El pianista y compositor Pablo Ziegler fue distinguido con el premio al mejor álbum de jazz latino en la 60° edición de los Grammy, que tuvo lugar el domingo en el Madison Square Garden de Nueva York. En una larga y conversada noche en la que el rap y el R&B marcaron el ritmo del consumo musical de estos tiempos –el hawaiano Bruno Mars fue el gran ganador con seis estatuillas en varias categorías, despojando a los raperos Jay-Z y Kendrick Lamar, que se perfilaban como favoritos–, el tango irrumpió en la idea de jazz latino. Jazz Tango es el nombre del disco por el que el músico argentino recibió uno de los galardones más importantes de la industria discográfica internacional. “Como se dice en estos casos, para mí ya estaba bien con la nominación. Ganar fue algo inesperado, por eso la alegría es doble y la sorpresa mayúscula”, señala Ziegler a PáginaI12 desde Nueva York, después de la larga jornada que lo tuvo entre pantallas y micrófonos.
“En 2005 había ganado un Grammy latino y por supuesto fue una gran alegría. Pero esto es otra cosa, más difícil de dimensionar. Entrar en la órbita de los Grammy estadounidenses es algo excepcional y no es para nada fácil. Basta pensar los nombres que están relacionados con esto: el año pasado, el premio en la categoría Jazz Latino fue para Chucho Valdés, antes había sido para Michel Camilo,y este año entre los que competían estaban tipos como Wayne Shorter y Miguel Zenon. Por eso, cuando escuché mi nombre, subí al escenario bailando. ¡Un papelón! Pero me salió así”, se ríe Ziegler, todavía sin creer del todo que acaba de ganar una de las 84 estatuillas del gramófono en competición. “Todo fue vertiginoso: te dan 35 segundos para hablar y después te pasean ante medios informativos de todo el mundo. Cuando te querés dar cuenta, tus fotos ya dan vueltas por el planeta. Después del desfile ante los media tuve que ir al post party, un despelote para entrar. Fui porque estaba mi manager y terminamos comiendo, chupando y bailando con una orquesta de pibes que no sabés cómo sonaba”, recuerda la aventura, con tono local.
Otros latinoamericanos distinguidos fueron la colombiana Shakira, con El Dorado, como Mejor álbum de pop latino, el puertoriqueño Residente, con su disco homónimo, distinguido como Mejor álbum rock, urbano o alternativo latino y los panameños Rubén Blades, Roberto Delgado & Orquesta, con Salsa Big Band, como Mejor álbum latino tropical tradicional. Tratándose de un premio que otorga la industria, a algunos les llamó la atención que el hit planetario “Despacito”, de Luis Fonsi y Daddy Yankee, se quedara sin ninguna mención, pese a estar nominado en tres categorías.
La idea de conjugar jazz y tango está en las raíces musicales de Ziegler, quien recuerda que cuando Astor Piazzolla lo convocó para su legendario quinteto –una de las mejores formaciones en la historia del bandoneonista– fue porque venía del jazz. “Astor siempre destacaba que lo que le interesó de mí fue mi origen jazzero. El buscaba esa característica y creo que funcionó bien en su música. Después de esa experiencia, que fue definitiva para mí, impulsé la idea de combinar jazz y tango con distintas formaciones hasta llegar al trío, que funciona a la perfección”, cuenta el pianista. El guitarrista Claudio Ragazzi y el bandoneonista Héctor Del Curto completan la formación de Jazz Tango, un trabajo producido por Kabir Sehgal, que incluye clásicos de Piazzolla –“Libertango”, “Michelangelo 70”, “Fuga y Misterio”– y obras del mismo Ziegler, y que antes del Grammy había tenido un decidido apoyo de la crítica fronteras afuera de la Argentina. “Ziegler es una especie de brujo musical, un prestidigitador que te puede hacer creer en todo que estás escuchando”, dijo, por ejemplo, el New York City Jazz Record. “Jazz Tango es un rótulo que de alguna manera me pertenece e inaugurar una nueva categoría en la dinámica de la industria musical no es poco. Este Grammy posiciona de una manera indudable a la música argentina, y sobre todo al tango, en el panorama global”, agradece el compositor.
–¿Por qué cree que Jazz Tango fue premiado?
–Porque es un trabajo fuera de lo común en el jazz actual. Es algo distinto, que va más allá del jazz de siempre, pero sobre todo equilibra una mezcla con mucha música adentro. Haber llegado a la nominación, es decir a cinco tipos entre miles, ya era un triunfo para nosotros. Pero parece que varios de los cuatro mil votantes nos eligieron. Yo estaba al tanto de las otras cosas y tenía confianza. No sé si confianza para ganar, pero sí en que lo nuestro era original. Al final se dio que ganamos, pero lo más importante es que de alguna manera vinimos a romper la idea imperante de “latin jazz”, como género que hasta hoy tenía que ver fundamentalmente con Cuba, con Centroamérica y si querés un poco con Brasil. Con Jazz Tango se abre una nueva puerta para la música de Buenos Aires.
–¿Considera que hay otros músicos que puedan pasar por esa puerta?
–Sí, claro. En Buenos Aires hay chicos que vienen trabajando muy bien. Ahora me viene en mente el nombre de Diego Schissi, pero hay varios más. El tango siempre logra reinventarse y dar muestras de vitalidad. Si no es por la música, es por el baile. Acordate de cuando se abrieron nuevas posibilidades de salir al mundo a partir del tango electrónico. No era lo mío, por supuesto, pero estaba bueno, qué se yo... Era más un formato de baile, música para discoteca. Pero fue una manera de continuar, de hacer que el tango siguiera sonando por el mundo. Lo que dejó Astor Piazzolla todavía hoy es muy fuerte, tiene un contenido muy sólido. Por ese lado más clásico seguimos otros, buscando nuevas maneras de darle al tango profundidad musical. Yo trabajé y trabajo con formaciones orquestales y de cámara, además del trío de jazz. Y ahora nos llega el momento, con un premio, un reconocimiento internacional que nos pone en una situación interesante. Celebramos eso.