El alto costo de la energía eléctrica, sumado al deficiente servicio –que provoca reiterados cortes de suministro y consecuente pérdida de producción–, está llevando a que numerosas empresas de pequeño y mediano porte estén evaluando despedir personal para reducir su escala de actividad y evitar millonarias pérdidas. Esta situación fue denunciada por Industriales Pymes Argentinos (IPA), entidad que además dio a conocer casos concretos de perjuicios que afectaron al sector manufacturero. “Una firma hilandera sufrió 32 cortes de producción entre diciembre y enero, y hoy analiza cerrar la fábrica”, fue uno de los casos citados por la entidad que preside Daniel Rosato.
La situación del sector industrial, afectado durante los dos últimos años por aumentos de la tarifa eléctrica del orden del 500 al 1000 por ciento, se agravó a partir del inicio del período estival. “Como consecuencia de las deficiencias en el servicio eléctrico en combinación con los ajustes tarifarios, muchas empresas sufrieron pérdidas millonarias por caída en la producción, lo cual podría llevarlas a reducir su personal para afrontar la situación”, señaló Rosato.
En ese contexto, el dirigente industrial denunció a las distribuidoras eléctricas por la ausencia de inversiones en las redes de baja y media tensión, que proveyeron servicio deficiente o directamente dejaron sin energía eléctrica a las Pymes. Según un informe técnico generado por el IPA, “la demanda residencial a nivel nacional cayó un 2,3 por ciento interanualmente”, y a pesar de temperaturas más bajas que en 2016, el año pasado se registraron aumentos del 63 por ciento en la cantidad de usuarios afectados por deficiencias en el servicio eléctrico, que “además son penados con un 10 por ciento de interés ante el atraso del pago por un día de la factura correspondiente”.
“En el IPA estamos recibiendo una gran cantidad de casos en los que la falta de energía eléctrica generó descalabros en las finanzas de las empresas, que perdieron producciones, no pudieron cumplir con compromisos de ventas, y que además debieron hacerle frente a los aumentos que en el término de dos años superaron el 800 por ciento”, enfatizó Rosato. El titular del IPA intimó a las empresas distribuidoras de energía eléctrica a “congelar las tarifas hasta que realicen las inversiones y éstas tengan los resultados que se correspondan con los aumentos interpuestos hasta la actualidad, para que las fábricas puedan funcionar, porque la energía más cara es la que se paga y llega de manera deficiente o directamente no llega”.
Como caso testigo, de los múltiples que se generaron, mencionó el de Nicolás Santos, que es cliente de Edesur, dueño de una Pyme electrointensiva que produce hilados sintéticos de nylon y consume 2,5 megavatios de electricidad. “Entre diciembre y lo que va de enero sufrió 32 cortes en su producción por fallas en la energía”, que le provocaron pérdidas cuantiosas debido a que su fábrica es de funcionamiento continuo.
“Tuvimos siete cortes totales y 25 caídas de tensión eléctrica. Cada vez que sucedió uno de los 32 episodios, se generaron desperdicios de la materia prima. Esas pérdidas no tienen reintegro de parte de nadie, son todos costos que salen del bolsillo de la empresa y no son a favor de nadie”, se lamentó el empresario. Santos mantiene un análisis diario de la situación porque debe decidir si mantener abierta su fábrica, a pesar de las pérdidas, o bajar las persianas. “Yo tengo que competir con un costo cada vez más alto y sin calidad de servicio. En la semana que no hubo tanto calor tuvimos cuatro caídas de tensión. Si la situación sigue, se hace inviable la operación”, advirtió.
Además del aumento en las tarifas y la distribución deficiente de la energía eléctrica, las Pymes se quejan por la falta de atención de parte de las empresas concesionarias. “Necesitamos que alguien se siente a analizar con las empresas la situación para ser previsibles. Porque el ENRE tampoco está preparado para recibir las quejas de las fábricas sino para atender a los usuarios residenciales”, destacó Santos, quien recorrió distintos puntos de reclamo.
El Director y economista del IPA Federico Vaccarezza, destacó en un informe de la entidad que “el problema en Argentina no viene en la fase de producción de energía eléctrica, sino en la distribución media y baja tensión, que es donde se necesitan inversiones urgentes para evitar los cuellos de botella en la transmisión”. Además, destacó que “de las 22 provincias interconectadas al SADI, en 13 la ciudadanía redujo su consumo de electricidad”. Justamente en esas jurisdicciones se concentra el 85 por ciento de la demanda residencial del país. Otro dato que sobresaltó fue que “en el acumulado a octubre de 2017, el segmento industrial ascendió un 1,7 por ciento en relación a 2016; sin embargo, demandaron un 3 por ciento menos de electricidad que en igual período de 2015 y un 1,3 menos que en 2013”.
Lo llamativo, según el informe del Departamento Económico del IPA, que “a pesar de una menor temperatura, la distribuidora y comercializadora de electricidad Edesur registró un aumento del 63 por ciento en la cantidad de usuarios totales afectados en el mes de diciembre de 2017 respecto de diciembre de 2016”, mientras que “el promedio de usuarios diarios sin servicio se incrementó un 68 por ciento”.