El capo narco peruano Marco Antonio Estrada González, más conocido como “Marcos”, fue detenido en un country de Ezeiza –el mismo donde vive el intendente local, Alejandro Granados– en el marco de una mega causa en la que está acusado de seguir manejando el tráfico de drogas en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores porteño.

“Marcos” vivía bajo el régimen de libertad condicional en el barrio cerrado Parque “La Celia”, en un ramal de la autopista Riccheri, a la altura del kilómetro 25, adonde fue arrestado a las 4.30 junto su esposa, Silvina Salazar, sin oponer resistencia.

La nueva detención se produjo porque el juez federal Sergio Torres y la Procunar, el organismo fiscal dirigido por Diego Iglesias que investiga el narcotráfico, sospechan que sigue manejando el negocio de la droga en esa villa.

Los agentes de Delitos Federales y Drogas Peligrosas de la Policía Federal realizaron también más de 60 allanamientos en el asentamiento contiguo al estadio de San Lorenzo. En estos operativos se secuestraron al menos 500 kilos de marihuana, como también paco, cocaína, gran cantidad de armas de fuego y elementos usados para comercializar la droga.

El jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, explicó que “están vinculados él y su esposa al comercio de drogas en la villa 1-11-14 y de allí a todo Buenos Aires”. “Estábamos haciendo un trabajo supersilencioso que tuvo un resultado brillante”, enfatizó y destacó que hubo 23 detenidos que componen toda la cadena de tráfico.

Estrada González, de 53 años, había comprado su primera propiedad en el country en 2005 y desde allí huyó a Paraguay en julio de 2007, cuando se ordenó su captura nacional e internacional como “capo” narco. Condenado a 10 años de prisión, estaba alojado en el penal de Ezeiza, hasta que en febrero de 2014 el Tribunal Oral Federal N° 3 de Capital Federal lo excarceló y le dio libertad condicional, en una polémica medida, por considerar que era “un buen estudiante”.

En el country donde ahora fue arrestado Estrada González también vive el ex ministro de Seguridad bonaerense e intendente de Ezeiza, Alejandro Granados. El jefe comunal y dirigente peronista dijo que “vivía como un ciudadano normal”, aunque “no era ninguna gracia vivir con un personaje así. Lamentablemente terminó siendo vecino mío”.

Su primera condena, también por narcotráfico en el Bajo Flores, había sido en 2004, pero su nombre comenzó a ser conocido cuando en octubre de 2005 ocurrió en la villa la denominada “Masacre del Señor de los Milagros”, en la que durante una procesión murieron a balazos cinco personas –entre ellas un bebé–, en el marco de uno de los enfrentamientos que tuvo con su rival en la venta de drogas, Alionzo Rutillo Ramos Mariño, alias “Ruti”.