“Si hubiese sido por mí, yo habría privatizado YPF en dos partes, una con la refinería de La Plata y otra con la de Luján de Cuyo, como se hizo con Entel, y luego lograr que compitan entre ellas”. La reflexión fue ofrecida por Juan José Aranguren, actual titular de Energía y Minería, ex presidente de Shell Argentina durante una década y media y hasta pocas semanas antes de ser designado por Mauricio Macri como integrante de su gabinete. Sin que se lo preguntara -en realidad, había sido consultado por los excesivos aumentos de los combustibles–, el ministro se despachó con el desmembramiento en manos privadas de la petrolera con mayoría estatal, que es lo que hubiera hecho y con lo que, seguramente, todavía sueña.
Aranguren fue entrevistado ayer por Jorge Lanata en Radio Mitre, y en un pasaje del reportaje fue consultado sobre las sospechas de cartelización (acuerdo de precios entre competidores) en el mercado de combustibles. El ministro admitió que el tema está a estudio, aunque le quitó trascendencia (habiendo sido sospechado él mismo de cartelización de precios durante su gestión al frente de la filial de la firma angloholandesa, durante los tres gobiernos kirchneristas). “El quid de la cuestión es lograr más competencia en el mercado, y es difícil porque YPF tiene el 58 por ciento del mercado, que es lo que recibimos de herencia de los 90”, apuntó el ministro. Y allí lanzó su reflexión acerca del aporte que hubiera dado a la competencia, a su criterio, el desmembramiento y privatización de YPF. O quizás haya que decir “le daría”, suponiendo que el ministro tenga la idea latente.
“La Comisión de Defensa de la Competencia, que trabaja en el ámbito del Ministerio de la Producción, actuó por oficio para investigar el mercado de los combustibles”, informó Aranguren, aunque agregó que, a su criterio, “no hay que asustarse por la cartelización”.
Aranguren no descartó considerar el pedido de YPF de rebajar en diez puntos el impuesto a la transferencia de combustibles para compensar, en parte, los aumentos de las naftas. “Vamos a analizar las posibilidades a seguir, pero lo que no se recauda por el impuesto a los combustibles va a tener que salir de otro lado; vamos a ver el impacto en cada caso”, advirtió. De todos modos, sensible a la preocupación de sojeros y terratenientes, el ministro de Energía se confesó: “me preocupa mucho que aumente el gasoil”.