El papa Francisco enviará a Chile un procurador fiscal del organismo del Vaticano encargado de juzgar los casos de pedofilia, quien escuchará los testimonios contra el obispo Juan Barros, acusado de haber encubierto los abusos sexuales cometidos en ese país por el sacerdote Fernando Karadima.
El pontífice dispuso que el arzobispo de Malta, monseñor Charles J. Scicluna, viaje a Santiago para “escuchar a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen” en el caso de las acusaciones contra el obispo de Osorno, informó hoy el Vaticano.
Barros, obispo de la diócesis del sur de Chile desde 2015, es acusado por víctimas de abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima de haber sido testigo y encubridor de los ataques contra menores por los que la Justicia trasandina y vaticana condenaron al cura. Scicluna preside el Colegio para el examen de los “recursos en materia de delicta graviora”, es decir los delitos considerados graves, en la Sesión Ordinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el organismo encargado de investigar los casos de abuso sexual.
De acuerdo a la decisión del Papa, Scicluna irá a escuchar los testimonios de los acusadores luego de que el Papa reconociera en su gira a Chile y Perú que estaba dispuesto a recibir “evidencias” del supuesto encubrimiento de Barros.
La decisión del Papa se produce luego de las críticas que recibió en su visita a Chile y tras la defensa que hizo de Barros, quien lo acompañó en las tres misas que Jorge Bergoglio dio en ese país. Barros –designado obispo por Francisco– fue durante años discípulo de Karadima, quien en 2011 fue condenado por un tribunal vaticano por casos de abuso sexual infantil durante su gestión como párroco de El Bosque, en el centro de Santiago de Chile. En diálogo con periodistas durante el vuelo a Roma desde la gira por Chile y Perú, el propio Francisco reconoció la semana pasada que rechazó dos veces la renuncia de Barros y que no conoce “evidencia” de su culpabilidad.
La Congregación para la Doctrina de la Fe es el dicastero vaticano que se encarga de impulsar y llevar adelante los juicios canónicos en casos de abusos, y el organismo que en 2011 condenó a Karadima “a una vida de oración y penitencia” tras seis años de investigación.