresos en nuestra compañía y cadena de suministro, y contribuir con más del diez por ciento de nuestros ingresos a programas de conservación marina”, remata.