“Para los inversores, las dudas sobre Argentina quedaron atrás”, aseguró el ministro de Producción, Francisco Cabrera, al participar del Foro Económico Mundial en Davos. Aunque ya no pronostican una lluvia de inversiones los funcionarios desplegaron sus dotes de seducción durante el evento para intentar atraer empresas extranjeras. “Este año hay creencia y confianza de que el país inició un camino que no tiene vuelta atrás”, aseguró Cabrera. A pesar del renovado entusiasmo que muestran los responsables de la economía local y las múltiples reuniones celebradas con directivos de multinacionales en Suiza, las inversiones que llegan al país están dominadas por apuestas financieras de corto plazo e importaciones de bienes de capital. La inversión local de las pequeñas y medianas empresas se mantiene estancada. 

A contramano de las proyecciones sobre el impacto del salto cambiario en el IPC realizadas por consultoras, cámaras empresarias, universidades y sindicatos, el titular de Producción aseguró ayer que la última escalada en la cotización del dólar no impactó sobre los precios. En sendas entrevistas radiales, Cabrera restó relevancia a la volatilidad ascendente que muestra la cotización de la moneda estadounidense. Al referirse a la escalada de 54 centavos en el precio de la divisa el funcionario consideró que los movimientos son “parte de algo que estaba calculado”, aunque reconoció que “genera volatilidad y cierto nerviosismo”.  En diálogo con radio El Mundo, el ministro apuntó que “a veces la volatilidad es buena para que no haya ganancias financieras extraordinarias”. 

 Durante su intervención en el Foro Económico Mundial, Cabrera expresó que “vinimos para seguir trabajando en el posicionamiento mundial del país, porque es el camino para generar más empleo e ir hacia nuestro objetivo de reducción de la pobreza. Este trabajo continúa impulsando el proceso de inversiones de empresas multinacionales en marcha y mejora los vínculos para ganar nuevas inversiones”. 

 Una de las investigaciones empíricas más completas sobre los determinantes de la inversión en Argentina realizado por Coremberg, Marotte, Rubini y Tisocco concluye que “el comportamiento de la inversión privada en Argentina en el lapso 1950-2000 habría sido procíclico, mayormente asociado a variaciones en la demanda agregada, como el mecanismo del acelerador”. Eso implica que la activa estrategia de seducción y las reformas económicas ofrecidas/exigidas no garantizan la llegada de inversiones, ya que esos desembolsos están inducidos por el crecimiento del consumo y las exportaciones. A contramano de la relación causal postulada por Cambiemos, la experiencia histórica evidencia que la inversión privada depende de la evolución de la demanda        –consumo y salarios– y no de la tasa de interés o el clima de negocios.