Al menos 95 personas murieron y otras 158 resultaron heridas en Kabul debido a un atentado suicida perpetrado por islamistas talibanes, informó el portavoz del Ministerio de Salud, Wahidullah Mayroh.
Es el segundo atentado grave de los talibanes en la capital afgana, una semana después del ataque durante 17 horas contra el gran hotel Intercontinental, en el que murieron al menos 20 personas.
El ataque tuvo lugar en torno de las 13 horas locales en la céntrica calle de Shar e Nau, repleta de comercios y edificios del gobierno. Además de la legación de la Unión Europea, allí se ubican varias embajadas –entre ellas las de Suecia, India e Indonesia– y el antiguo Ministerio del Interior, que todavía se sigue usando parcialmente. La calle está protegida con al menos dos puestos de seguridad en ambos extremos. Los viandantes rara vez acceden. En el extremo sur, donde tuvo lugar la explosión, está la gran plaza Sederat, siempre atestada de tránsito, y el gran hospital Jamuriat.
“Ahora el balance es de 95 muertos y 158 heridos”, declaró el portavoz del ministerio de Salud Majroh, cinco horas después del ataque. Poco antes, el director de comunicación del gobierno, Baryalai Hilali, advirtió que el saldo puede aumentar porque hay heridos “en estado crítico”.
En un comunicado, la presidencia afgana denuncia un “crimen contra la humanidad”. “Es una masacre”, reaccionó en Twitter Dejan Panic, coordinador de Emergency, que acompaña el mensaje con fotografías en las que se ven víctimas en los pasillos, en el patio y sobre el césped del hospital administrado por esta ONG italiana.
Según el ministerio del Interior, “cuatro sospechosos fueron detenidos en el marco de la investigación” sobre este atentado, el más mortífero desde la explosión de un coche bomba en mayo pasado (150 muertos, 400 heridos).
El atentado fue reivindicado por el portavoz de los talibanes Zabihul Mujahid en WhatsApp: “Un mártir hizo estallar su coche bomba cerca del Ministerio del Interior, donde había numerosas fuerzas policiales”.
“El suicida usó una ambulancia para pasar los controles. En el primer control dijo que transportaba a un paciente al hospital Jamuriat, explicó Nasrat Rahimi, portavoz adjunto del Ministerio del Interior. “La ambulancia estaba estacionada en el aparcamiento del hospital Jamuriat; intentó pasar los controles hacia el Ministerio del Interior, el Alto Consejo de la Paz, pero el suicida fue detectado por la policía y se hizo saltar por los aires”.
El gobierno sospecha de la red terrorista Haqqani, cercana a los talibanes e instalada en la frontera paquistaní, añadió.
Los hospitales están desbordados y envían a los pacientes de un establecimiento a otro. “Necesitamos sangre. Médicos y civiles heridos”, escribió en su web un médico del principal hospital de la ciudad. Gobiernos e instituciones de todo el mundo criticaron duramente el atentado. Tanto Naciones Unidas como el Comité Internacional de la Cruz Roja incidieron además en deplorar que los talibanes utilizaran precisamente una ambulancia cargada de explosivos para llevar a cabo el ataque.
La explosión se pudo sentir en toda la ciudad. Las imágenes del lugar del atentado muestran fachadas con puertas y ventanas destrozadas y carteles de tiendas hechos añicos. Sobre el asfalto repleto de cristales y cascotes se podían ver cadáveres cubiertos y sin cubrir.
Según contó por televisión el dueño de un comercio en la plaza Sedarat, parecía como si la explosión hubiera movido el suelo bajo sus pies. Él estaba sentado en la tienda cuando ocurrió. “De pronto, un fuerte estruendo hizo estallar todos los cristales, que llovieron sobre nosotros”, relató. El dueño de la tienda vecina había enviado a un niño por comida. “Cuando salimos corriendo, lo vimos lleno de sangre. Estaba muerto”.
La explosión fue de tal potencia que sacudió a la capital. Los vidrios de Chicken Street, la calle de los anticuarios, a unos cientos de metros, saltaron en mil pedazos, así como los de todos los barrios a cientos de metros a la redonda.
“Es una masacre”, señaló a través de Twitter el director de la organización humanitaria italiana Emergency, que gestiona una clínica para heridos de guerra. Poco después, Emergency, que ofrece el mejor servicio de traumatología de la ciudad, dijo que no podía atender a más pacientes.
Según explicó un portavoz del Ministerio del Interior, el terrorista suicida conducía una ambulancia cargada de explosivos. Pasó el primer puesto de control, pero en el segundo fue interceptado, por lo que activó la carga. Los talibanes reivindicaron el ataque con un mensaje en Twitter. Además, sostienen haber matado o herido a más de 264 policías y funcionarios ministeriales.
La seguridad en la capital afgana empeoró significativamente desde el fin de la misión de combate de la OTAN, en diciembre de 2014. El año pasado se perpetraron más de veinte atentados graves de los talibanes o el Estado Islámico.