La decisión de mantener a Jorge Triaca en el cargo le está trayendo costos al Gobierno en los lugares más inesperados. El Club Político Argentino (CPA) –un grupo de intelectuales con cercanía a Mauricio Macri– publicó en los últimos días un documento titulado “Calidad institucional: asignatura pendiente” en el que cuestiona la continuidad del ministro de Trabajo. En el mismo texto, criticaron el uso de causas judiciales como sindicalistas como variable en las negociaciones paritarias, el avance pragmático sobre jueces de Comodoro Py y el lugar que ocupa la Oficina Anticorrupción. Del Club Político forman parte el ministro de Cultura, Pablo Avelluto –quien se pronunció públicamente contra el documento– y el consultor político Jaime Durán Barba –quien los cuestionó en privado–.
En la comisión directiva del CPA, que le puso la firma al texto, están Vicente Palermo, Henoch Aguiar y como tesorero figura Guillermo Yanco, esposo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Otros socios son el secretario de Medios Públicos, Jorge Sigal, y el director del programa Argentina 2030, Eduardo Levy Yeyati. Cuando asumió la Presidencia, Macri los recibió en la Casa Rosada con una sonrisa que, tal vez, se le borró al ver el documento que publicaron la semana pasada.
Triaca y familia
Los intelectuales, de todas formas, no le pidieron la renuncia a Triaca, si bien muchos piensan que Macri debería solicitársela. “Es una decisión puramente presidencial. A mí personalmente me parece que es equivocada. Los costos políticos implicados en mantener a Triaca son superiores a los que implicarían desplazarlo”, consideró el presidente del CPA, Vicente Palermo.
En el documento, que surgió luego de un intenso debate vía correo electrónico entre sus miembros sobre la situación de Triaca, el Club Político Argentino no habla solo de Triaca:
- “A dos años de iniciada la gestión de Cambiemos, las debilidades de su programa de mejora de calidad institucional son injustificadas y resultan asimismo cada vez más costosas”, comienza. Y llama a “castigar las violaciones a la ética pública sobre todo cuando son cometidas por propios y aliados”. “Seguir comportándose como una facción en pugna con otras no va a fortalecer el sentido de lo público en nuestro país”, advierte.
- Sobre Triaca: “Lo sucedido recientemente en derredor de la intervención del SOMU, que pretende ser disculpado someramente como una mancha menor en una intervención definida como ‘ejemplar’ sienta un mal precedente (...) Los funcionarios están para dar el ejemplo (...) Sin duda que los delitos y abusos de la gestión anterior en dicho sindicato fueron muy graves, pero considerar que ello autoriza el nepotismo que practiquen funcionarios del Ejecutivo, manteniendo la práctica de aprovechar el privilegio de cumplir una función pública para nombrar parientes y amigos en las estructuras del Estado o donde él tenga gravitación, supone degradar el proceso de cambio institucional prometido”.
- Sobre los sindicatos: “La necesidad claramente democrática de transparentar el manejo de los fondos sindicales (...) parece manejarse exclusivamente como amenaza en función de la docilidad de los dirigentes a las necesidades de la política antiinflacionaria”.
- “La demora en encarar el prometido saneamiento de la Justicia Federal en lo penal resulta a esta altura una señal preocupante”.
- Sobre la Oficina Anticorrupción: “A dos años de mandato es impostergable que se delegue esa tarea en personas que no estén directamente identificadas con el partido gobernante y es aconsejable que este organismo sea política y administrativamente independiente del Poder Ejecutivo”.
Internas de Club
El documento surgió luego de una discusión de tres días en la lista de mails en la que están incluidos todos los socios. Allí Durán Barba les hizo sentir su disidencia con frases filosas: “Sería una pena que el club se exprese con un nivel de profundidad de señoras que toman té y mascan bizcochitos”, fue una de ellas. Luego los trató de hipócritas: “Es alarmante. Nuestro país es como Suecia. Nadie tiene una empleada en negro
Siguiendo a la Biblia, todos estamos libres de pecado, podemos lanzar una lluvia de piedras”. Por último, según reveló el sitio La Letra P, les apuntó a su corazoncito radical: “Yrigoyen no reconoció a ninguno de sus hijos. No por eso debería ser borrado de la historia”.
Cerca de Durán Barba indicaron a este diario que no participó de la discusión posterior en torno al documento. “Es uno de los trescientos socios. No tiene mucha influencia en lo que es, básicamente, un club pro radical”, dijeron. “Lo que hizo fue mandar dos o tres frases provocadoras para no perder la costumbre de molestar a los demás”, indicaron.
Luego de ese debate la comisión directiva redactó un documento que, según indicó Palermo, no tuvo objeciones. Una vez publicado, el ministro de Cultura buscó despegarse: “Triaca estuvo mal en haber maltratado a la empleada y en haberla nombrado en el sindicato, pero aun en esa situación es muy importante contar con alguien como él en el equipo de gobierno. No venimos del país de la pureza”, afirmó Avelluto ante el diario La Nación. También dijo que el documento expresa “una visión injusta”. Más allá de sus declaraciones, el Gobierno no reaccionó ante las críticas de un sector que siempre se mostró afín.
Fuego amigo
En la redacción final del texto, además de Palermo, estuvieron involucrados Ricardo Gil Lavedra, Alejandro Katz y Graciela Fernández Meijide. “Hubo un consenso muy amplio acerca de que se trataba de una conducta no admisible y que el Gobierno cometía un gran error al hacerse el distraído”, señaló uno de los redactores.
“Resolvimos no pronunciarnos sobre la continuidad de Triaca”, sostuvo Palermo, quien cuestionó la tendencia de las autoridades presidenciales de no ceder cuando tienen un funcionario en problemas: “El razonamiento es: ‘No entrego esta plaza, este alfil, porque si lo entrego, voy a perder más’. Como en un dominó. Me parece que en general la actitud es esa. Hay casos en que esa fórmula es la correcta y hay casos en que no”.
“El propósito es que perciba que Cambiemos no puede incurrir en los mismos comportamientos que pretende modificar”, destacó Gil Lavedra.
Sobre la secretaría de Lucha contra la Corrupción, Palermo sostuvo: “Quiero ser muy claro: no pedimos la renuncia de Laura Alonso. Laura es honesta, competente y hace las cosas bien. Lo que dijimos es que las reglas del juego no son las correctas: no es correcto que el Gobierno designe a la cabeza de la Oficina Anticorrupción. Tiene que ser independiente. Hay que cambiar las reglas del juego”.