En el año 2013, cuando se enteró que su mamá corría riesgo de vida, Sabrina Villalba no dudó en donar su riñón. Cinco años después del trasplante, su madre goza de una excelente salud. Los especialistas le prometieron a la hija una vida normal, realidad que iba a derrumbarse cuando intentó ingresar al Servicio Penitenciario de Santa Fe. "Concursé para ingresar a los seis meses de la operación y fui superando las evaluaciones con altas calificaciones. Siempre dejé claro que había sido donante de riñón. Pero al llegar a la valoración de la junta médica, me rechazaron". Sabrina tiene la imperiosa necesidad de trabajar y así se lo hizo saber al ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro.